"You're the only one in my sky... Satellite, take your time.
When you come back down... Can we give a little try?"
-JP Cooper.
Cuando abrió los ojos sentía que alguien le apretaba tanto la cabeza que los cerró de nuevo, solo que con más fuerza. Estiró su brazo para alcanzar su celular y ver la hora; era casi medio día. Miró a la ventana y notó que el día estaba completamente nublado. Claro, típico de los veranos en Sooga. Había semanas que en las que podía llover todo el día y había semanas en donde el solo no se ocultaba en absoluto.
Aunque durmió mucho, supo que ni el clima quería que se levantara, así que solo de arropó hasta la nariz por el frío y se acomodó del otro lado y cerró nuevamente los ojos, tratando de dormir nuevamente. Si, en parte era la desvelada lo que la había dado el bajón a todo su ánimo, pero también era el hecho de lo que había pasado con Garu en la cabina.
Suspiró cansinamente y se enderezó, quitándose un poco el cobertor y estuvo así unos instantes, mirando el techo. Recordó esos breves minutos en los que había conectado a Garu. Su pecho, su corazón... Pero, lo más importante, que él había sido él que se había acercado a ella por convicción propia, o así debía ser. Dudaba mucho que se tratara de una apuesta o algo con alguien más, ya que usualmente con el que hacía esa clase de estupideces era con Abyo... Y Abyo había estado muy ocupado la noche anterior y, dada ahora la nueva clase de amistad que tenían, bueno...lo dudaba bastante.
No, Garu estaba jugando sus cartas y de manera muy sucia. Sabía que por alguna razón el ninja se había entrado que ella estaba decidida a olvidarlo y salir adelante, ¿Por qué no simplemente se lo permitía? ¿O acaso se trataba del clásico juego de "no te quiero, pero tampoco te quiero ver con alguien más"? Gruñó un poco y se frotó la cara. Bien decían que hierba mala nunca muere, y la espinita que el ninja le había clavado estaba crece y crece más dentro de ella, como una clase de enredadera.
La vibración de su celular la sacó de sus pensamientos y se giró para tomarlo. Miro la pantalla y vio que Shuny era quien le llamaba. Sin dudarlo, respondió, aun acostada en la cama.
-Shuny...- respondió, eran tan buenas amigas que no necesitaban nada de formalidades.
-Pucca, hola- la saludó la otra, seguida por un largo bostezo.
-Hola, ¿Dónde te habías metido? Ya no te vi casi en el resto de la noche, y cuando le pregunté a Ching donde estabas me dijo que te habías marchado- dijo Pucca, llevándose una mano a la frente.
-Ah, sí. Conocí un chico ayer en la fiesta, y me invitó a su casa... y una cosa llevo a la otra...- dijo ella, de manera pícara. Pucca solo sonrió divertida. Claro, nadie se podía resistir a la belleza exótica y exuberante de su amiga- De hecho, acabo de llegar a casa- dijo la morena, al cabo de un rato.
-¡Madre mía! ¿De verdad? - dijo la pelinegra, levantándose un poco, ya estando más despabilada- ¿Y quién fue el chico con el que te fuiste? - le preguntó. Esperó la respuesta de su amiga, pero en realidad ella se quedó en silencio varios segundos-... ¿Shuny?- le insistió- ¿Sabías su nombre, ¿o no?-
-Si, me dijo su nombre... Pero ciertamente, no me acuerdo de cual era- le confesó su amiga Pucca solo rio entre dientes.
-Ciertamente no tienes remedio, Shuny- dijo ella, volviendo a acomodarse en las almohadas.
-Lo sé, lo sé..., Pero ¿qué hay de ti? Tampoco te vi en el resto de la noche- le preguntó Shuny. Pucca estaba tentada a platicarle lo que había pasado con Garu, pero decidió no hacerlo y no por falta de confianza... Si no porque ni ella sabía qué demonios había sido aquello y el recuerdo de la mano de Garu deslizándose por su hombro la golpeó, amenazándola por si hablaba- Garu me dijo que quería verte-
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Nadie sabe lo que tiene hasta que...
RomanceHan pasado ya cinco años desde que todo este lío de la persecución empezó. Es más, toda la aldea sabía que terminarían juntos, pero, ¿Que siempre tendrían que estar como perros y gatos? Al parecer Pucca ya no esta dispuesta a hacerlo, pero... Tal ve...