Carlos.

25 5 0
                                    


Carlos.

Corro hacía abajo con toda la velocidad que logró alcanzar, al llegar observo detenidamente, siento las luces del árbol como agolpan mi rostro y la calidez de la chimenea, pero no hay ningún regalo, siento como se quiebra algo dentro de mí, creo que este año no llego Santa Claus o ¿me habré portado mal?, cuando me vuelvo veo que mi hermanito, está ahí parado con la misma cara de decepción al igual que yo.

--- Alex no te preocupes, a lo mejor Santa no llegó, pero puede que el siguiente año lo haga si te portas bien claro. --- lo aliento.

--- ¿Sabías que Santa Claus no existe? Son solo tus papas, mejor dicho mis papas se olvidaron de nosotros y no compraron nada para navidad. --- miente.

--- ¡Claro que no! --- le grito furioso, me molestan tanto sus mentiras. Como el año pasado, también intentó convencerme de que Santa no existía, pero no le creí y cuando le enseñe los regalos le dije que sí existía, él se río y me dijo <<ya verás>> pero siempre ha sido así de mentiroso.

--- ¡Claro que sí! ¡No seas un niño estúpido! --- me insulta.

--- ¡No digas groserías Alex, te acusare con mis papas! --- le advierto pero creo que estoy siendo muy duro.

--- No hace falta ya escuche todo. --- sale de las penumbras mi padre con regalos en mano, que de seguro dejó Santa en otra parte del castillo.

--- ¿Papá? --- dice Alex asustado.

--- Sí, Papá. --- lo miró con aire de superioridad.

--- Ya no se peleen y me da mucho gusto que ya sepas la verdad Alex, pero no tenías que decirle a tu hermano. --- ¿de qué demonios hablan?

--- ¿De qué hablas papá? --- le pregunto mientras mis ojos se cristalizan, el aire se vuelve denso y me siento como dijo mi hermano "un niño estúpido"

--- Te lo dije es-tu-pi-do. --- me dice mi hermano con crueldad y yo rompo a llorar. --- siempre lloras como un bebé Carlos ¡Madura! --- me grita mi tonto hermano de 8 años.

--- ¡Cállate! Todo es mentira --- gritó a Alexander y corro, mientras que mi tonto padre se queda pasmado en la sala, corro lo más rápido posible y siento que unas tiernas y suaves manos me toman por los hombros, tengo los ojos cerrados y esa mano suave me acaricia la mejilla.

--- Tranquilo. --- su dulce voz apaga mi dolor.

--- ¿Mamá? --- susurró entre sollozos.

--- Sí mi amor. No tienes por qué llorar así, algún día te tendrías que enterar, no fue el momento que yo quisiera pero tu hermano insistiría con eso y no quiero que te enteres por él, por eso te lo dijimos hoy. --- me tranquiliza.

--- Mamá no puedo creer que santa no exista. --- lloro.

--- Hay muchas cosas en las que creemos sin embargo no existen y hay otras en las que no creemos y existen. --- me mira a los ojos y siempre su dulce mirada hace que mis rabietas y sufrimientos, cesen.

--- Mamá yo creo en ti y tu si eres de verdad. --- le digo.

--- Pero algún día me iré. --- se le cristalizan los ojos.

--- ¿A dónde mamá? --- pregunto.

--- A un lugar mejor, solo que ya no me verás hasta que tengas muchos, muchos años. --- lo dice con calma y mi corazón se acelera.

--- Pero no quiero dejarte de ver mamá. --- lloro.

--- Amor, tienes que ser fuerte. No llores. --- me consuela.

--- Cierto, mi papá dice que llorar es para damas y los maricas. --- le digo y ella frunce el ceño.

--- No mi amor, tú también puedes llorar, llorar no es para débiles, sino para valientes. --- me aconseja.

--- Lo sé mamá, pero siempre lloro por todo y no sé por qué. --- me siento mal por siempre llorar.

--- Y no es malo, pero el llorar demuestra que somos humanos y que tenemos sentimientos. --- mi llanto ralentiza y recuerdo esos sueños que a veces tengo.

--- ¿Mamá yo soy humano? --- pregunto y mi mamá me observa detenidamente.

--- ¿Por qué lo preguntas? --- veo cómo aprieta las mandíbulas.

--- Porque he tenido muchos sueños. --- le cuento.

--- ¿Sobre qué? --- miró su preocupación, cuando siento que alguien toma mi hombro miró hacia arriba y veo que es mi papá con expresión dura.

--- Hijo, no porque no existe Santa Claus, te dejaran de dar regalos, solo que ahora yo soy tu Santa Claus. --- me dice con la misma expresión dura. --- ¿De qué tanto hablan? --- pregunta y mira a mi madre molesto y yo frunzo el entrecejo.

--- De Santa Claus. --- dice mi madre.

--- Y de los putos lloriqueos. --- dice mi padre y doy un salto por sus palabrotas.

--- ¡Eduardo! --- lo reprende mi madre.

--- Lo siento. --- se disculpa mi padre y le da un beso en la frente.

--- ¿Mamá, papá puedo ir a abrir los regalos? --- pregunto.

--- Claro que sí, corre porque tu hermano está allá abajo. --- me dice mi padre.

--- ¡Corre! --- me grita mi mamá.

Corro por el pasillo hasta que llegó a las escaleras, bajo los primeros escalones y bajos los segundos. Cuando llego veo a mi hermano abriendo un regalo con cara de felicidad, sube su mirada y me sonríe.

--- Ese es el tuyo. --- me señala una caja verde con listones rojos y me emociono.

--- Lo abriré de inmediato. --- le digo y él asiente volviendo a su regalo.

Cuando lo tomo en mis manos, la envoltura es lisa y el listón algo rasposo, lo pongo en entre mis piernas y rápidamente le arrancó el moño, quito la tapa y observo que hay dentro, lo tomo, es un hermoso cuaderno que parece estar hecho de piel negra, lo abro y veo que las hojas son lisas, hermosas y amarillentas. Cuando veo la enorme ventana me doy cuenta que los rayos del sol entran y algo en mi caja brilla ¿apoco hay otro regalo? Meto mi mano y veo que es una hermosa pluma hecha de plata y tiene grabado mi nombre "Carlos" me encanta, lo abrazó y sonrió.

--- Gay. --- me dice mi hermano y lo miro.

--- ¿Qué te regalaron a ti? --- le pregunto a Alexander.

--- Un hermoso libro dorado. --- me lo muestra.

--- ¿Hermoso? --- preguntó en tono burlón.

--- Bueno, bueno yo por lo menos no abrace mis regalos como Gay. --- se burla.

--- Ya, déjalo. --- le digo y nos reímos al unísono. 

Eternamente MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora