Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto.

Prólogo

La lluvia no cesaba, empapando todo aquello que no estuviese bajo un techo. La escena era gris, acompañada por el sonido de los truenos. Tanto mi cuerpo como el de mi hermana estaban mojados pero eso no parecía importarle, Lizzy seguía con su mirada fija en algún lugar que no conocía mientras sostenía su ramo con fuerza.

-Lizzy. Coloqué mi mano sobre su hombro intentado que fijase su atención en mi pero no funcionó. –Lizzy por favor, enfermarás si no te mueves.

Un ruido detrás nuestro hizo que tanto yo como mi hermana nos diésemos la vuelta, Lizzy al ver a tantos soldados y a Will en medio de ellos esposado corrió rápidamente a su lado y yo no perdí tiempo y fui tras ella.

-Oh William, ¿por qué está pasando esto?. Lizzy posó sus manos sobre el pecho de Will y este la miró preocupado.

-No lo sé Elizabeth. Mi hermana intentó aguantar sus ganas de llorar. –Estás preciosa. Eso hizo que una sonrisa apareciese en el rostro de Lizzy.

-¡Apartaos, dejad paso!. Mi padre se abría camino entre la gente que había aparecido, pero dos soldados le impidieron el paso. -¡Cómo os atrevéis, retirad a vuestros hombres!. Se dirigió a un hombre rubio que se encontraba mirando el lugar donde unos instantes atrás estamos nosotras. -¿No me oís?. El hombre dio media vuelta y uno de los soldados le retiró la capa que llevaba.

-Gobernador Swann, ha pasado mucho tiempo.

-¿Cutler Beckett?. Podía ver la confusión en la cara de mi padre.

-En realidad ahora soy Lord. Los soldados retiraron sus armas y dejaron paso a mi padre.

-Aunque seáis Lord, no tenéis motivo ni autoridad para detener a este hombre. Padre dirigió su mirada hacia Will.

-De hecho sí. Cutler observó a mi padre de forma indiferente y llamó al hombre que había retirado su capa. –Señor Mercer. El hombre le entregó un papel y el Lord lo cogió tendiéndoselo a mi padre. –Una orden para detener a un tal William Turner. Mi padre observó a Will mientras cogía el papel y Lizzy se veía más preocupada.

La expresión que puso mi padre al leer el papel fue de total confusión y horror.

-Esta orden es para Elizabeth y Valerie Swann. Aquello hizo que ambas nos observáramos confusas.

-¿A sí?, que enojoso , me he equivocado, arrestadlas. Los soldados nos apresaron a ambas y empezamos a movernos bruscamente ante su toque.

-¡Con qué cargos!. Will intentó evitar que nos tocasen pero los soldados que lo tenían encadenado no le permitieron nada.

-¡Ajá!, aquí está la de William Turner. Beckett le tendió el papel a mi padre quién lo cogió furioso.

-¡Y tengo otra para el Señor James Norrington!. Cutler avanzó con el papel en alto. -¿Está presente?

-¡De qué nos acusáis!. Estaba furiosa con este hombre y aquello pareció llamar su atención ya que me miró fijamente.

-El Comodoro Norrington renunció a su cargo de oficial hace unos meses. Las palabras de mi padre hicieron que Beckett le observara.

-Creo que esa no es la respuesta a mi pregunta.

-Lord Beckett, en lo que respecta a preguntas no contestadas...Lizzy interrumpió a Will.

-Estamos bajo la jurisdicción del Gobernador del Rey en Port Royal y no queréis decirnos de que se nos acusa.

-La acusación. Mi padre leía el papel mientra una risa se hizo presente. –Es conspirar para liberar a un hombre culpable de delitos contra la Corona y el Imperio y condenado a muerte , por lo que. Mi padre cesó su lectura y miró espantado el papel.

-Por lo que desgraciadamente la pena es también la horca. Las palabras de Beckett helaron mi sangre y dirigí mi mirada preocupada hacia Will y Lizzy quién me observaron de la misma forma. –Tal vez recordéis a cierto pirata llamado Jack Sparrow. Cutler se acercó a los tres.

-¡Capitán!. El Lord se sorprendió al oír nuestras tres voces a la vez.

-Capitán Jack Sparrow. Sentí un torbellino formándose dentro de mí al nombrarle después de tres años, Beckett parecía divertido ante mis palabras.

-Capitán Jack Sparrow, sí, lo imaginaba. El rubio mantuvo su mirada sobre mí y yo no la aparté en ningún momento.

El torbellino cada vez se hacía más grande en mi interior pero no podía distinguir si se debía a la mención de Jack o al odio que me estaba causando el Lord.