007.

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— Por favor, respiré profundo y tranquilícese. Esto no tomara nada de tiempo, solo relaje sus músculos y no sentirá absolutamente nada. — pidió el doctor con una voz tranquila.

Intentando seguir sus palabras, Jimin respiró profundo intentando relajarse, pero su cuerpo no parecía querer cooperar. No podía parar de pensar cuan avergonzado se encontraba en estos momentos.

— Vuelva a respirar profundo... Muy bien, así.

Cuanta incomodidad había pasado, pero por suerte duro mucho tiempo y la inyección de esperma estaba completada. Al otro lado de la sala le esperaba Jeongguk con unas galletitas en sus manos. Ya estaban ambos cambiados y listos para irse.

— Ten, te traje esto para que pudieras comer algo. Se que aún falta para la cena por lo que pensé unas galletitas no te vendrían mal. — le entregó el paquete de oreos con una leve sonrisa.

Murmurando un casi inaudible "gracias" empezó a comerlas en silencio. No negaría que el hecho de que fuese detallista no hacía que sus mejillas se tiñeran de un suave carmín y que su pulso se acelerase, pero el sabía que todo estas cosas las hacía para que se mantuviera sano, prácticamente era él quien engendraría a su futuro hijo.

— ¿irás a cenar a casa? — cuestionó el peli negro sacándole de su pequeño pensar.

— No, muchas gracias, tal vez lo haga en casa luego de vaciar algunas de las cajas.

Su casa era un completo desorden, repleto de cajas cerradas y básicos muebles que debía colocar. Aún la opción de vivir lejos de su mejor amigo la aborrecía. Hoy sería su primera noche solo en un hogar, sin nadie más que la oscuridad de compañera.

Jeongguk asintió apenado. Sabía el cansancio que consigo traía el mudarse, él le había propuesto de ayudarle pero Jimin era muy orgulloso cono para aceptar tal tentándora propuesta.

— Muchas gracias por traerme, Jeon. Nos vemos la semana próxima. — saludo dando una pequeña reverencia mientras cerraba la puerta del auto.

— Adiós, jimin-ssi. —murmuró con cierto tono apeno.

Cuando entro a la residencia pudo divisar el auto partir de inmediato, tenía una amena esperanza de que le ayudaría aunque el se negase, sabias era tonto por creer en tal cosa pero aún así quería que sucediera. A paso pesado subió las escaleras hasta la segunda planta donde era su nuevo hogar. Empujó algunas cajas antes de poder continuar caminando, sin duda era espacioso y moderno, demasiado tal vez para él que prefería los lugares pequeños y estándares.

— Vamos, Jimin, esto no tomará mucho tiempo. — se animó mientras abría una de las cajas y empezaba a colocar cada cosa en su lugar.

Su cabeza yacía sumida solamente en la limpieza y las grandes ganas de terminar que tenía, que no supo en que momento se había vuelto la una de la madrugada. Su estómago soltó un fuerte quejido, el hambre yacía presente y no tenia nada con que saciarle. Soltando un suspiro cansino se encamino hasta su refrigerador para abrirlo y encontrarse con nada, simplemente había una peque caja de leche que había dejado TaeHyung cuando le ayudo con la mudanza.

— Tae-pooh... — mustió entristecido.

La angustia empezaba a trastornarle, quería volver a su antiguo hogar y recibir un gran desorden por parte de alma gemela. El hecho de pensar que ahora llegaría a su casa y se encontraría con nadie le ponía de la peor manera. Aunque su amigo le sacara canas verdes amaba saber que él estaba allí para luego mimarle y acompañarle.

Ahora lo único que le acompañaba era el fuerte Tic Toc de aquel reloj que desconocía. Busco con la mirada aquel aparato para arrastrar sus pies hasta ahí y quitarle las baterías a dicho molesto objeto. Ahora solamente escuchaba su suave respirar y el ruido de los automóviles de la calle. No comprendida cómo aún siendo tan tarde los autos transitaban por Seúl.

Rentable • kookmin #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora