El metro. Los andenes bullen de actividad; las escaleras, arropadas por la multitud, se pierden bajo zapatos y abrigos; los letreros y los bancos desaparecen, las masas se los comen; los vagones abren y cierran sus puertas, escupiendo gente sin cesar y tragándose a los nuevos viajeros. Todos caminan, unos con prisa, otros despistadamente, pero nadie se está quieto en el metro. Nunca. La vida allí abajo es un no parar, las suelas de los zapatos repiquetean en las baldosas y las ruedas de las maletas entonan una interminable melodía; gente corre y se choca, peleando por un sitio en el que sentarse y así no tener que permanecer de pie ahí dentro, en esa selva. Un ecosistema lleno de personas metidas dentro de su móvil, engullendo música por los auriculares, intentando pasar desapercibidas y llegar lo antes posible a su destino.
El metro. El lugar donde todos sueñan con ser artistas y ponen a prueba su talento; donde los ladrones campan a sus anchas, ellos son las hienas en esa sabana y convierten al resto en débiles presas; allí abajo, arropados por la multitud, todos se sienten poderosos e indefensos a la vez.
El metro. Un buen lugar para enamorarse o para olvidar, propicio para el cruce de miradas, donde las casualidades existen y el destino se ensaña con más de uno; ideal para convertirse en el escenario de un escritor, perfecto para el comienzo de una historia de amor "Dos personas, destinadas a conocerse, se encuentran, frente a frente, en un vagón. Uno dentro y el otro fuera, querrá la suerte que esa no sea la primera y última vez que sus ojos se encuentren." Suena romántico.
El metro. Donde vive la gran ciudad.

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EFÍMERO
Fiction généraleEfímero, igual que un latido, que un pestañeo, que el disparo de una cámara, así son las historias, breves, penetrantes, abrasadoras. Efímeras. No es una historia, solo son microrrelatos. Seguidme en insta: escritos.lo_