Capítulo 17

102 5 0
                                    


"No quiero olvidarte, pero necesito responderme"


Quince días habían pasado desde que William había llamado a Henrik pidiéndole ayuda y todavía no había recibido contestación, sabía que las llamadas se estaban haciendo, pero no sabía cuándo el chico se dignaría en contarle lo que él necesitaba saber.

Quince días en los que se había dedicado a poner su vida patas arriba otra vez. Se había mudado al ático que había comprado sin importarle la mudanza, ni el dinero que se tenía que gastar, se había apuntado al gimnasio porque se negaba a verse en el espejo y ver a un William que no reconocía, no quería volver a ser el de antes, quería ser una nueva versión, renovada, fuerte y completamente enamorada. Su armario había cambiado por completo, el 90% de su ropa había acabado en una parroquia donada a los más pobres. Él no sabía para que necesitaban trajes caros los más necesitados, pero se sintió bien cuando se alejó despacio sin toda aquella ropa. Aún se veía raro con vaqueros y camisas de colores, pero le gustaba. No se había decidido a cortarse el pelo, así que seguía luciendo esa media melena que le parecía atractiva, pero en ocasiones le molestaba hasta el punto de querer coger las primeras tijeras que viera y cortarlo.

La casa era grande y no estaba del todo amueblada y con ello descubrió que aparte de la psicología le gustaba la decoración, le gustaba pasar horas frente al ordenador buscando como decorar su nuevo hogar. Cuando se mudo había poco más que los muebles principales, pero poco a poco iba cobrando forma. Durante todos los años en los que había estado trabajando en pocas ocasiones había gastado grandes cantidades de dinero, y una vez vivido en condiciones pésimas, sabía que podía sobrevivir con un mínimo al mes, pero eso no quitaba que no mirase los precios de cada mueble, lámpara e incluso alfombra que compraba.

Tenía ahorrado, mucho para ser exacto, no solo por todo lo que había trabajado todos estos años atrás, sino por alguna que otra herencia y por supuesto contaba con todo el dinero que le tendrían que dar por daños psicológicos y por haberle encerrado todo ese tiempo siendo inocente. Tenía claro que nadie le iba a llamar para decírselo, pero también sabía que en cuanto amueblara de nuevo su vida, lucharía por ello con todas sus fuerzas, porque no podía volver atrás, no podría recuperar el tiempo perdido, pero si se iba a beneficiar de ello. Aunque eso supusiera el tardar años en superarlo.

El timbre de la puerta le sobresalto distrayéndole de sus asuntos por ordenador, se levantó de la cama y camino despacio, seguido por Rosseta que con sus suaves saltos, parecía que trotaba a la vez que caminaba.

Al abrir la puerta se sorprendió al ver a Henrik apoyado en la pared.

-Hola

-Hola, ¿No tenías otro lugar más lejos donde mudarte?- expuso Henrik mientras entraba en la casa sin esperar permiso- casi me pierdo en la rotonda.... Guau, ¡Qué vistas!

William rio débilmente mientras veía al chico asomarse a la ventana con notable asombro en su mirada.

-¿Quieres algo de beber?- preguntó- tengo vino, cervezas, cava, agua y unos zumos extraños que ya estaban en la nevera.

-Con una cerveza me conformo- dijo Henrik mientras se sentaba en uno de los taburetes de la cocina tras obligarse a dejar de mirar el horizonte- Tengo noticias

El rostro de William le expuso que estaba enfadado que había esperado mucho tiempo y que le odiaba por hacerle esperar, así que no le quedaba otra que informarle rápidamente si no quería acabar en urgencias por un golpe en la cabeza con lo primero que encontrase en la mesa.

Complicado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora