Inicio de los problemas

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Para Lucy Loud escribir poemas que retraten la desdicha, miseria u oscuridad del ser humano le era tan fácil como respirar.

–Esto no está bien, suspiro – murmuro mientras arrancaba una hoja de su cuaderno de poemas, después lo hacía bola y lo tiraba al piso.

Todos y cada unos de los poemas que escribían comenzaban bien, plasmando en palabras su perspectiva ensombrecida del mundo y como la muerte vagaba por cada rincón de este, sin embargo, de un momento a otro ella inconscientemente escribía lo puesto, de cómo la esperanza y generosidad aun se mantenía en los corazones de las almas puras y blancas.

Crash!

Lucy rasgo otra de sus hojas, no creía que fueran espíritus del mas haya que atormentaban su mente, porque de ser así eso le daría más inspiración para sus poesías deprimentes.

–La dama oscura de la inspiración no está conmigo hoy – soltó cansada mientras dejaba su cuaderno al costado de la repisa de su cama.

Si no eran seres sobrenaturales lo que le impedían escribir entonces debió ser algo terrenal lo que le paso, eso fue lo que pensó ella mientras recogía las bolas de papel de sus poemas.

Dando una rápida revisada a sus poemas, dedujo que todos y cada uno de ellos tenían escritos la palabra ''blanco'' antes de ser arrancados.

–Blanco – repitió en voz baja aquella palabra y en su mente se le formo la imagen de aquel chico de cabello blanco que le había protegido del brabucón de la escuela.

Su corazón comenzó a latir más rápido, sus mejillas se sonrojaron y soltó un suspiro muy diferente a los que usualmente soltaba.

*No... no... no* – se repitió en su mente agitando su cabeza.

Conocía ese sentimiento y no era porque lo había experimentado antes, sino porque leyendo su saga de vampiros juveniles describía muy bien como la protagonista se sentía al estar cerca del joven vampiro.

–No puedo tener estos sentimientos mortales.

En la saga la chica conoce al vampiro porque este le salvo de que un carro la atropellara, no era muy diferente a lo que paso con ella que estaba frente a un brabucón que le iba a golpear y aunque no lo haya demostrado en ese momento, de verdad tenía miedo, miedo de salir lastimada y cuando se preparo para su doloroso destino, apareció él como el vampiro de su novela que rescato a la protagonista aun si salía perjudicado, en la novela fue por eso que la chica se enamoro del vampiro.

–No es lo mismo, no es lo mismo – se negaba rotundamente a aceptar esos sentimientos.

Ella se consideraba a sí misma un ser de la oscuridad, destinada a pasar su vida en soledad, escribiendo poesía oscura y si tenía suerte, encontrar a una criatura sobrenatural (Como un vampiro) para que este le regale la inmortalidad y pasar sus vidas eterna juntos contemplando cómo el mundo caía en la desgracia por sí solo.

Es por eso que no podía aceptar que estaba enamorada de ese chico de cabello blanco, él era un mortal, de un mundo totalmente diferente. Ella era oscuridad, tristeza, melancolía, soledad, él era luz con ese pelo blanco, la valentía que demostró al protegerla, su generosidad al ofrecerle su comida, sin olvidar aquella hermosa sonrisa y tan dulces palabras que tocaron su negro corazón.

–¡Basta! – grito sonrojada al pensar todo aquello de él.

–Eso no fue falta... mmm...

Lucy miro con miedo a la cama al otro lado del cuarto y ahí estaba su hermana mayor Lynn que por suerte no se había despertado con su grito.

Ya no soy un LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora