Capítulo 9

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La minivan se alineó a la altura de las dos últimas patrullas y con un giro brusco, logró impactar la parte lateral del vehículo policíaco, y por consiguiente, este desestabilizó al auto acompañante, produciendo un choque estrepitoso contra una barberia.
Aquiles seguía intentando mantener el volante recto. Iba zigzagueante por la calle llena de vehículos en retorno a sus trabajos.
-Excelente trabajo, Amelia.
-Gracias -respondió al halago, sin quitar la vista de la carretera.
El helicóptero seguía el operativo desde una distancia produnte hasta que llegó a abortar la cobertura, debido a una intensa actividad climática en la zona a la que se dirigía la persecución.
-Debemos alcanzar a Aquiles lo más pronto posible, una brigada del GOE (Grupo de Operaciones Especiales) está en camino -mencionaba Mathias mientras sostenía su laptop en sus piernas.
Pedro pasó a la cabina trasera cuando empezaron a llegar disparos con dirección a la minivan.
Mathias se agachó, tomó una pistola y abrió unos centímetros la puerta de la minivan. Se arrimó a un costado y esperó a la orden de Pedro.
Antonio seguía con su laptop.
Pedro y Mathias empezaron a disparar a las patrullas más cercanas a la minivan. Dándole al parabrisas trasero de uno y errándole al otro.
El cruce de balas se intensificó cuando apareció el GOE. Una unidad especializada en situaciones imprevistas como éstas. Expertos en su área.
Amelia logró aproximar la minivan por unos minutos al carro en el que andaba Aquiles. Pero este no logró divisar a sus salvadores. Luego fue impactada repetidas veces a sus costados por parte de los patrulleros.
Aquiles mantenía su ritmo desequilibrado en el vehículo, pero nunca se le cruzó la idea de bajar la velocidad.
-Esto se está poniendo cada vez más grande -decía Pedro mientras disparaba por la hendija que se proyectaba entre la puerta corrediza de la minivan y su límite con la conexión de la pared de metal.
-Debemos actuar ahora o nos atraparán a todos -su voz empezó a surgir por primera vez, era Mathias, un chico que sorprendió a todos por la euforia mostrada.
-Tengo una idea pero no hay tiempo para explicarlo detalladamente -alzaba su voz de entre la multitud.
-Vamos, lánzala -concretaba Pedro mientra se cubría, era el turno de los policias en vaciar sus cartuchos.
-Necesito una soga y mucho esfuerzo por parte de sus músculos. Vamos a acercarnos nuevamente al carro, le lanzaremos la soga y le indicaremos al chico que a la cuenta de tres, el saltará del carro, saliendo abriendo la puerta o por la ventana y nosotros jalaremos de tal modo que el no tocará el pavimento, solo entrará de lleno a la minivan.
-Es un plan arriesgado, porque si te das cuenta de tu entorno... -comentaba Antonio, el hermano mayor de Mathias que seguía el rastro de Aquiles con su laptop. Sentado en un rincón de la cabina.
-¿Alguna otra idea, genio? -refutaba Mathias.
-Calmados chicos, no empiecen ahora -ordenaba Helina.
-Muchachos, ya no hay tiempo, aquí en la guantera, hay una soga que puede servir, tómenla y prepárense para agarrarse con el corazón a la minivan -mencionaba Amelia mientras trataba de no chocar con ningún carro.
Helina se dirigió a la guantera, tomó la soga y regresó a la parte trasera.
Amelia rebasó a una patrulla y siguió hasta quedar bloqueada por dos patrullas en la delantera.
El camión del GOE estaba cada vez más cerca de la minivan. Los disparos por parte de estos fue inminente.
La lluvia de balas que cayó sobre la furgoneta fue tan brutal que como resultado dejó a Antonio herido.
-Debemos tomar otra ruta, no podemos seguir andando por esta, ellos ya solo piensan en eliminarnos -anunciaba Helina.
-Tiene razón, creo que será mejor que gires por esta -un nervioso Antonio señalaba al lado izquierdo.
Mathias utilizó unos trapos blancos para cubrir la hemorragia que se había producido por un bala que llegó a darle en la arteria circunfleja anterior del húmero derecho de Antonio.
Amelia giró y con ayuda de la laptop de Antonio que le pasaron al asiento del copiloto, pude ir con posición en directo de Aquiles. El GOE también giró.
Amelia aceleró, ya con algo de tensión en el ambiente. Apretó sus manos sudorosas al volante y no despegó la vista de la carretera.
Pedro le pidió la soga a Helina y mientras eso, abría la puerta lentamente hasta dejar entrar una brisa fría de viento del exterior.
En la laptop indicaba que Aquiles estaba a una cuadra de ellos. La calle terminaba en dos desviaciones, una izquierda y una derecha. Ahora era cuestión de suerte de que la decisión de Aquiles coincida con la calle en la que se encontraban los demás.
-¿Listos? -preguntó Amelia mientras observaba como llegaba a la esquina en donde se supone debía pasar Aquiles. Los disparos por parte del GOE siguieron.
Pedro, Mathias y Helina tomaron la soga y se pararon en una ilera con dirección diagonal a la puerta de la furgoneta.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2018 ⏰

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