—nosotros somos tu familia, ella es tu hija, ya basta de culparla por lo que pasó.— con una voz firme y elevada, noté como mi padre tomó el brazo de mi mamá, evitando que ésta golpeara mi cuerpo otra vez.
—¿por qué a mi nenita? — soltó un alarido entre forcejeos para tratar de zafarse del fuerte agarre de mi padre. Sus ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar, sus labios partidos y una pálida piel que le daba el aspecto de estar muerta en vida. ella no era mi madre.
Ahí estaba yo, de pie frente a ambos, con Samuel abrazándome con fuerza, y tratando de retener las lágrimas. Estaban tocando el mismo tema, estaban peleando por mi culpa otra vez.
—¿acaso crees que no nos duele? Extraño a Emily, no sabes lo mucho que la extraño, pero Samara también es nuestra hija. Deja de buscar culpables, hay muchas cosas en el mundo que no podemos evitar. — la soltó de una manera violenta y retrocedió algunos pasos atrás. ella tomó uno de sus utensilios de cocina y lo empuñó en dirección a su pecho. no podía creer que ella estaba así por mi culpa. Nombré a mi madre en un grito desesperado que rogaba porque no clavara aquello. Samuel me tomó entre sus brazos y me llevó a nuestro refugio. seguí gritando, no queria estar lejos de ella, no quería perderla también.
—¡joder, suelta esa cuchilla! ¡dijiste que no lo harías!
fué lo último que escuché, se callaron esos gritos y todo se oscureció. Sentía pánico. parecía una inútil simplemente lloriqueando. ¿qué iba a hacer? solo era una pequeña de díez años que cargaba con un peso enorme en sus hombros.
Samuel debe odiarme. Mi padre debe odiarme. ¿por qué no lo harían? Yo misma me odiaba con cada célula de mi cuerpo. me odiaba por el simple hecho de estar viva; cada vez que inhalaba buenos momentos mis pulmones exhalaban tragedias. Entre las lágrimas y el dolor solo repetí la palabra perdón, una y otra vez, deseando solucionar algo que no tenía solución.
Tan sólo era una pequeña.
—¡ahhh! — una fuerte presión en el pecho causo que gritara y abriera los ojos de golpe. Tenía las mejillas encharcadas y mi piel estába casi tan fría como un hielo. Aterrada, pase mis manos sobre mi pecho, éste no paraba de subir y bajar debido a mi respiración acelerada. Me senté en la cama y miré a mi alrrededor, buscando calmarme.
Ese maldito sueño otra vez. suspiré con la cabeza sobre mis manos y me giré un poco para ver la hora. Seis veintitrés de la mañana, es lo que marcaba el despertador. Tenía que levantarme en ese momento para ir al colegio, aún con el miedo de volver a pasar en medio de aquellos pasillos en los cuales era acosada por mis compañeros de clase.
El aire afuera estaba volviendose cada vez más frío, parecía que el sol estába perdiendo su calor aúnque no su brillo. Me tomó tan sólo algunos minutos caminando por la acera contraría a mi hogar cuando decidí tomar el metro, sabía que no era la manera más rápida de llegar a mi destino, pero al fin y al cabo eso era lo que yo deseaba; no volver a ir. Me detuve a comprar un café caliente en un pequeño puesto, antes de subir al metro para continuar con mi recorrido.
Me coloqué los auriculares y puse algo de buena música en mis oídos mientras miraba atravez de la ventanilla. Imagenes comenzaron a invadir mi mente, algunos días soleados en los cuales paseaba con mi familia y amigos, o los lluviosos, cuando se formaban charcos de agua, Emily, Samuel y yo éramos quienes brincaban sobre ellos mientras nuestros padres nos regañaban. Si pudiera pedir un deseo pediría que esas imagenes en mi mente hubiesen pasado en la vida real. Porque eso núnca pasó. No tengo ningún recuerdo felíz, mirándolo desde todos los ángulos es una maldita bendición; al no tener recuerdos felices no tengo nada que extrañar del pasado.
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❛ ineffable // jjk.
De Todo一不要惹我。♡ ͜͡🌙⁸⁸ ❪ Soy una persona triste. Así nací, entre el bien y el mal. Conociendo la felicidad más pura al tenerte, así como el dolor más profundo al perderte. Podía hacerte sentir la persona más felíz de este mundo, pero al mismo tiempo tenia l...