Malentendido

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El matrimonio Loud se encontraba frente a la puerta barnizada de los nuevos vecinos. El señor Lynn sostenía entre sus manos su famoso pastel de carne casero.

Rita toco la puerta y al instante se oyó una voz masculina del otro lado que decía "Un momento por favor".

―Espera cariño, y que tal si son veganos ― soltó asustado el señor Lynn al no considerar esa posibilidad provocando una primera mala impresión en sus vecinos.

―Tranquilo no te preocupes, eso se puede aclarar fácilmente diciendo que no lo sabíamos ― aporto Rita logrando calmar aun que sea un poco a su esposo.

―Hola, que se les ofrece ― dijo amablemente el señor de pelo negro que abrió la puerta.

―Mucho gusto, somos los vecinos de al lado, la familia Loud ― Se presento Rita.

―Y como recibimiento les preparamos un pastel de carne que espero les guste... claro a no ser que sean veganos, entonces no creo que les guste je je je ― Rita se llevo una mano a la cara al ver como el nerviosismo de su esposo lo traicionaba.

―Uh pastes de carne se ve delicioso ― alago el vecino al ver el platillo hecho por el señor Loud ― Adelante pasen, una comida es mas deliciosa si se comparte.

Los señores Loud entraron a la casa y quedaron impresionados con lo espaciosa que era pero aun más con todo el orden que presentaba el hogar, prácticamente todas las cosas estaban en su sitio. Era insólito para ellos ver tanto orden y con mucha razón.

―Por aquí está el comedor ― índico el dueño de la casa guiando a los Loud.

Su concepto de un comedor para Rita y Lynn señor era un cuarto con paredes manchadas de comida que ni pasándolo con lija podrías sacar el color de la salsa de tomate, y una mesa llena de raspones y que de milagro se mantenía en pie. Pero lo que tenían en frente era ese tipo de comedores que vez en una revista de casas muy presentables.

―Iré a la cocina por unos platos y cubiertos, pueden sentarse a esperar mientras tanto ― agrego alegre el señor mientras se retiraba.

Lynn señor dejo su pastel de carne en la mesa con hermosos tallados circulares en las patas, comparada a la suya no era nada. Rita también estaba admirando esa hermosa mesa así como las sillas acolchonadas.

*Debió haberle costado un ojo de la cara* ― Pensó Rita al ver el juego de comedor.

―Ya tengo los platos ― se oyó la voz de su vecino del otro lado y rápidamente la pareja Loud tomo asiento ― Bien, hora de comer ― puso tres platos en la mesa y también los cubiertos ― ¿Y quién cocino el pastel de carne?

―Yo fui ― dijo el patriarca Loud, esperaba que su vecino lo viera raro ya que no era común que un hombre cocine, ya antes se había topado con gente de pensamiento muy arcaico que decía que solo la mujer debía cocinar y el hombre trabajar.

―No sabía que a usted también le gustara cocinar ― agrego alegre su vecino.

―¿También? ― pregunto Rita.

―Sí, yo también cocino y me turno con mi esposa, pero aquí entre nosotros yo cocino mejor... no se lo vaya a decir porque si no me manda a dormir en el sofá ― Lo ultimo lo dijo con una sonrisa cómplice mostrándose más amigable con los Loud ― Bueno ya que usted cocino esto, puede hacernos los honores ― le tendió el cuchillo y el tenedor al señor Lynn para que cortara el pastel de carne.

Los Loud se mostraron sorprendidos ante tal acción ya que el que repartía la comida supuestamente daba a entender que era el que mandaba en la mesa, era demasiado insólito que un invitado repartiera la comida siendo que esa no era su casa precisamente.

Ya no soy un LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora