Pesadillas - Capítulo 2

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Jamie estaba aterrizada.

El Dr. Grayson quería hacerlo y lo había conseguido.

Al salir del hospital, Jamie subió la camioneta con precaución. Todo lo que había escuchado dentro la había asustado.

Trató de prestar atención al Dr. Grayson cuando dijo que era sólo una advertencia, pero aun así se sentía intimidada por la situación.

William había sido tan amable que había conseguido ropa para ella. No recordaba cuando había sido la última vez que había tenido ropa nueva.

Jamie no quería que el momento terminara. Extrañamente se sentía segura con William. Hace muchos años que no creía estar fuera de peligro con un hombre. Y era una sensación rara después de todo.

Cuando le dieron el visto bueno y pudo ir a casa, casi rogó que la dejaran un rato más ahí.

A pesar de sentirse aliviada por que su bebé no corría peligro, quería estar más tiempo con William. Era agradable y Jamie se sentía cómoda con él. Después de todo, la había salvado.

Ella recordaba a William diciendo que no volvería a su casa, eso había calmado su llanto hasta que se dio cuenta de que no tenía a donde más ir. No podía hacer nada que no fuera volver ahí.

Alivió su pena el pensar que al menos por los próximos meses nadie la querría por estar embarazada. Se tocó el vientre inconscientemente pensando que su padre ya no podría ofrecerla a nadie así. Ya se había empezado a notar y ella ya no había podido mantenerlo oculto. Julian estaba furioso.

No quería pensar en llegar a casa, así que se concentró en mirar por la ventana de la camioneta. Jamás se había subido a una, era muy diferente a las pocas veces que subió a un autobús.

Era un octubre muy caluroso y William prendió la refrigeración del automóvil. El viento movía su cabello y lo llevaba hasta molestar a William en el otro asiento. El volteó a verla y sonrió, a ella se le calentó el rostro.
La sonrisa de William hacía cosas en su cuerpo que no podía describir.

- ¿Cuál es tu canción favorita, Jamie? - La pregunta pasó a segundo plano cuando ella escuchó a William acariciar su nombre al decirlo. Nunca le había gustado tanto su nombre.

Recuperando el habla, dijo - Yo no tengo una canción favorita. No suelo escuchar música.

William la miró seriamente y regresó su mirada a la carretera.

- Entonces elige una canción que te guste.

Jamie hizo un sonido afirmativo con la garganta y se sintió inexplicablemente nerviosa. William prendió la radio y tomó su mano. Jamie casi le dio un golpe al sentir hormiguear su piel. Se le aceleró el pulso y comenzó a hacer un gran esfuerzo por respirar. Guió su mano hasta el botón y las canciones empezaron a correr.

Dejó una que no conocía pero que la tranquilizaba. No pensó más y dejó que sus pensamientos tomaran algún rumbo.

Después de unos minutos de viaje, los ruidos de los autos cesaron. Jamie no quería saber a donde iban, sólo quería estar con William. Probablemente era peligroso confiarse tanto, pero si hubiera querido hacerle daño ya lo hubiera hecho hace un buen rato.

Pasaron frente a una residencial elegante y grande. Se miraba tan bonita que Jamie quiso mirar más. Se preguntó que habría dentro para que la seguridad fuera tanta. Porque ciertamente era demasiada.

- ¿Qué hacemos aquí? - preguntó Jamie curiosa.

- Te dije que no ibas a volver allá, ¿no? - Ella lo miró sin comprender. - Vamos a mi casa.

¡No eres mi tipo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora