EXTRA. {4}

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Pervertido en la mesa.

Near.

Either nos invitó a cenar a su casa, y yo realmente esperaba disfrutar esta cena. Nadie me dijo que los cocineros serían los hermanos pervertidos de Ei. De solo pensar en lo capaces que son de llevar todo a extremo, me atemorizaba.

—¡Mira esta chica, ¿no es linda?! ¡Es tan bajita! ¡Tiene unos cachetes enormes y sus ojos también lo son! —Clamó Rind, enseñándonos fotos de chicas lindas que le aparecían en el inicio de Pinterest. Se notaba lo bien configurado que tenía el algoritmo.

—Am... Sí, es muy linda. —Toqué mi barbilla mientras apreciaba, o juzgaba su maquillaje que se me hacía similar a los que Amber se hacía. Yo solo sabía de delineados.

—Sí. Linda. —Dijo Either de forma cortante, apenas vislumbrando la fotografía sin mucha ilusión.

—Entonces te gustan bajitas, ¿eh? —pregunté detrás de él, dándole un codazo que le hizo soltar su tenedor—. Hablaremos luego, niño que le gustan las chicas de OJOS GRANDES.

—No soy un niño. —Respondió Either, tratando de evitar las cosas que decía mientras se centraba en los alimentos.

Continuamos degustando la comida antes de que quienes la prepararon se sentaran a la mesa. No tardaron mucho en unirse, sus platos de espagueti rojo fueron puestos frente a nosotros. Me sentí observado de inmediato, y no era solo la luz sobre mi cabeza que me hacía sentir en un interrogatorio.

Either estaba acostumbrado, Rind solo se centró en comer. Yo alcé la vista hasta encontrarme con los ojos de Dante, igual que dos canicas de colores con las que veía a otros niños jugar.

—¿Qué quieres? —Pregunté, masticando con la boca abierta. Tal vez eso le iba a ahuyentar.

—Nada. —Respondió con una voz tremendamente dulce, tanto que las náuseas se hicieron presentes en mí.

Seguí masticando molesto. Traté de sostener su mirada con irritación, pero no pude quitarle los ojos dulces que me hacían sentir perturbado mientras comía. Arrugué el entrecejo como amenaza, él ni siquiera había comido de su plato.

—¡Agh, ya basta! ¡¿Por qué me sigues mirando?! —Grité, arrojando un golpe a la mesa que captó la atención de todos. Hasta el arreglo del centro tembló.

—Ejejejeje, es porque la comida que hice está siendo consumida por ti. —La basura que dijo me revolvió el estómago. Solté el tenedor.

—¡¿HUH?!

—Me emocioné de solo pensarlo. —Sus mejillas se coloraron.

—¡NO MIRES A LAS PERSONAS QUE COMEN DE ESA MANERA! —Escupí, casi devolviendo el trozo de albóndiga en mi boca. Me cubrí con ambas manos para no devolver todo, pero puse mis ojos en blanco e hice arcadas para mostrar mi disgusto.

—Ah... Near lleno es muy lindo. —Las miradas perturbadas pasaron de mi rostro a ver solo a Dante. Les dio escalofríos, pero el tipo de ojos verdes se sentía único en su burbuja.

—Con la comida no se juega. —Either acomodó el florero de centro, tranquilo, aunque sonaba como un regaño a ambos.

—Tienes razón. —Mike empujó el plato de Dante al asiento contiguo, indicándole que no se sentara en frente de mí para que me dejara comer tranquilo. Solo era amable y considerado cuando Ei daba el primer paso.

—Nunca vi tanta homosexualidad junta... —Susurró Rind, comiendo la cena como si fueran palomitas.

Su cabeza está más podrida que la mía...

Cómo ser un acosador en 90 días y no ser arrestado en el intento [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora