Capítulo 6

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No pierdas tu tiempo dando explicaciones; la gente solo oye lo que quiere oír. 


-¿Seguro que estás bien?- pregunto por décima vez Lukas

-Sí, déjalo, solo estoy cansado, no he dormido bien

-Ya veo, tendrás que decir a alguien que las sábanas te dan alergia, no puedes ir todos los días con esos ronchones.

William le miró extrañado en ningún momento había dicho que tenía alergia, cosa que no era cierta, se veía claro que las marcas en su cuello estaban creadas por unos labios.

-A lo mejor son los detergentes- expuso un muchacho que doblaba la ropa que Lukas le entregaba- a mi madre le pasaba.

El chico había sido internado esa misma mañana y las únicas personas que conocía eran sus compañeros de labor. William sabía que se le veía tan sano y tan, entre medidas, feliz, porque no conocía más que la lavandería.

-Como mucho pueden cambiarte de tela, pero no van a cambiar un producto por una persona.

El joven se encogió de hombros.

-¿Qué te ha pasado en la mano?

-Un accidente

-¿Y lo del cuello son las sábanas?

-Si

Lukas observaba la situación con gracia, Leo no parada de hacer preguntas y William se cabreaba cada vez más.

-¡Quieres dejarme en paz! ¡Metete en tu maldita vida!- gritó- No enciento como puedes estar aquí tan feliz de la vida, por Dios, ¿Eres idiota?

Leo se sobresaltó asustado, solo quería caer bien, pero al parecer iba 1 de 2, Lukas le agradaba, William no.

Nunca había sido un chico pesimista, siempre veía lo bueno de la peor situación, donde otros veían una condena bastante dura, el veía 4 años de comida gratis y de no poder el lavavajillas.

-Lo siento, señor amargado, si a su merced le he ofendido, perdóneme- se burló mientras volvía a su trabajo.

-No sé si darte una hostia o dejar el privilegio a otro, porque te aseguro de que habrá otro.

La conversación acabo tras varias contestaciones sarcásticas que hacían a Lukas reía a carcajadas y a William le hervía la sangre.

El moreno salió de su oficio dos horas antes de lo normal, tenía revisión con el doctor, su mano había dejado de doler, pero aun no sabía el aspecto que tenía, habían pasado 4 días desde su accidente y le parecía una eternidad.

Cuando entró en la consulta no se extrañó al ver a Jones sentado frente al doctor hablando animadamente.

-Llego tarde, lo siento.

-No te disculpes

Sin perder el tiempo le desvendo la mano bajo la atenta mirada del chico. Cualquiera que le viera solo vería a un chico seguro, sin pizca de nervio, pero él sabía que si le dieran un céntimo por cada escalofrió que recorría su espalda y por cada nausea, tendría no solo para salir de la cárcel, si no para comprarla y contrata a toda persona teniéndoles a su merced.

-Bueno... tiene mejor pinta de lo que pensaba.

Las ampollas se habían desinflado, dejando la piel suelta y amarillenta, las rojeces habían desaparecido en su mayor parte y aunque no había dolor y su recuperación estaba siendo sorprendente, le quedaba mucho camino por recorrer, incluso mucho después de que desapareciera toda herida.

Complicado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora