Capitulo 9

950 17 1
                                    


Al levantarme Armando no esta, me he planteado levantarme y desayunar juntos, perooooo se esta tan bien en la cama. Pego un salto y salgo de la cama o no podre hacerlo nunca,se me pegan las sabanas.

Voy corriendo al baño, me ducho y me pongo unos pantalones cortos, con una camiseta de tirantes, y dios unas zapatillas de deporte, me duele todo de ayer o de anteayer, nose, pero hoy no soy persona. Me tomo mi desayuno tranquilamente, unas tostadas con mermelada y mantequilla y un café con leche, si llego tarde que más da, me he acostado con el jefe. Dios, solo de pensarlo me da miedo que pasara a partir de ahora. Lo que más miedo me da esque haga como si nada, que no sintiera lo mismo que yo, pero se juega mucho, soy la novia de su hijo. Termino las tostadas y salgo corriendo, no quiero tentar a la suerte.

Llamo al timbre, mi mano tiembla como una hoja, "cálmate Sara, lo hecho.... hecho esta"

-No te dije que cogieras  las llaves?-dice Sebastián.

-Buenos días, ¿que tal?, ¿quieres un café?- sin esperar respuesta- Buenos días, bien y tu? Si gracias un café esta bien.

Se echa a reír.

-Pasa, ve a la cocina, gruñona- más que gruñona, nerviosa, no se como comportarme. Me apetece acercarme y besarlo, y eso solo hace que mis nervios crezcan.

Al entrar a la cocina se me abren los ojos y mi boca empieza a hacerse agua, me ha preparado un desayuno con todo lo que me gusta, desde fruta hasta bollería, café,zumo.... unas flores y un corazón, mis ojos empiezan a humedecerse,mientras no paro de mirar, y pasan de derecha a izquierda para volverá empezar.

-Quería llevártelo a la cama, pero se me hacia muy difícil- susurra Sebastián mientras me abraza por detrás y me da pequeños mordiscos en el lóbulo de mi oreja.

-No se que decirte- estoy abrumada, no pensaba que hiciera nada por mi.

-No digas nada, solo vamos a desayunar-Dios voy ha aumentar de peso, es mi segundo desayuno.


Toma mi mano y me acompaña hasta el banco de la cocina, separa un taburete para que yo tome asiento. Se sienta a mi lado, desayunamos entre una charla casual, es como si los dos rehuyéramos el tema, aunque por el desayuno se que él ha estado pensando.

Sin pensarlo cuando el mete una fresa en su boca antes que la muerda tiro ligeramente de su barbilla y lo acerco a mi, y muerdo la parte que queda fuera.

-Esta muy buena-digo cerrando los ojos cuando los abro, su mirada esta en mi, sonríe socarronamente, coge mi mentón y lo acerca a su boca, me da un tierno beso en el que su lengua acaricia mis labios para abrirse paso a mi boca, busca mi lengua, sin prisa. Al terminar me mira a los ojos.

-Si, es dulce- dice Sebastián con doble sentido.

Separa el taburete del mármol, se coloca entre mis piernas y vuelvo a besarlo, esta vez hay más deseo,sus manos viajan a mis nalgas y mete su mano por la corta pernera del pantalón, al ser vaquero le dificulta llegar a todo mi culo, con algo de prisa desabrocha el pantalón, me levanta un poco y hace que estos pasen a mis piernas para luego dejarlos caer al suelo.


Vuelve a besarte con pasión, nuestras respiraciones cada vez se aceleran más, me levanta y rodeo con mis piernas sus caderas, me sienta encima del frío mármol. Levanta mi camiseta hasta sacarla por encima de mi cabeza, se queda mirando mis pechos, aun escondidos tras un sujetador. Lo que provoca que me avergüence.

-Eres preciosa- sus ojos me miran con cariño, y deseo. Hace que me sonroje, y desee que me tome y me haga suya.


Entre dos hombres  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora