CAPÍTULO 3

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Después de este agotador día, al final, pude relajarme en la piscina, nadar 4 km y sin pensarlo dos veces, agotarme y así no pensar en todo lo que me pasaba por la cabeza, ¿Puedo confiar en él? ¿Volverá a ocurrir? Y es que, estoy harta de dar segundas oportunidad, debería alejarme del pasado y poder vivir este presente de mierda, o poner un punto y aparte a todo…

21:00h, estoy en casa y por obligación he tenido que cenar, por suerte eran dos Frankfurt, que comí lentamente y luego llegó la bronca de quien había dejado pelos en la bañera, ¿Lo podéis creer? Yo me callo y hago lo que debo, estoy harta si pero si no lo hago yo no lo hará nadie, y estoy harta de que en esta familia no se valore lo que se tiene, mi relación con ellos, Pedro y Rosa, mis padres, no es agradable, Pedro siempre busca una excusa para enfadarse y decir lo maravilloso que es el que puede hacer más cosas que nosotras y bla bla bla, cuando llega a un punto es mejor dejar la mente en blanco, pensar que estás en otro lugar y que eres feliz. Aunque esa “felicidad” dura hasta el primer golpe que recibes. En el segundo, piensas: Otra vez no, y en el tercero, el cuarto y así sucedidamente, ya te da igual. Porque has aprendido a estar así. A vivir así, a sentirte así, ¿y cómo se todo eso? Porque es a mí a quien le pasa, no soy ninguna víctima, solo que me siento sola, no soy nada en esta casa, y es que en este lugar, yo me siento usada, como una mierda literalmente. Y es por eso, por lo que soy así. Rosa mi madre, ella a veces si se enfada conmigo por alguna chorrada, pero como siempre es una montaña de un grano de arena mis discusiones son fuertes, aunque yo me calló y me limito a mover la cabeza de arriba abajo, no tengo la confianza en mí misma para decirle todo lo que tengo que decirle, que es odiosa y que ojala no hubiera hecho que naciera. O por cierto, tengo una hermana, si doña perfecta, la que cuando nací me odio por no ser un chico, la que me odia porque siempre le reñían a ella hasta que se fue de casa y todo era para mí, pero lo mío era peor, a ella no le maltrataban psicológicamente, a mí sí. Cada día, a cada hora, eres tonta, una gorda sin utilidad, solo sirves para un saco de boxeo, ni eso estas fofa, eres una gorda, ¿Cuándo dejaras de existir?

¿Cuándo dejaras de existir? Esa pregunta. Esa era la pregunta por la cual ahora mismo tenía el cúter en mi pierna derecha, esa era la causa, por la que dejaba que la sangre saliera de mi organismo, mis problemas, mi dolor por otro dolor, mi forma de pensar ahora mismo era esa y aunque… lo hubiera prometido, prometí que en mis muñecas no, pero no en las piernas. Si, Alex López decidió prometer que no se cortaría en las muñecas.

*Flashback*

-Yo… yo… Sí, te lo prometo, ahora suéltame. –dije cansada de él.

-Prométeme que no cortaras más tus muñecas.

-¡Que sí, joder! ¡Suéltame, me haces daño! – dije gritando eufóricamente.

-Perdón… Ven aquí – y me abrazo. Fue un abro increíble, nunca había sentido tanta calidez.

*Fin del flashback*

Limpié las lágrimas que caían con la mano, y acabe de bañarme, para que los cortes sanaran.

Me acosté, 3:40 am, un record.

7:00h apagó el despertador antes de que suene, no quiero despertar a nadie, me gusta esta tranquilidad que hay, es como si estuviera sola, pero una soledad encantadora, sin nadie que grite, sin peleas, solo yo y mi respiración. Me hago un moño y me cepillo los dientes, me pongo un poco de base y me hago la raya de abajo, suelto mi melena que al ser rizada solo la mojo para dar de nuevo vitalidad a mis rizos, me miro al espejo, estoy horrible. Físicamente, mentalmente, mi cuerpo es horrible, toda esa grasa acumulada, mi cara, mis brazos, mi barriga, mis tetas, mi culo, mi cintura, mis caderas, todo. Me doy asco.

7:58h salgo pitando y doy un portazo a la puerta, que se despierten, yo siempre tengo que hacerlo. La mañana transcurre normal, me duermo a primera hora, y en la seguna y la tercera me las paso hablando y comentando cosas de la semana, también me rio un montón de chorradas y acabo expulsada con todas las del “grupo” Nadie, Fany, Sara, Marta y Lorena. Me llevo bien con todas, son agradables y aunque son un poco falsas, llevan toda la vida conmigo.

Todo lo que queda del día normal. Aburrido y divertido. Normal y sin preocupaciones.

Hasta que vuelvo a marearme, y cuando estoy a punto de caerme, alguien me sostiene.

-Cuidado Alex... – mi cabeza no procesa lo que pasa después, solo sé que veo en negro y después. Nada.

(NARRA HUGO)

Alex, esa chica… ha cambiado mucho. Antes era… ¿feliz? Sé que cuando dejamos de hablar, la veía decaída por el colegio, y que su vida dio un giro, que la persona en la que confiabas deje de hablarte… si… yo. Pero no tenía tiempo y no podíamos hablar nunca, todo era demasiado complicado, lo deje con mi novia de 8 meses, y no podía.

Pero cuando la vi en aquel pasillo, sangrando, algo de mi volvió a funcionar, volví a sentir esa adrenalina de ayudarla, de saber que le pasaba, y cuando me vio, solo bajo la mirada, ¿eso es lo que hice? Me quería morir en ese instante, sinceramente verla después sentada en los lavabos/vestuarios llorando, tan débil, tan vulnerable... Di un paso al frente y ella me lo confeso todo. No sabía qué hacer, tenía que ayudarla, estaba preocupado, necesita a la Alex que conocí.

Después del encuentro por la mañana y después a la tarde donde me prometió que no volvería a cortarse, me relaje, pero sabía que ella no estaba bien, quería saber de ella, y por eso le envié un mensaje:

“Hola, soy yo Hugo, no sé si me tienes bloqueado o te has cambiado de número, pero tengo que intentarlo. Verte de nuevo, ha significado muchas cosas para mí, nunca imaginé que estuvieras en la situación en la que te encuentras, sé que yo ahora no soy nada para ti, pero me gustaría entenderte y ayudarte, no espero una respuesta, solo…piénsalo. Besos. Hugo.”

Eran las 2:00 am y aún no tenía una respuesta, así que decidí dormí. Por la mañana todo igual, alguna que otra expulsión, el examen de inglés lo hice perfecto. Y vi que Alex, se despedía de Nadie y Sara, se me hizo extraño que no estuviera con David pero solo me preocupe que la vi marearse y casi caerse al suelo si no llega a ser porque un chico la atrapo, David. Me acerque corriendo para preguntar que le pasaba, pero claro, nadie lo sabía.

Junto con David, cogí en brazos a Alex y me sorprendí de lo poco que pesaba, la llevamos a la enfermería y la enfermera nos dijo que esperáramos fuera, que sería por el calor que hacía. Me preocupe tanto que empecé a morderme las uñas.

-Por cierto, ¿Te conozco? – me dijo David.

-Hmm… ¿Alex no te ha hablado de mí?

-¿Debería hacerlo?

-Soy Hugo, un “amigo”

-David – nos dimos la mano, como diciendo si, fue un placer conocerte “tete”.

Imbécil pensé. Solo tenía una cosa en mente. Alex. 

Mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora