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Sus brazos apretaron el cuerpo de la chica mientras sus dedos trazaban la piel de su brazo creando caminos indefinidos. Mantuvo sus brazos así por un buen rato, mimando a la mujer que tanto amaba.

— Jeon... ¿Mañana debes ir a trabajar? Quiero quedarme hoy y mañana todo el resto del día junto a ti. — Inquirió la mujer en un suave murmurar, calmado como era usual estaba cuando compartían estos tipos de momentos, donde ningún problema les tomaba entre ellos. — Quédate ¿sí?

Dijo rogándole dulcemente. Sus ojos se cerraron saciándose de los tranquilos brazos de su esposo, ambos les encantaba estar así, juntos y sin problemas que alterasen sus estados de animo.

— Amor, sabes que mañana tengo una reunión importante, papá necesita esté ahí, debo acostumbrarme a estas cosas. Quisiera quedarme contigo todos los días si pudiera.

Un sonoro suspiro resonó en toda la habitación. Hani tomó el control remoto para apagar el televisor y así el aterrador silencio se propagara por toda la habitación. Parecía que una queja llegaría, Jeongguk lo supuso al ver como el rostro de la mujer se ceñía.

— ¿Otra vez empezaras por lo mismo? ¡sabes que estoy pasando por un mal momento y no puedes siquiera permanecer unos cortos momentos conmigo! — espeto la mujer completamente harta.

La historia volvía a repetirse, ella reclamando por querer recibir más cariño. La posesividad que Hani llegaba a tener en ocasiones exasperaba al joven empresario. Era como un completo martirio vivir así. Se suponía ya habían conversado sobre esto y tenían en claro lo que pasaría en un futuro, él se centraría en dar lo mejor en su trabajo para heredar la compañía de su padre, pero parecía que ella se volvía a negar a tal situación.

— ¡Tú sabes como son las cosas! ¡Hemos hablado ya de esto! ¿Por qué siempre tienes que retomar viejos temas? Me irritas. — Su tono de voz se escucho mas elevado de lo que quería.

— ¿¡Así es como quieres dejarme!? ¡Sabes que ahora te necesito demasiado!

Hartado se despojó de las mantas que cubrían su cuerpo para salirse de la cama, Jeongguk ya no quería volver a discutir por esto. Desde que su esposa se enteró de su infertilidad había estado más sensible de lo normal e histérica, no se lograba tener una conversación normal sin terminar peleando. Hoy Jeon pensaba que tal vez tendría una tranquila mañana, pero estaba equivocado.

— ¿¡Vas a ignorarme!? — gritó apareciendo por la puerta de la cocina.

Jeongguk tomo y sirvió agua ignorando a la mujer. Luego de años de estar comprometidos y vivir juntos, las discusiones se habían vuelto cada vez más tontas. Él era más pasivo en situaciones como estas, pero el estrés y continuo mal tono de su esposa hacía sacar ese lado de él que tanto detestaba. Dejó el vaso sobre el fogón y volteó para mirar a la mujer.

— Sabes que quiero quedarme y pasar contigo todo los días si pudiese. Pero el trabajo es algo importante para mi también como lo es el tuyo. Ya hemos tenido esta conversación, paremos ya...

— ¿Entonces es más importante tú tonto trabajo qué tú esposa? — preguntó en un tono arrogante mientras sus brazos se  cruzaban sobre su pecho.

— Sabes... cree lo que tú quieras, estoy cansado de que siempre saques tontas conclusiones  y me dejes a mi como el malo en todo. Trabajo solamente ocho horas por día, llegó y preparo la merienda, también luego la cena, limpió y el resto del día estoy contigo. Pero nunca te pones a pensar en eso ¿verdad? No sé ni siquiera para que te cuento esto si tú deberías saberlo.

El rostro de Hani se volvió un papel y no sabía que responder, en cierto modo sabía que era verdad lo que su esposo decía, pero no podía dejar caer el trapo blanco ahora, ella no era de dejarse vencer.

— Ahora yo soy la mala ¿es por qué no puedo darte hijos? ¿es eso? Es que ahora soy la mala, la inservible.

Un sonoro bufido escapó de los labios de Jeon. Muchas personas le habían dicho que luego de casarse su vida le llevaría directo por el tren de la felicidad y que su vida iba a sentirse más completa. Pero todo parecía una farsa, las discusiones solo hacían que se estresara a tal punto de querer volver con su madre y ser cuidado por aquella mujer.

— Si tu dices. — Respondió irritado.

A zancadas abandonó la cocina para volver a su habitación, detrás podía oír los pasos de su esposa que le seguían. Sabía que la discusión no terminaría hasta que alguno de los se rindiese o alguno aceptase su error. Que la mayor parte del tiempo venía por parte del joven.

— ¿¡Dime por qué jodidos no puedes estar junto a mí!? — gritó desesperada a sus espaldas.

— Ya te he dicho que tengo trabajo.

Hartado tomo algunas cosas de su ropero, una ducha para despojarse de sus ahora tensos músculos le vendría de maravillas, además no quería continuar con esta conversación. Siempre discutían por las mismas cosas. Paso la lengua por sus labios, humedeciéndolos inconscientemente.

— Que bien, continuaras ignorandome.

Volviendo a la realidad y quitando sus pensamientos, tomo la ropa y toalla para dirigirse a el baño.

— Será mejor que te prepares, recuerda que hoy llega ese chico, Park JiMin, y no quiero conocerlo y responderle de mal humor por tú culpa.— bufó a lo bajo y cerro la puerta con seguro.

Si había algo que sabía era que lo más probable la chica luego intentase entrar a la ducha, y no quería eso, solo quería relajarse en la bañera. Minutos más tarde y estaba ya pronto abandonando el baño para ir a la cocina.

Hani yacía fuera de si, mirando la taza de té pensando en cosas triviales. Jeongguk se animó a sentarse cerca de ella, había tanto silencio que por sus cuerpos recorría un completo escalofrío.

— Yo... lo lamento. Se que estos días no he estado bien y me las agarro contigo, cuando no tienes nada que ver. — habló por fin Hani, aceptando su claro error.

— Está bien, yo soy...

El timbre retumbo por toda la casa, interrumpiéndole. Parecía que la conversación seguiría en otro momento.

¿muy fuerte el prime cap? ah

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¿muy fuerte el prime cap? ah

Rentable • kookmin #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora