William miraba a Jamie tendida en la cama.
Se sentía inundado por la desesperación. No sabía que era lo que le pasaba.
Sí, su madre se portó muy mal con ella, pero ella no parecía tan afectada. No entendía nada, y ella no le decía nada. Ella era muy cerrada y eso lo tenía frustrado.
Ahora más que nunca necesitaba saber que era lo que realmente había pasado en su vida. Se puso muy mal, y él no tenía idea de la razón.
Así como estaba se miraba tan pacífica, era difícil imaginarla como la había encontrado un rato antes. Su estado lo había puesto en el hilo de la desesperación.
Ahora sólo le quedaba esperar a que despertara. Había quedado inconsciente en sus brazos y no había despertado desde ese momento.
El doctor se había ido desde hacía algunos minutos y ella aún no estaba despierta.
Bajó un momento para cambiar su ropa por algo más cómodo y cuando volvió, Jamie ya no estaba en la cama.
Buscó con la mirada por toda la habitación pero no la encontró. Se asomó al baño y, extrañado, se dio cuenta de que ahí tampoco estaba.
Entonces, escuchó la puerta abrirse. Volteó con preocupación de que no fuera ella y suspiró de alivio al verla parada en la puerta.
-Lo siento, estaba buscándote.
-¿Qué sucedió?- preguntó el, más hosco de lo que hubiese querido.
-William... Es complicado.
Ella lo miró con pena. Él no pudo evitar pensar que se miraba hermosa hasta con esa mirada.
-¿Qué es? ¿Qué te hizo eso?
Ella negó, dejando que algunas lágrimas hicieran un largo y tortuoso recorrido por sus mejillas. Se sentó, temblorosa, en un pequeño banco que William había puesto horas antes para estar cerca de ella.
Tocó su vientre de forma inconsciente y William se asustó.
¿Sería algo relacionado con el bebé?
-No quiero que tú... Pienses mal de mí. Y sé que lo vas a hacer.
Ella se abrazó a sí misma, aún llorando. Grandes sollozos salieron de su pecho, William la miro, desgarrado.
Deseaba poder abrazarla, pero no le pareció buena. Ella parecía haberse cerrado completamente a él. Ni siquiera lo miraba. Estaba avergonzada y él no sabía por qué. Tampoco estaba seguro de querer saberlo. Sabía que cualquier cosa que ella dijera en ese momento iba a desgarrar su corazón.
-En serio lo lamento. Yo no quería... De verdad.
Se sentía tan confundido y dolido. Estaba furioso porque lo que fuera que le había sucedido la había marcado y destrozado. Y estaba tan frustrado porque ella no lo dejaba ayudarla. Se cerraba a él.
Él quería hacer todo por verla bien, pero ella no quería.
-¿¡Que pasa, Jamie!? No puedo ayudar si no me hablas, nena. Ya no quiero verte así. ¿Qué debo hacer?
Ella sólo sollozó más fuerte.
-No es nada. Sólo que... Los recuerdos. Llegan cuándo menos lo espero y... No me dejan en paz.
William la miró, dudoso. No le creía, para nada. Él sabía que estaba mintiéndole.
-Puedes comenzar a ir con un psicólogo. Tal vez no quieras contarme a mí. Pero ellos pueden ayudarte.
Ella asintió.
William estaba muy preocupado. No había nada más en su mente que lo que había sucedido hace unas horas. No creía que los recuedos pudieran hacer eso. Ella estaba muerta de miedo.
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¡No eres mi tipo!
ChickLitWilliam Williams no esperó enamorarse así. De esa chica tan dañada y frágil, de esa chica que necesitaba su ayuda. De la chica embarazada y dulce que había ayudado. No esperaba enamorarse de su inseguridades y defectos, tampoco de sus manías e ideas...