— ¿Y tú eres...? —. Inquirí curiosa, mientras miraba como sonreía hacia mi.
— ¡Oh, perdoname! Qué descortés. Me llamo Jeon Jungkook.— Hizo una pequeña reverencia y después extendió su mano para saludar.
Miró su palma, esperando que yo la tomase; y así lo hice después de mi pequeña reverencia.
— Bueno, Jungkook, sabes mi nombre —. Uní mi mano a la suya, y éstas se fusionaron como dos engranes hechos a la medida.
El acogedor calor de su mano y la varonil suavidad de su piel hicieron que el rubor corriera de nuevo por mis mejillas, llegando sin previo aviso.
— Muy bonito, por cierto —. Sonrió, refiriéndose a mi nombre, provocando que mi sonrojo se hiciera más notable.— ¿Qué tal el viaje? —. Preguntó.
— Cansado —. Suspiré —. Así que si no te molesta, me sentaré a esperar a Nayeon —. Dije y relajé mi cuerpo, deslizándome por la pared beige, hasta llegar al piso alfombrado color gris. Vaya que era un lugar triste para vivir.
— ¿Te molesta que la espere contigo? —. Musitó.
— No, para nada.— Traté de sonar casual.
Me sonrió y se sentó a mi lado, recargando su espalda en la pared y cruzando sus piernas en el suelo. Los jeans que traía puestos se le ajustaron más. Desvié mi mirada, tragando en seco e ignorando el puño de pensamientos incoherentes que habían llegado a mi mente al admirar sus piernas.
Sentí mi estómago rugir levemente, tomé mi bolso y busqué alguna chuchería que no me haya terminado durante el vuelo, afortunadamente encontré un paquetito de galletas con un par.
— ¿Gustas? —. Le ofrecí, extendiendo el paquete hacia el.
— No, gracias, provecho — Me sonrió.
Me miraba como si fuera algo... poco común, pero divertido.
— Tengo hambre —. Me encongí de hombros algo cohibida.
— Adelante —. Me alentó a morder la galleta.
La comí de una forma rápida y sacudí las migas que habían quedado en mi ropa. Al terminar, noté que Jungkook me miraba.
— ¿Extrañas Seúl? —. Preguntó.
— Un poco —. Admití.— Pero siempre es bueno un cambio —. Dije mientras comenzaba a morder la otra galleta.— Espera, ¿cómo sabes que vengo de Seúl?
Éste chico sabía mucho sobre mi persona, y para mí era un completo desconocido.
— Nayeon me lo dijo; me habló tanto sobre ti —. Respondió.
— Oh —. Reí —, espero que hayan sigo cosas buenas.
— No te preocupes —. Sonrió —. Eres su mejor amiga, ¿qué cosas malas diría sobre ti?
— No sé, quizá que me gusta desayunar en pijama —. Me encogí de hombros.— o que me gustan las galletas de chocolate con mantequilla de maní.
— Desayunar en pijama es cómodo —. Confesó —. Y cada quién tiene sus gustos raros. A mi me encantan los chocolates con menta.
— Eso no es tan raro.
Ambos reímos, mientras yo seguí comiendo la galleta. El sonido de nuestras risas ya no tuvo cabida al ser opacado por un grito de júbilo de una voz bastante familiar.
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forbidden,, jjk
Hayran Kurguenamorarse del novio de tu mejor amiga puede resultar doloroso, desastroso y confuso, tal como le sucedió a Choi SoBoo.