Capítulo 5.

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Al abrir mis ojos lo primero que vi fue el camarote de Jack, me encontraba en su cama arropada y con un paño frío en mi frente.

-¡Valerie!.Giré mi rostro para encontrar la cara de Will mirándome preocupado.

-¿Qué ha pasado?. Intenté incorporarme pero Will me detuvo y me hizo permanecer acostada.

-Te dije que estabas enferma, pero tú y tu santa tozudez os negasteis a aceptarlo. La mirada de Will no se desviaba de mi rostro. –Te desmayaste en la cubierta, Jack te trajo hasta aquí. La conversación con Jack empezaba a pasarse por mi mente.

-Lo siento. Centré mi vista en las sábanas rojas, la mano de Will se juntó con la mía.

-Eres muy tozuda Val, ahora déjame cuidar de ti,¿vale?. Alcé mi mirada y le sonreí.

-Está bien. Will se levantó y se dirigió hacia la puerta.

-Voy a buscar a Gibbs para decirle que ya has despertado, no te levantes Val. Rodé mis ojos ante tanta preocupación.

-Lo que usted mande. Will negó divertido antes de salir del camarote y cerrar la puerta.

Me centré en mirar todo el camarote, el cuál extrañamente estaba más ordenado de lo que creía. Intenté incorporarme otra vez y una vez sentada me fijé en que seguía con la misma ropa, un suspiro de alivio salió entre mis labios, sin poder evitarlo me levanté, mi vista se puso borrosa pero rápidamente volvió a ser normal y me dirigí hacia la cristalera que había detrás del escritorio lleno de papeles.

-Ya es de noche. Desde ahí podía ver perfectamente la luna en el cielo que poco a poco  se volvía más oscuro, el mar estaba calmado y el cielo estaba completamente despejado dejando a la vista todas las estrellas y constelaciones.

Desvié mi mirada curiosa hasta los papeles del escritorio de Jack, se que no está bien curiosear las cosas de los demás pero no podía evitarlo. En el escritorio se encontraban cinco mapas distintos con diferentes rutas trazadas pero un libro más grueso llamó mi atención, estaba abierto por una página que contaba la historia de la diosa Calypso, intenté leer algo pero un grito me hizo dar un salto.

-¡Valerie!, te he dicho que te quedases en la cama. Will me miraba con el ceño fruncido y a su lado se encontraba Gibbs.

-Sabes que no puedo estar quieta. Mi voz reflejaba inocencia mientras sonreía.

-No tienes remedio Val. Will negaba mientras se acercaba y me conducía de nuevo a la cama.

-Se ve que Valerie no ha nacido para obedecer. Gibbs observaba divertido la escena mientras dejaba en una mesita de noche cerca de la cama un vaso con un líquido oscuro.

-Pues debería de obedecerme cuando se trata de su salud. Will cogió aquel vaso y me lo  tendió yo lo acepté dudosa.

-¿Qué es esto?. No pude disimular mi cara de asco ante el olor que desprendía.

-Tomatelo Valerie, es para evitar tus mareos y aliviar la fiebre. Desconfiada tragué aquel líquido y cuando lo vacié no pude evitar toser, tenía un sabor asqueroso, Will rió al ver mi cara de asco y Gibbs me tendió un vaso con agua que tomé rápidamente.

-¿Pretendéis matarme con eso?.

-Aunque tenga un mal sabor es bueno para tu salud, ahora descansa Valerie. Gibbs me arropó como a una niña y salió de la habitación.

-Ya no soy una niña. Resoplé haciendo reír a Will.

-Lo sabemos Valerie, pero nos preocupas, Jack se asustó mucho al ver que te habías desmayado. No había visto al pirata desde nuestra última conversación.

Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora