Mi historia no se sabe a ciencia cierta cuando empezó o de donde surgimos. Sé que soy un nitrógeno y me encuentro unido a mi hermano gemelo a través de, lo que nosotros llamamos, un triple enlace que nos sirve de medio de comunicación. Actualmente nos encontramos ambos flotando por la atmósfera, no estamos solo, hay muchas más moléculas a aparte de las de nuestra especie. El nitrógeno atmosférico, como es nuestro caso, es el más abundante, un 78% para ser exactos, aunque parece que los oxígenos son más importantes porque todos hablan de ellos y ocupan el segundo puesto con un contenido de 21%.
Disfrutaba de estar en la atmósfera y siempre pensé que la unión que tenía con mi hermano era la más fuerte, hasta que un día descendimos más de lo normal y algo desde el suelo nos atrapó. Siempre nos dijeron que estuviéramos alejados de los nódulos, cianobacterias, entre otros fijadores de nitrógenos. En este caso fue unos nódulos compuestos por Rhizobium. Dentro de aquella bacteria, se acercó una enzima llamada nitrogenasa que colocándose a mi lado me empujó con hidrógenos y electrones hasta que me separaron de mi hermano y me enlazaron con tres de aquellos hidrógenos, mi gemelo también acabó igual. Y aunque ahora éramos neutros, nos introdujeron otro hidrógeno más. Nos llamaron ion amonio. Pero no duramos mucho, de nuevo volvieron a forzarme a cambiar a través de una oxidación, esta vez me introdujeron tres oxígenos, volviéndome un nitrato. Entre tanto cambio conocí a las nitrosomas y nitrobacters. Ya mareado de tanto cambiar mis electrones de un elemento a otro, salí por un lateral. Algo empezó a hacerme subir, conduciéndome por un conducto donde subía junto una enorme cantidad de agua, sales minerales y otras sustancias. Llegamos a un lugar donde la energía solar golpeaba con fuerza. Nos hicieron entrar en una especie de bolsas verdes. Allí me comentaron que me encontraba en las hojas de una planta y que ahora tenía que ayudarles en el proceso de fotosíntesis, reduciéndome. Así que al llegar el NADPH junto a la nitratorreductasa, decidí quitarle el hidrogeno. Pasando a ser un nitrito; y llegó de nuevo otro NADPH junto a un nitritorreductasa. Al final volví a ser un amoniaco por ir aceptando los hidrógenos e ir cediendo oxígenos. No tardaron en venir un NADP y un ATP, me unieron a una molécula más grande, donde también había otro elemento de nitrógeno como yo, allí nos llamaron glutamina. Llegado a ese punto me desplace a un lugar de reserva. Mientras esperaba allí, supe que me encontraba en una planta herbácea llamada alfalfa.
No creo que pasaran ni dos semanas, cuando la planta dio señales de alerta. Se la estaba comiendo un animal herbívoro y caíamos en una enorme bolsa llena de ácidos que fueron degradando todo a nuestro alrededor. Trabajaban sin descanso: ácido clorhídrico, cloruro de potasio, cloruro de sodio, bicarbonato, mucus y sobretodo enzimas. Estas últimas son las que se acercaron a nosotros. Fui degradado a amonio y nos deslizamos por un canal muy largo donde algunos pliegues con capilaridad nos absorbieron. Fui guiado hasta una mitocondria, donde una enzima llamada carbamoil fosfato sintetasa I, me junto con el bicarbonato ayudado por dos ATP, para formar carbamoil fosfato. Entonces, a través del ciclo de la urea fui transformado a diversas moléculas hasta llegar a ser urea. Desde los canales de la sangre, arteria renal, fui enviado a los riñones donde me seleccionaron y expulsaron fuera del organismo, en que estuve durante ese tiempo, a través del uréter, de la vejiga y uretra, junto a otros a aparte de la urea como agua y sales minerales. En el exterior, unos microorganismos, a través de la amonificación, fui de nuevo degradado a amoniaco. Allí, al ser liberado, fui recogido por unas bacterias que me introdujeron tres oxígenos volviéndome un nitrato. Ya me veía subiendo al ciclo de nuevo; pero en este caso fue diferente, en vez de ser absorbido por una planta, fueron más rápidas unas bacterias encargadas de la desnitrificación que me redujo de nitrato a nitrito, después a óxido nitroso y por fin a una molécula diatónica de nitrógeno. Rápidamente me alejé del suelo, subí a la atmosfera. Sé que este nuevo nitrógeno que me acompaña, unido por un triple enlace, ya no era el mismo que el del principio, pero sentirme de nuevo libre valía la pena.
Pero mi vida no acaba aquí, aunque no toque el suelo, fuertes energías como las de un rayo puede hacerme volver bajar al suelo en forma de nitrato y volver a sufrir ese ciclo de vida que es la cadena trófica, la más larga, y, con suerte, la cadena de bacterias que es más corta. Todo un ciclo sin fin, siendo un nitrógeno un elemento necesario para la vida.
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Historias de un Observador (Publicada y finalizada)
RandomConsiga estas historias y otros relatos inéditos en Amazon: : https://www.amazon.es/dp/B0BTMV61D8 Son historias cortas que relatan pequeños detalles de la vida o entorno de los protagonistas, que aunque insignificantes a primera vista, una mirada m...