Doble tanda

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Mi bello equipo está reunido en la oficina pues es hasta ahora que recibimos información oficial de la administración con los datos de venta. Me siento un poco decaída y mi grupo igual, realmente esperábamos algo más...

No se dio.

Veo la pantalla donde Esteban está recibiendo toda la información. Quería estar con nosotras para cuando sucediera y bien que lo ha recibido. Yo en cambio estoy como el trasto. Luego de consolarnos como podía, corta la llamada y una a una de las chicas va saliendo de mi oficina.

No, no tuvo malas ventas, de hecho han sido de regulares a buenas, no son excelentes, solo buenas. Y buenas no es algo que esperásemos, pero como bien dice Samuel "hay que trabajar con lo que hay", y eso es lo que hay. Le doy una patada al bote de basura y me lanzo al mueble. Estoy segura que para el próximo número lo haremos mejor, pero la sensación de "perdida" sigue presente.

Escucho el tocar de la puerta y veo a Samuel entrar dejando un vaso de café sobre la mesa. Lo veo incrédula, pero luego deja otro envase con yogurt y de ese sí que me provoca. Lo tomo y pruebo con la vista perdida. Sigo en mi mundo y en mis chicas. Están tan desanimadas como lo estoy yo, no es para menos.

—Sé lo que tengo que hacer —susurro.

—Yo también —responde mirándome—. Será mejor. Ya habrás aprendido lo que tenías que aprender.

—Debemos ser innovadores. Atraer al público —me rio—, estamos en una situación poco favorecedora.

—Sé que lo harás bien.

Yo asiento.

—Sabes qué piensa Tomás.

Lo escucho suspirar y asiente con la cabeza gacha.

—No le ha gustado; sabe que iba a ser difícil por la situación, pero realmente creyó poder sacar un repunte importante. De todas formas no puede culparlas.

—Sí que puede, Samuel. Después de todo nosotras creamos el contenido.

—Más no la situación. No te culpes tanto, ¿sí? Te invitaría un trago, pero estamos empezando la semana —aclara. Arqueo una ceja y lo miro incrédula.

—Es mejor que lo brindes. No importa que día sea.

Lo escucho reírse y niega.

—No, Sam. Es mejor estar cuerda por estos días.

Sí, claro, por estos días.

—Hay que empezar a elaborar el siguiente libro ¿no?

Él asiente. Claro que sí, después de todo, si el primero no dio la talla, el segundo debe ser nuestro auto de salida.

—Ni siquiera celebramos la salida de esta nueva revista. —Pienso en voz alta.

—Mala suerte. —Samuel se encoge de hombros—. Es lo que dijo Tomás.

El loco mundo de Samy ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora