Con Fudou Akio
Una mañana temprano Fudou Akio se despierta por el sonido de los coches pasando cerca de su casa (Si es que se le puede llamar así). Se puso el uniforme de su nuevo Instituto, el Raimon. Mientras se arregla el pelo escucha, como siempre, a su madre discutiendo con su padrastro. Baja rapido las escaleras de madera gastada, húmedas y chirriosas. Se dirige hacia el salón y ve como su madre está tirada en el suelo con una mejilla roja. Su padrastro sale del salón dándole un empujón.
-Quita niñato- dijo aquel corpulento hombre.
Cuando este sale de casa dando tumbos, Akio se acerca a su dolorida madre para ayudarle a levantarse.
-Por que sigues con ese idiota- dijo Akio.
-Hijo mío,ya sabes por qué. El nos paga el alquiler y nos da de comer. - Le contestó la mujer mientras se sentaba en el sofá.
Akio se acercó a su madre para abrazarla, colocando su cabeza sobre su pecho. Intentaba no llorar, por que lo detestaba, le hacía verse debil, así que se conformo con apretar los dientes y los puños arrugado un poco la ropa de la mujer.
-Mamá, te prometo que me esforzaré, estudiare mucho para ganar dinero y sacarte de este antro.-Su voz estaba a punto de quebrarse.
Salió de casa con la mochila a la espalda. A pesar de que vivía en los barrios más peligrosos de Japón, Akio no parecía preocupado. De pronto, sus reflejos captaron como un balón de fútbol venía hacia el. Cuando el objeto estuvo muy cerca de el chuto con fuerza. Miro hacia la derecha para ver quien recibió su chut.
-Sakuma, ¿A q vino eso?
-Fudou, de que vas disfrazado.- Se burló su ex compañero del Instituto imperial.
- Baka, es el uniforme del Raimon- Dijo malhumorado.
- Pues debe de ser barato, o esa es la impresión que da es proyecto de uniforme.
- Seguro que habrá lo típico. Fikisauto-marginados, ricos niños de papá, profesores fáciles de vacilar, profesores que te tocan los pingüinos.
- Bueno, por lo menos espero que encuentres a alguien q te enamoré de una vez.- de nuevo puso un tono vacilón.
- Cállate idiota, por que no vas y empotras a tu noviete y me dejastranquilo.
- Oye! No metas a Genda, el no tiene la culpa de tus males.
Sakura se fue y Fudou continuó su camino.
Con Kidou Yuuto
Los rayos de sol entraban por las ventanas de la mansión Kidou, haciendo que un lindo niño ojirrojo, de rastas muy bien echas y muy cuidadas se despertara. Kidou Yuuto se levantó perezosa mente, se aseo, se puso el uniforme del Instituto, se ató sus rastas en una coleta alta y cubrió sus ojos con uno extraños googles azules. Bajo por unas elegantes escaleras de reluciente madera cubierta por una elegante alfombra roja. Se dirigió al comedor, donde le esperaba su padre para tomar el desayuno.
-Yuuto tus notas del año fueron excelentes, pero espero más este año, ¿queda claro?- le regañó su padre.
- Si, padre- le contestó el de rastas cabizbajo.
Se terminó el desayuno, se cepilló los dientes y con la mochila a las manos, subió a la limusina que lo llevaría al Raimon. Miraba por la ventanilla los hermosos paisajes de los barrios altos de Japón. A pesar de tenerlo todo Yuuto sentía que no tenía nada. Tenía un padre rico, una habitación gigantesca, ropa extremadamente cara, pero... de que servía tener todo eso si no tenía con quien compartirlo. Yuuto buscaba el amor, pero no encontraba al amor de su vida.
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El rico y el marginal
Fiksi PenggemarFudou Akio detesta el amor, pero por desgracia para el, el amor llama a su puerta. Kidou Yuuto, un rico que busca el amor, pone sus ojos en el. Fudou empieza a sentir algo por este pero resulta que nuestro marginal es un tsundere.