¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV: Hana
— ¡Hana! — Dijo una voz al otro lado de mi puerta, obligándome a abrir un ojo haciéndome notar como la luz del sol entraba por las cortinas. Ya era de día y yo seguía con un sueño terrible.
Como pude, me puse de pie, y con los ojos entrecerrados camine con cuidado hasta la puerta.
— ¿Sí? — Pregunté cansadamente, rascándome la cabeza cuando abrí la puerta.
— Necesi... — Hyungwon hizo una pausa, observándome de pies a cabeza con una sonrisa extraña en el rostro.— Oh, hola...
— ¿Qué? — Respondí, ajena al hecho de que probablemente tendría el pelo sucio y el mal aliento, estaba confundida de por qué Hyungwon tenía una expresión tan divertida en su rostro.
Me di cuenta de lo que estaba sucediendo y le cerré la puerta de golpe en la cara.
— ¡Dios mío, Hyungwon, lo siento! — Grité a través de la puerta, sabiendo que le había golpeado en la cara por la forma en que gruñó.— ¡Espera, necesito cambiarme!
Había dormido tan solo usando una camiseta grande que a penas lograba llegar más abajo de mi trasero y sin sujetador ya que consideraba incomodo dormir con uno. Salté sobre mi cama, corrí hacia los cajones y saqué los primeros pantalones deportivos que encontré y me puse un sujetador.
Hyungwon me había visto en calzoncillos, y aunque dudaba mucho el que haya notado que no llevaba un puesto un sujetador, no podía evitar sentirme como si lo hubiese hecho, sabía que me sería difícil siquiera verlo a los ojos por el momento. Eso sin duda había sido lo más embarazoso que jamás me pasó, y vaya que era una experta en hacer el ridículo.
Me acomodé el pelo como pude y una vez que estuve un poco más decente, regresé tratando de calmar mi respiración e intentar disminuir el notorio color carmesí en mis mejillas. Abrí la puerta otra vez, para ver a Hyungwon mirándome, con su mano sobre su nariz.
— Ouch... — Se frotó la nariz.
— ¡Lo siento! — Dije totalmente preocupada y estire mi mano hasta su rostro.— ¿Estás bien? Dios, no sabes cuánto lo siento...
Hyungwon se rió, para después acercarse y presionar su frente contra la mía.
— Tranquila, es sábado por la mañana, no esperabas que te despertara tan temprano. — Miró nerviosamente el reloj en su muñeca.— Mejor dicho, no esperabas que te despertara.
— ¿Que hora es? — Pregunté separándome lentamente.
— Las 12:00. — Soltó él tranquilamente haciéndome abrir los ojos, sorprendida.
— ¿Ya es mediodía? — Pregunté sin poder creer lo mucho que había dormido. Él asintió lentamente, acercándose nuevamente a mi.
— No sabía que tenías el sueño igual o tal vez aún más pesado que yo... — Dijo sonriendo ladinamente mientras acomodaba un mechón de pelo detrás de mi oreja.— Pero siempre supuse algo y hoy corroboré que estaba en lo cierto...