"Metida en un secreto
No deberíamos perder
Ni el barco ni el ancla
En el desierto lleno de agua"
-En tiempos de confrontaciones las guerreras suelen morir-menciona Onnix con preocupación fingida al saber que este sería el trabajo asignado.
-No moriré, aún...- dijo Violeta mirando perdidamente al techo de la habitación donde se quedará con el permiso del Rey Dónovan.
-¿De qué color quieres tu ataúd? -dijo con cinismo Onnix.
Violeta abrió la boca sorpresivamente.
-¿Me deseas la muerte? Onnix empezó a reírse.
-¡No!, perdón...Me da risa tu expresión.
Ella sonríe raramente.
Onnix se acercó a una esquina del techo como si buscase algo urgentemente.
-¿Qué pasa?
-Ahorita vengo, good bye
El híbrido parece entrar a una esquina de la gigante y romboide habitación dejando muchos brillos verdes en el papel tapiz rojizo.
Acirema estaba confusa con tal suceso. Se escuchó que tocaban la puerta de la habitación al girar la perilla en forma de una persona al estilo de Miguel Ángel se observó una chica con piel naranja y rasgos de venado.
-Mi nombre es Essi Vady soy la mayor guerrera galáctica y yo te voy a entrenar.
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La madre Naturaleza es importante y significativa para la Tierra, es madre de los cerros, los ganados, los árboles y los frutos. Es la protectora del medio tiempo. A ella le ponen los hombres cuando quieren que su cosecha sea buena o cuando desean que sus animales no se pierdan y rindan como es debido. Ella ayuda a la fecundidad y la fertilidad. Algunos seres humanos le rinden culto y ofrendan parte de sus frutos que recogen de ella. Pero si se olvidan de ella, es capaz de vengarse enviando la helada o tormentas devastadoras. Ella es quien protege a los seres elementales y era la única que sabía cómo pasar la burbuja de total separación de la Tierra Sagrada donde estaban los seres elementales y de la Tierra. La madre naturaleza más conocida como Gea, merodeaba por las altas cascadas de la Tierra Sagrada muy pensativa. Ra observaba minuciosamente el comportamiento de Gea mientras imaginaba diversas alternativas de su reacción cuando supiera lo de la corona. En aquellas cascadas iluminadas por la alegría, pequeñitas criaturas de aspecto delgado y larguirucho, con vegetación en sus caras, con ropa marrón, verdosa y siena pálida, zapatos puntiagudos negros se acercaron a Gea.
-Gea, ¡Oh Gea! ¡La corona! -hablo una de esas criaturas.
-¿Que ocurre Corindón? -hablo con dulzura la Madre Naturaleza.
-Desapareció -hablo otra criatura
-¿Desapareció la corona? ¿Cuál de todas? -había preocupación en el tono de su voz.
-La de cristal -dijo Corindón
Gea se mantuvo en silencio... y abrió su boca.
-¿Quien más lo sabe?
-Gris, Oro, Galena, Mercurio, Magno y nosotros.
-Está bien Rejalgar, por favor que esto no se esparza
-Sí Gea -dijeron los pequeños gnomos.
Los gnomos se fueron y Gea estuvo un minuto más en aquellas cascadas hasta que entró en una y ya no se vio más su figura.