Scars

Prólogo

Un amor de juventud; el primer amor. Un amor inolvidable.

Se conocieron poco antes de comenzar el segundo grado. Un pequeño instante, solo un rose y una mirada soñadora; fueron suficientes para que Kageyama se dejará envolver en esos hermosos y destellantes ojos color caramelo. Unas simples palabras con una voz raspoza y lastimera, pero él la escucho como la melodía más increíble del mundo, bien pudo llegar hasta la ionósfera y dejar un pequeño satélite ahí, en lo más recondito del espacio para nunca perder de vista a ese pequeño y delicado ser. Desde ese entonces sintió que debía protegerlo y juro a si mismo que jamás le abandonaría.... Lástima que en esos días su palabra no tuviera ningún valor.

Error de adolescente; el más grande que pudo haber cometido en su vida. Una simple opinión y el temor al que dirán fue lo que ocasionó la perdida de su primer amor, o eso era lo que él creía.

Kageyama vivió toda su juventud lamentándose por la decisión que tomó en preparatoria; lastimó, dejo e ignoro a su primer amor cuándo más lo necesitó sólo por las apariencias, porque era más importante lo que los demás decían que el simple hecho de ser felíz y vaya que ese chico era su felicidad. Sin importar lo que la demás gente pensará y aunque se creía lo contrario, Kageyama sabía que ese chico era demasiado para él. Solo le veía a escondidas; pasaban mucho tiempo juntos, en la biblioteca, escondidos entre los estantes, tras grandes montañas de libros o en la azotea (cuando el clima se los permitía) pero nunca en público o frente a más de 4 personas ( porque normalmente eran las que estaban en la biblioteca). Tenía pena. No quería ser visto con ese chico y aunque “el chico de la biblioteca” quisiera verlo más tiempo simplemente debía conformarse con el que Kageyama le regalaba. Esa era su relación. Un tanto egoísta (o bastante a decir verdad) pero Kageyama estaba bien ya que el otro chico “ estaba bien”. Nunca le exigió nada, más cuando estaban a solas Tobio le regalaba todo de si, incluso (ya que nunca había nadie en su casa) solían pasar mucho tiempo en la habitación de Tobio; regalandose palabras dulces, inocentes caricias y fugaces besos.

Cuando todo eso terminó, Kageyama entendió perfectamente que la felicidad se había escapado de sus dedos al igual que el momento en que le conoció. Un segundo, una mirada de desprecio y las frías palabras que nunca olvidará.

Ese idiota no me interesa

Este es el primer fic de más de 4 capítulos que me voy a atever a publicar. Recuerden soy muy nueva en esto así que si llegan a leerlo y no les gusta me disculpo con anticipación.

Si no es el caso y les agrada, bueno os agradezco por el tiempo dedicado (y si dejan estrellitas os agradeceré más) si quitaros más su valioso tiempo me despido y espero me apoyen con este nuevo proyecto.