Paso 18º.

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"Paso 18º: Nunca sabes cuándo corres peligro. Lo mejor es estar preparado."

~N.H.

Near.

—Centellas, saqué 70 en el examen. Apenas y pude pasar.

Le faltó el rayos.

Rind se retorcía desesperado, así como tiraba de su cabello con el deseo de arrancarlo y estallar en lágrimas. Era pésimo en los estudios, parecía que entre más se esforzaba su promedio se desplomaba más: no sé, era extraño, pero no anormal. Había gente muy tonta allá fuera, como quienes leían esto pero equis, no soy quién para juzgar que tengan tiempo para esto y no la tarea.

—¿Cuánto sacaste tú? —Me preguntó el rubio, elevando su cabeza que daba la impresión de tocar una nube mientras se aproximaba a mí

Los ojos de Rind eran de un fuerte azul que combinaba con el entorno, como si diosito tomara una gota del cielo y se le echara en el ojo. El azul le iba bien, a mí me parecía deprimente tener los ojos de un café oscuro que ni te hacía distinguirlo de la caca. No era muy rockstar de mi parte llorar por eso, ni muy único y detergente porque la mayoría los tenía de ese color.

Cada vez que miraba el atardecer, o la temporada de otoño, incluso el rojo con el que me visto me traía recuerdos de cierto mono con quien las cosas no terminaron bien. Y cuando miraba bajo mis pies, el césped verde me recordaba a la mujer que me cortó en pedacitos. Me estresaba relacionar a todos con colores, o sonidos, cualquier forma de identificarlos me hacía recordar a personas que pasaron en mi vida solo para recordarme que ya no estaban allí.

El azul grisáceo me recuerda a ese chico, todos los días. Es difícil seguir perdiendo cosas.

—¿Qué color me define? —Hablé entre dientes, divagando en temas poco relevantes.

Solía sentirme ensimismado por la naturaleza, a menudo creía que solo estaba allí para causarme estrés con ideas del calentamiento global. El jardín de la escuela tenía flores moradas y rosas, por el árbol de primavera y algunas jacarandas. Era un bello lugar, en el que podías aprovechar la indiferencia para no notar sus colores y evitar pensar que dentro de unos años quizás todo eso desapareciera y habría un nuevo edificio en su lugar. Las cosas podían cambiar incluso en una noche, nunca sabrías lo siguiente que vivirías.

Pero al menos es lindo, mejor que la escuela de ricos, mientras dure.

Pero nadas es más duro que la vida y la verdura.

—¡¿Me estás escuchando?! —Caminó hacia mí como bichota, irritándome—. ¡Near! —Te está ignorando.

Mis ojos son cafés, casi negros... ¿Noche?

—Brinca la tablita. 10 x 10 son 6, zapatito blanco dime tú. —Saqué la hoja de mi examen detrás de mi espalda, posándola junto a mi rostro mientras le sonreía de forma hipócrita: eran los resultados de alguien que se mataba estudiando y debía usar lentes por desvelarse tanto—. Sí, te escucho, Pepe.

Se puso triste de inmediato, juntando las cejas hasta crear un arco y arrebatarme la hoja. El Vándalo Pepe, Pepe como apodo de soltero y nombre escogido al azar por mis huevos, se sintió deprimido en un dos por tres. Y no, tenia más cara de Antonio.

Cómo ser un acosador en 90 días y no ser arrestado en el intento [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora