8. Reconciliación

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Domingo...

El día favorito de Emilia, se quedaba en cada hasta tarde y le llevaba el desayuno a la cama alguna distracción de la noche anterior y después los echaba de la casa.

Pero hoy era diferente, estaba ella en la cocina preparando su propio desayuno, porque no tuvo distracción ése sábado por la noche, y la razón tenía nombre y apellido; Ámbar Smith. Suspiró cuando terminó de hacer los huevos y los dejó en un plato y se dirigió a la mesa.

-Buenos días, señorita Emilia- la saludó Catalina, la empleada, extrañada al verla a ella y no a un chico o chica desconocid@

-Buenos días, Catalina, ¿algún problema?- preguntó molesta, sabía el porqué de su mirada y la mencionada negó asustada -Mejor...- murmuró volviendo a su comida

-Sólo quería avisarle que sus padres llegarán ésta noche de Madrid- Emilia sonrió forzadamente

-¿Es todo?- Catalina asintió -Entonces lárgate- la empleada hizo una rápida reverencia en protocolo y se fue del comedor dejando a Emilia

La última terminó de comer y subió a su habitación para tomar una tibia y relajante ducha, se vistió como siempre con su ropa opaca; un short corto negro, una crop top holgado blanco, unas botas altas hasta la rodilla con un tacón no muy alto y su gargantilla negra, dejó su cabello ondulado suelto. Salió de la mansión y empezó a dar un paseo por el parque.

Emilia odiaba demasiado los lujos, por eso trataba de pasar el menor tiempo en ésa mansión. Prefería mil veces vivir sola, y cada día de su vida maldecía la hora en la que Alexander y Francesca Mansfield la adoptaron, apartandola de sus amigos, sobre todo de su mejor amiga en el orfanato, Sol, decía que se llamaba, pero lo irónico es que siempre llevaba consigo una medallita de Luna.

Siguió caminando y disfrutando de las miradas que se centraban en ella y el fresco aire de Buenos Aires cuando en su camino queda frente a frente con la chica que le quita el sueño todos los días de su vida.

-Ámbar- murmuró como pudo, un nudo se había formado en su garganta

-Em- la ojiazul no resistió y la abrazó lo más fuerte que pudo -De verdad, lo lamento, estaba molesta por tu repentino interés hacia Lunita, y es que no quiero que te aleje de mí, eres mi mejor amiga

Eso dolió, pensó Emilia. Pero no sabía que a Ámbar también le había costado decirlo.

-Está bien, Am- la separó para mirarla a los ojos -Te aseguro que a mí no me gusta ni un poquito Lunita

-¿Y serías capaz de demostrarlo?- preguntó seria y arqueando la ceja

-¿De qué hablas?- la miró detenidamente, preocupada

-Hablo obviamente de romperle el corazón, ésta fase trataba de separarla de Matteo pero ya que no están juntos no quiero aburrirme- sonrió con malicia, pero Emilia la miró dudosa

-No haré eso- negó seria mientras cruzaba los brazos

-¿Por qué? ¿Sentís pena por Lunita?- Emilia sabía que algo tramaba, sabía que lo que sea que Ámbar tramaba era horrible y sería necesario para borrar a Luna de su vida

-No vengas a persuadirme con ésa miradita retante, no lo haré, sé que te traes algo más grande que ayudar a la noble Emilia a agregar a alguien más a su lista- Ámbar rió con ironía

-Sólo es romperle el corazón, se le va a pasar en unas semanas y ya- la abrazó por los hombros y miró hacia el cielo azul, haciendo que Emilia también mirara -Imaginá, vos con Lunita en tu lista y tachada- recalcó la letra -Sería un gran trofeo, un trofeo que ni Matteo pudo ganarse

Emilia se estremeció al oír el nombre del italiano, lo odiaba, en verdad lo odiaba con su ser -¿Cómo sabes que ella y Matteo no tuvieron relaciones ya?

-A Lunita se le nota lo virgen en el olor, Emilia- la mexicana pensó un poco -Anda, Em, será divertido, te lo aseguro

-¿Sin trucos?- preguntó algo dudosa

-Sin trucos- afirmó Ámbar segura, obviamente había un truco, es decir, era Ámbar Smith, odiaba a Luna con su vida... Pero Emilia le creyó, que grave error -¿Por qué no vas y te encargas de Lunita mientras yo me encargo de Nina?

-Está bien, suerte con eso- Ámbar rodó los ojos

-Ésa chiquita es una ingenua, ya Benicio se creyó que la engañaba- Emilia sonrió reprimiendo una risa -Obvio tendré suerte- le tiró un beso acompañado de un ademán y se fue moviendo las caderas, con una clara intención

***

Ámbar llegó al Jam & Roller para buscar a Delfina, prefería contarle a ella que a Jazmín, ya que con la torpeza de la pelirroja podría decirle a todos en un parpadeo. Encontró a Delfina en una de las sillas frente al escenario viendo el ensayo de la Roller Band.

-Delfi, necesito tu ayuda- pidió con la cara más triste que pudo actuar

-Ámbar... Te conozco desde kinder, sé cuando estás actuando, sobretodo una cara triste- la rubia suspiró rendida volviendo a su mirada de indiferencia -¿Qué necesitas?

-Emilia está muy molesta, Nina le quitó el novio y luego lo engañó, está tan impotente que no sabe que hacer, pero yo sí, y como sé que no aceptaría, necesito tu ayuda

-¿Qué sería tan malvado que ni Emilia no aceptaría?- la pelinegra arqueó la ceja

-Sólo es grabar a Nina diciendo unas cosas y luego editarlo, para que parezca que dice otras- respondió con sencillez

-Ni lo pienses- se levantó para ir a los lockers pero Ámbar la detuvo tomándola del brazo

-Por favor, Delfina...- hizo un puchero, para situaciones desesperadas... medidas desesperadas

-Sólo lo haré si me respondes algo- Ámbar frunció el ceño soltandola del brazo

-¿Sí?- preguntó dudosa, tenía el presentimiento que le preguntaría algo imposible de responder y no se equivocó

-¿Lo hacés porque te gusta Emilia y no toleras verla mal?- la había dejado sin habla, Delfina cruzó los brazos esperando una respuesta, una respuesta que Ámbar sinceramente no sabía responder, no estaba segura si le gustaba Emilia o no, pero debía hacerlo si quería continuar con el plan

Blondies Don't Cry [Ambilia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora