Cap 3: Sigue creando melodias

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Amaia pegó rumbo a ninguna parte, por un momento pensó en pasarse por casa de Aitana, intentando evitar a su hermano, pero sería imposible, así que empezó a bajar calles sin destino alguno.
El día iba anocheciendo y Amaia seguía sentada en la misma calle desconocida, no  quería llamar a nadie y admitir que se había perdido en medio de Barcelona.
Y por si os preguntabais que había quedado de Alfred, no le dio mucha importancia a lo que dijo Amaia, realmente la encontrba atractiva y muy guapa, pero sabía que le iba a dar mucha guerra y tendría que hacer esfuerzos para liarse con ella.
Mientras tanto, Agoney apareció en el día de mierda de Amaia, salvandola un poco de lo perdida que estaba.
-Amaia, ¿Que haces aquí?.-dijo levantandola del suelo. La acercó a su pecho,la abrazó fuertemente contra él, y cubrió sus hombros con su chaqueta, mientras ella lloraba. Se la llevó hacia a su casa, por el camino Amaia se tranquilizó, todo con Agoney era mucho más fácil, era como su hermano mayor que siempre la cuidaba.
Llegó hacia su casa, su madre abrió la puerta, se percató de que algo pasaba, pero no le dió tiempo a hablar con ella, porque se había encerrado en su habitación dando un portazo.
Amaia contepló su pared llena de fotos, con Aitana, Míriam, Agoney y Marcos, no podía parar de pensar en él desde que se lo cruzó por la calle, y realmente echaba de menos la felicidad que había tenido durante todo el año pasado, y la poca suerte que había tenido este año.
Cogió la foto donde estaban, ella y Marcos en la playa, sentados en la arena por la noche, todo estrellado. Siempre recordaría ese momento, su primer beso con él, y Aitana haciendoles la foto. Arrancó la foto de la paredy se la llevó hacia la mesilla de noche, y cuando estaba a punto de echarse en la cama, alguien rascó la puerta, y supo quien era. Tobby su perro, siempre dormia con ella, todas las noches, siempre la había cuidado cuando su madre hacía turnos de noche.
Le recostó a su lado abrazandole fuertemente, aunque el perro ocupaba más de media cama, porque un labrador no es que sea muy pequeño. Volvió a mirar la foto por última vez y sin querer se le dibujó una sonrisa.
La mañana para Amaia fue notablemente mejor que la de ayer, pero ahora le tocaba afrontar toda la tarde en la academia, nunca había tenido tan pocas ganas de ir, siempre había sido su sitio favorito, pero ahora trabajando con Alfred, todo era distinto. Antes de salir de casa, esta vez sola, cogió las llaves del mueble del recibidor y la libreta de composición por si se le ocurría algo esa tarde.
Llegó a recepción y pidió la llave a Martí, y subió corriendo las escaleras y estar un rato sola antes de que viniera Alfred. Empezó antocar al piano una melodía de los Beatles y también empezó a cantarla, sin darse cuenta de que Alfred había entrado por la puerta, alucinando con el talento de la chica.
-Bueno, empezemos ¿no?.-dijo Alfred.
-Si, perdona quería tocar algo. Haber había pensado en buscar las canciones que ya existen para enseñarselas a Manu mañana y hacer arreglos.
-Pues yo prefiero empezar a componer, de echo ya he empezado, y tu deberias hacerlo, así mañana te ayudan que a mí no me hace falta.
-Algún día dejarás de ser tan orgulloso...
-¿Yo orgulloso? Eres la primera persona que me lo dice.
-Bueno da igual, pues nos ponemos a componer, ¿Quien compone el dúo? Si quieres hacemos mitad y mitad.
-No, no, no, de eso ni hablar, componemos juntos que para eso estamos aquí, a parte me apetece trabajar mas cerca de ti.-Amaia rodó los ojos.
-Bueno da igual, empezemos por lo que tu quieras, pero no voy a componer contigo.
-Vale, tu sabrás lo que haces guapita.
-No me llames guapita, y centrate en tu canción.
Después de esas últimas palabras de Amaia, siguieron toda la tarde componiendo sin dirijirse ninguna otra palabra. Realmente a Amaia, Alfred le parecía muy atractivo, pero su actitud era todo lo contrario, no le gustaba para nada la manera que tenía que actuar y menos con ella. Llegaron las nueve de la noche, y Martí les avisó que tenian que marcharse, y otro día más, tubieron que ir juntos a casa.
-Oye, ¿el chico de ayer quien era?.-preguntó Alfred.
-¿Porque preguntas, acaso estás celoso o algo parecido?
-Para nada, se que estás coladita por mi.
-Pero bueno, y ¿Y que te hace pensar eso?
-Haber, como decirlo, en algunas clases te he enganchado mirandome.-al decir eso Amaia se maldeció a si misma, pero intentó arreglar la situación.
-Pero que dices! Madre mía.
-Bueno haber, Amaieta, para mi tampoco estás mal, de echo no estás nada mal.- Amaia rodó los ojos.
-¿Dejarás algún día de intentar ligar conmigo?
-Pues no.
-Eres idiota de verdad, no te puedes centrar en Bea.
Amaia se despidió de él y entró en su casa porfin, Tobby le recibió muy alegre y luego se preparó la cena. Subió hasta su habitación seguida de Tobby, y cogió su libreta de composición. Estubo leyendo varias de sus letras de cuando estaba con Marcos, eran realmente bonitas, pero se habían quedado en eso, simples letras ¿O no? Alomejor él aún sentía algo por ella, pero Amaia no sabía si era capaz de perdonarlo, aunque aún lo quería demasiado para dejarle escapar. Antes de dormir volvió a coger la foto de ellos dos de la mesilla, la miró repetidas veces y finalmente la agarró fuertemente y se durmió pensando en lo bonito que había sido todo aquel verano.

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