11 3 2
                                    

Trepaste basándome la columna, desde el comienzo de mis caderas hasta el vello de mi nuca. Te entretuviste posando besos en mi cuello y masajeándome los hombros, noté cómo se me erizaba la piel bajo el peso de tu cuerpo.
Llegaste hasta mi oreja, lamiendo el lóbulo y mordiéndome cariñosamente, yo sonreía con la cabeza pegada a la almohada mientras los escalofríos subían y bajaban.
Incrementaste el ritmo de tus besos y se me movieron solos los pies, sacudida por una corriente eléctrica. Tus manos recorrían mi espalda y tus caricias marcaban el ritmo de mis latidos como un metrónomo.
Me abandoné a ti, puse mi vida en tus labios. Mi pecho subía y bajaba pegado a la cama y yo luchaba por mantener a raya mi respiración agitada.
Tú no lo veías, pero yo estaba en la luna.

EFÍMERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora