"I can never say I loved you...I kept all my gold.
But you broke in my house... You've stole my heart."
-John Legend.
Cuando se miró al espejo por última vez casi no reconoció a la bella joven en frente de ella, y pese a que se veía hermosa, nunca se sintió tan vacía como hasta ese momento.
Aceptó la cita con Soso porque de verdad quería saber cómo le había ido en su viaje, porque quería asegurarse que la vida de su amigo era plena y satisfactoria. Pero también sabía que todo ese plan tenía artimaña y que La intención de Soso iba más allá.
Se sintió mal y no pudo evitar pensar que quizás estaba utilizando a un chico para olvidar a otro. Pero, en el fondo pensaba que quizás de esa manera podría despegarse un poco más de ese enfermo cariño que le tenía a Garu.
Se arregló un poco el cabello el cual se lo había ondulado un poco. Llevaba un vestido rojo quemado arriba de la rodilla y con hombros caídos y una par de tacones a los que apenas se acostumbraba a caminar. Se había maquillado ligeramente, como toda buena chica; solo algo de labial y rimel.
Se puso un elegante saco negro) y partió media hora antes de su cita. Aunque pudo pedir un taxi o irse en su moto, prefirió ir caminando y no solo por el tiempo que le había tomado arreglarse, sino porque tenía mucho que pensar.
La aldea estaba muy tranquila y el aire estaba soplando algo fuerte. Trató de buscar alivio en el cielo pero no había ninguna estrella, al contrario, estaba totalmente encapotado y parecía que iba a caer una tormenta en cualquier momento.
Iba casi automáticamente al Café de Santa, pues había ido miles de veces, pero por cada paso que daba quería dar dos hacia atrás. Sentía que de cierta manera estaba traicionando a todos; a Soso por usarlo de cierta forma, a ella misma por sus sentimientos contrariados y a Garu... Aunque en realidad no sabía a ciencia cierta cómo podría traicionar a este último.
Levantó la vista cuando sintió que unas luces cálidas se hacían más Fuertes frente a ella. Entonces sipi que había llegado y de repente una suave música de saxofón lleno sus oídos y sonrío un poco. El jazz siempre había sido uno de sus géneros favoritos.
Habían varias personas afuera; parejas, grupos de amigos... Pero no vio a Soso así que dedujo que ya estaba adentro. Se mentalizó y trató de tener la mejor cara posible en esos momentos y se dirigió a la entrada, donde estaba el bonachón dueño elegantemente vestido en un traje rojo, recibiendo a la gente.
-Buenas noches, Santa- le saludó Pucca, mientras que buscaba en el bolsillo de su saco el boleto que le había dado Soso.
-¡Pucca! Jo, jo. ¡Pero qué linda te ves!- le saludó el, alegremente. Ella no pudo evitar una sonrisa verdadera y le tendió el boleto.
-Gracias. La cafetería se ve muy bonita esta noche- le dijo ella, regresándole el cumplido. Santa río y tomó el boleto para después buscar en su lista el nombre de la pelinegra.
-Pues te lo agradezco, jo,jo. La idea fue de Destiny- dijo él y entonces encontró su nombre- ¡Aquí está! Tu acompañante ya llegó, ven te guiaré a tu mesa-
-Gracias- respondió ella, sin mucho ánimo. Y cuando siguió a Santa sintió que un magneto se le pegó al cuerpo, haciéndola retroceder en la entrada, sin embargo, forcejeó contra esa energía y siguió al gordinflón hombre.
Ni siquiera cuando vio cómo habían decorado el lugar logró sentirse mejor. De alguna manera había asegurado de que el lugar estuviese casi a oscuras, salvo con luces tenues y cálidas en el escenario y la pista, en donde había unas pocas parejas bailando. Y todas las mesas tenían velas para alumbrar.
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Nadie sabe lo que tiene hasta que...
RomanceHan pasado ya cinco años desde que todo este lío de la persecución empezó. Es más, toda la aldea sabía que terminarían juntos, pero, ¿Que siempre tendrían que estar como perros y gatos? Al parecer Pucca ya no esta dispuesta a hacerlo, pero... Tal ve...