Cuando Viper era pequeña le llovían historias sobre almas gemelas, siendo la primogénita sus padres le solían contar diversos cuentos color de rosa sobre estas. Solía escucharlas con bastante alegría y cuando su hermano Mukuro nació, empezó a contarle la historia a el, aun cuando este solo era un bebe y ella solo tenia 6 años. Ella solía ser alguien un tanto alegre y muy amable, muchos decían que había heredado el carácter de su madre, pero el físico era de la familia de su padre: cabello índigo, piel pálida y los ojos del mismo color al de su padre, aunque igual de grandes que los de su madre.
Si las cosas hubieran marchado igual de perfecto que en sus últimos 9 años de vida ella hubiera sido la viva imagen espiritual de Elena, pero con los dones y físico de Daemon, porque al igual que este, ella demostró tener el don especial de las ilusiones, muchos incluso decían que de ser entrenada correctamente podría llegar a superar a su padre.
Tal vez si esta ultima información no hubiera sido de carácter publico las cosas no hubieran ido por tan mal camino, pero la felicidad dura poco y la ambición de las personas era grande. El resultado de que ella demostrara ser ilusionista fueron fatales.
Para cuando cumplió 15 años a ella ya no le importaban las personas ajenas a su sangre, ni lo sentimental, había otras cosas aun mas importantes que el amor/amistad y esas eran el dinero, su familia, sus ilusiones y ser la mejor psíquica de la historia.
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Viper observo su reflejo en el espejo, su capucha estaba en su cama, por orden de su madre tenia prohibido ocupar eso en su casa. Sus ojos seguían teniendo la forma de los de su madre, pero el color de su padre, su piel seguía igual de pálida y su cabello le llegaba poco mas abajo de sus hombros. Todo estaría en orden si no fuera porque llevaba un vestido de tirantes color lavanda.
Le dio la espalda a su reflejo mientras se sujetaba el cabello con una pinza, no se esmeraba en peinarse, lo mas seguro es que su madre le recogería el cabello mas tarde. Pero al hacer eso y voltear a ver su reflejo de espalda pudo ver claramente el nombre "Hibari Fon", lo observo durante un buen rato, antes de decidir que su cabello se veía mejor suelto, así tal vez no notarían el color de sus ojos ni se vería ese tonto nombre.
Hibari Fon era el nombre que estaba en su espalda, con el cual había nacido, lo que significaba que su alma gemela era mayor a ella, ¿por cuanto tiempo? eso no sabia, podían ser días, meses o incluso años, pero eso era algo que no le importaba.
Tener un alma gemela no significaba nada por el momento para ella, no le aportaba nada a su vida y dudaba que lo hiciera, aun recordaba como su madre le contaba lo feliz y alegre que se sentiría cuando la conociera, pero a estas alturas ella dudaba que eso pasara.
-Kufufufufufu hasta que te ves medio decente- dijo su hermano.
Viper salio de sus pensamientos y volteo a ver a la puerta de su habitación, su hermano estaba recargado en esta y la miraba con burla.
-No te pedí tu opinión- le murmuro algo enfadada - ademas tu no te ves mejor- le recrimino aunque en el fondo no pensaba eso, cualquiera se vería mejor que ella en su intento por verse femenina.
-Debería recoger al menos ese desorden- dijo señalando su cabello, ella lo miro molesta- déjame ayudarte- Viper se alejo un paso en cuanto su hermano entro a la habitación, pero al final le dejo tratar de ordenar su cabellera.
-No se si sea una buena idea, puedo acabar siendo parte del equipo frutal- murmuro con intención de molestar a Mukuro, este en represalia le jalo su cabello, pero aun así trato de hacerle un peinado decente.