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Jueves, viernes, sábado, domingo.

Los días pasaron demasiado rápido y aquél fin de semana se llevaría a cabo el reencuentro de alumnos. Recuerdo la conmoción de todos los chicos y chicas que salían corriendo durante el viernes cuando las clases finalizaron. Algunos comentando sobre qué disfraz usarían en el esperado evento y otros planeando invitar a la persona que tanto les gustaba. Estaban tan emocionados como la pelirroja, quién solo insistía con varios días de anticipación en que debíamos ir. No había mañana en la cuál no lo mencionara.

—¿entonces iremos? Sólo es una fiesta. por favor, por favor, por favor.— continuó las peticiones frente a mi con sus manos juntas. Quería ignorarla y enfocarme en mi consola, pero sus palabras que se repetían en el viento y hacían un eco cada cinco segundos ya estaban cruzando mi límite.

—¡No voy a dejarte en paz hasta que me digas que si iremos!

—¡Bien! ¿en dónde será la fiesta? y ¿a qué hora?

—Oh, eso.— tomó su celular y revisó su bandeja de entrada. —Namjoon dijo que me mandaría un mensaje de confirmación, pero no lo ha hecho.

—bueno, esperemos a que lo haga.— Sonreí victoriosa y llevé otro de los snacks fritos a mi boca.

No quería ser de mal augurio pero realmente pedía porque ese mensaje jamás llegara. Estar de acompañante en una fiesta no era algo que quisiese hacer, no en éste momento. No me sentía bien para eso.

Transcurrieron las horas. La chica de rizos rojos era presa de la desesperación y yo de la pereza. Mientras más avanzaba el tiempo las posibilidades de que asistieramos al reencuentro se veían lejanas y para mi era pleno alivio. Pasadas las diez fué un caso perdido. Subí a mi habitación y obligué a la contraría a que hiciese lo mismo. Saqué mi diario y comencé a escribir un recuento de lo que había sucedido toda esa semana; desde la llegada del nuevo a mi clase y el problema con el profesor, hasta el incremento de mis pesadillas.

las pastillas no sirven, ya no hacen efecto.
Escribí hasta el cansancio, escribí hasta quedarme profundamente dormida.

'¿por qué me abandonaste?'— sonó cerca de mi oído la voz de una niña infantil, apunto del llanto. Abrí los ojos de golpe y miré a todos lados pero solo estába yo, yo y aquella oscuridad. No entendía de dónde podría venir aquella frase. 

Tallé mis ojos cuidadosamente antes de sentarme en la cama. quería entender sí aquello no había sido más que una alucinación. la voz no mencionó nada más y pensé que simplemente me encontraba imaginando cosas, como decía la señorita Beck. Busqué en mi buró un fasco de pastillas y tragué una con ayuda de un poco de agua, pero justo cuando me recostaría de nuevo esa voz volvió a sonar.

'hace frío aquí abajo...'

Mi piel se heló al instante. el simple hecho de reconocer aquella vocecilla hacía que quisiera gritar y salir de ahí, por más que intentase no tenía control de mi misma.  se formó un nudo en mi garganta y mis ojos se volvieron contenedores de lágrimas. Intenté ponerme de pie y terminé probando el piso.

Había algo controlandome, ese mismo algo me hizó girar la cabeza para ver el espejo de un costado, no se distinguía del todo bien, pero estaba segura de que el reflejo no era mío, no era yo. Comencé a temblar y a sudar frío mientras aquel cuerpo extremadamente delgado realizaba movimientos inumanos y exorbitantes.

❛ ineffable // jjk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora