"La fantasía es la única arma en la guerra contra la realidad."
Ella era mágica y no había mentira en su fuego, era una chica triste, pero con un espíritu indomable, opacado por un pasado oscuro que debía superar.
Estaba dispuesta a empezar de cero...
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*Nevaeh en multimedia*
Grace dejó escapar un suspiro de pesadez, trataba de calmarse para no regañar a su hermana menor. Observó varias veces seguidas el desastre antes de hablar.
—Gnomo travieso ¿Qué fue lo que le sucedió a la cocina? — preguntó tratando de sonar lo más calmada posible.
—Solo quería hacer algo para comer— contestó algo apenada.
—Anda levántate, tenemos que limpiar— tomó el brazo de la niña y la ayudó a levantarse.
—Bien tú ganas, vamos a limpiar— dejo el cucharón sucio.
Luego de quitar manchas, trapear, lavar trastes y todo en más de una hora, la cocina al fin quedó impecable. El reloj marcaba las tres de la tarde y la fiesta sería a las cinco, por lo que se apresuraron para guardar los utensilios de limpieza e ir a sus cuartos para arreglarse.
—Ve a tomar una ducha Nevaeh, yo iré por los vestidos— dijo mientras se quitaba los guantes de limpieza.
—Tú también deberías tomar un baño.
—Lo haré luego de guardar la ropa que traje de la tintorería.
—Bien.
Ambas entraron a sus respectivas habitaciones, Grace por un lado dejo su ropa doblaba en su closet y saco el vestido que usaría, lo dejo tendido sobre la cama antes de tomar una ducha. No pasaron ni diez minutos, la castaña ya había salido de la ducha y se encontraba secándose el cabello. Se colocó el vestido con rapidez, antes de cambiar de opinión sobre ponerse algo menos llamativo.
Por unos minutos se sintió linda, pero apartó su mirada del espejo al voltear directo la vista a las cicatrices en sus muñecas. Aquellas marcas en su piel, eran recuerdos de la vez que fracasó ante la vida y aun así quiso seguir peleando. Pero no existe cicatriz, por más brutal que parezca, que no encierre belleza. La belleza de una historia, la costura de una memoria, una forma que demostraba la fragilidad de la mente y la fuerza de una voluntad indomable.
Luego de unos minutos Nevaeh entro al cuarto de su hermana logrando parar por unos momentos todos aquellos pensamientos tristes que Grace aún seguía albergando en su interior. Sonrió para la menor, ella no quisiera verla afligida, dejo su melancolía para después y miro a su hermana ocultando todo aquel rastro de debilidad.
Ambas ya llevaban puestos sus vestidos de gala, solo restaba hacerse un peinado adecuado.
—Siéntate ¿Cómo te gustaría que te peinara? — preguntó Grace.
—Algo simple, no quiero que jales mi cabello— contestó la menor.
—De acuerdo, creo que tengo algo en mente—comentó—Seguro que se te verá muy lindo— afirmó mientras buscaba con la mirada las cosas que usaría para peinarla.
