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Narra Taehyung.

Tragué saliva, nervioso, tratando de regular mi respiración al sentir como esa persona paseaba tan libremente su mano sobre mi hombro cuello, haciéndome sentir peor que antes.

—Enciende la maldita luz — demandó después de un largo y siniestro silencio entre la oscuridad del lugar.

Unos segundos después, el lugar se iluminó. Cerré los ojos con fuerza, ya que, había estado demasiado tiempo en ese lugar sin algún tipo de luz dentro de ella.

Poco a poco los abrí nuevamente. Al principio todo era borroso, pero, unos minutos pasaron cuando pude ver mejor a aquellas personas que antes hablaban entre las sombras.

Eran dos chicos.

El primero tenía una gran sonrisa en el rostro, su flequillo cubría una parte de sus ojos, y no paraba de lanzarme miradas burlón. Mientras que, a diferencia de él, el otro chico era pálido con el cabello platinado, y pareciera que no le importara nada de lo que sucedía conmigo.

—¿Qué le harás primero, Ho? — cuestionó el pelinegro con emoción en sus palabras — ¿Lo torturarás? ¿Golpearás? ¿Le harás lo mismo que al último?

—Cállate, mocoso — gruño el otro chico — ni siquiera le dejas responder. Cierra la maldita boca por uno segundos o el que terminara en esa silla después, serás tú y tu gran boca.

—Tan aburrido — bufó cansado.

Había olvidado al otro hombre.

Comencé a temblar al ver como una persona se colocaba frente a mí. Seguía con comprender qué había hecho mal, para que me tuvieran en este lugar.

—¿Se supone que este tipo es uno de los hombres de él? — preguntó al mismo tiempo que me tomó de la barbilla con fuerza.

Cuando le miré a los ojos, la respiración se me cortó, sentí demasiado miedo en esos momentos, pues, su mirada era tan fría y vacía que inclusive sentí algo de lastima por él.

—Ha estado más de un mes, paseándose por nuestro territorio, Ho — respondió el pelinegro, parecía que me tenia algún tipo de rencor, u odio, pues, con sus palabras me daba entender que quería que ese tal "Ho" me diera una paliza.

—¿Tienes algo que decir en tu defensa?

Traté de pronunciar alguna palabra, pero, estaba tan congelado del miedo, que lo único que conseguí fue hacer ruidos patéticos, que provocó sus risas.

—Yo... — comencé hablar — no sé nada... — intenté aclarar. No sabía de qué o quién estaban hablando todos ellos, pero, estaba seguro que no tenia nada que ver con ellos.

El tipo, llevó su mirada hasta la parte detrás de mí. Finalmente me soltó, suspiré aliviado cuando se quitó junto a mi, para caminar hacía atrás. Sólo oí un pequeño tintineo provenir de allí, que me hizo saber que él había tomado mi mochila.

—Veamos — dijo al abrirla.

La colocó de cabeza, sacudiéndola, haciendo que mis libros, carpetas, papeles, y otras cosas cayeran en el piso. Pateó mis libros, buscando algo, pero, no iba a encontrar nada malo, sólo era la mochila de un aburrido y común universitario.

—Por favor... no rompas los libros — pedí — me costó mucho comprarlos, por favor, no lo hagas — el chico alzo las cejas confundido por mis palabras, pero, no mentía, mi madre trabajó mucho para poder pagármelos y los cuidaba demasiado, pues, era algo que agradecía infinitamente.

Pareció no escucharme, pues, arrojo todos estos, y tomó mi billetera. Si su intención era robarme algo de dinero, lamentable no tenía nada de él.

—Kim Taehyung — leyó — Daegu.

Continuó sacando todo lo que contenía, para después arrojar la billetera vacía al suelo, con molestia.

—Son un par de idiotas — les dijo a los dos tipos que habían estado en silencio todo este tiempo que revisaba mis pertenencias.

El de cabello plateado alzó las cejas — No tuve nada que ver con esta porquería, si alguien merece que le rompas la jodida cara, es a tu hermano, Ho. El idiota se colocó tan paranoico.

—¿Tienes algo que decir, Jun?

El de cabello negro se encogió de hombros — Creí que era un intruso, nunca lo había visto por aquí, además, que se pasaba al otro barrio todos los días, su edifico da directamente a nuestro terreno, ¿Qué más podía pensar?

—¡Eres un estúpido! ¿De qué me sirve tenerte con Min si harás lo que se te venga en gana?

Aterrado, hablé — ¿Van a matarme?

El tal Ho, dejó de gritarle a lo que escuché ser, su hermano., para llevar toda su atención a mi nuevamente. Se acercó con una gran sonrisa en el rostro, dejándome asustado.

—Te haré algo mejor que matarme, niño bonito — susurró en mi oído.

Estaba jodido.

....

—Realmente no entendí nada de lo que el profesor explicó hoy, Taehyung, y los exámenes son la próxima semana, siento que voy a joderla otra vez, y no puedo adeudar ninguna materia o mis padres me castigarán... otra vez — jadeó con cansancio. Tomó su sándwich para tomar un bocado con frustración.

—Puedes... pagar asesorías — respondí.

—No tengo tiempo para eso — dijo.

Me encogí de hombros restándole importancia. Rasqué levemente la venda que tenía sobre la muñeca, adolorido.

—Hermano ¿Te duele? — cuestionó Jimin con preocupación, tratando de tocarme, pero, alejé mi brazo asustado — ¿Estás bien?

—Sí... sólo duele si lo toco — mentí — gracias por preocuparte, Jimin.

—Ah, Taehyung... debes ser más cuidadoso la próxima vez, ¿Qué estabas pensando al jugar con ese cuchillo?

Asentí — Lo sé, seré más precavido ahora.

Jimin continuó comiendo y quejándose el resto de nuestro descanso. Cuando oímos que la campana que anunciaba el fin de éste, sonó, ambos nos levantamos de la mesa donde estábamos comiendo. Jimin arrojó su basura en uno de los cubículos, para poder ir a clases.

—Hey, Minnie — hablé — iré al baño, te veré en el aula ¿De acuerdo?

Él asintió con una sonrisa y continuó su camino hasta nuestro salón, para la próxima clase.

Corrí hacía los baños. Fue rápido llegar, pues, los pasillos ahora estaban vacíos en su totalidad. Abrí la puesta de éste, y me aseguré que nadie estuviera dentro, para después apoyarme en el lavamanos.

Me quité la venda con cuidado, mis ojos se cristalizaron al sentir como ésta rozaba esa zona. Abrí uno de los grifos, y llevé mi muñeca al chorro de agua. Suspiré de alivio al sentir lo frío de esta, caer en ella.

Cerré la llave, y miré lo que esos desgraciados me habían hecho. Toqué levemente el tatuaje, haciéndome sacar un pequeño quejido de dolor, pues, mi piel aún no se acostumbraba a ello.

Hangsang — era la palabra que ellos habían escrito en mi piel. Lloré y supliqué que no lo hicieran, pero, no quisieron escucharme — Hangsang...

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Hello.

HANGSANG; v-hopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora