Capítulo 1.

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(Narra Zoey)

-¡Zoey! ¡Zoey! ¡Venga, levántate ya! ¡Tienes que ver esto! –Gritaba Abby desde la puerta de mi habitación.

Quiero mucho a mi hermana, pero es inaguantable cuando se lo propone y hoy se lo ha propuesto.

-¿Qué es tan urgente para despertarme ¡a las 11 de la mañana!? ¿¡Pero tú estás loca!? –La tiré con un cojín. -¡Largo de aquí! –Grité.

-Venga, Zoey, ¡que tienes que ver quién sale por la tele! –La miré obligándola a dejarse de adivinanzas. -¡Sale Harry, Zoey! –Gritó emocionada.

-Vete.

-Pero..

-Pero nada. Vete Abby. –Se quedó quieta. -¡Ya!

Desapareció por la puerta. Sé que me he pasado y que no debo gritarla así pero solo con oír su nombre, pierdo los nervios.

Me tapé con las sábanas e intenté volver a dormir, no sin antes deshacerme de un par de lágrimas que caían por mis mejillas. Esto tenía que acabar ya.

(Narra Mark)

Fui a buscar a Zoey a su casa tal y cómo quedaríamos que iría para ir a dar una vuelta esa tarde pero no fue ella quién me abrió.

-Hola, Abby. –Sonreí. -¿Está tu hermana?

-Sí, sí que está, pero igual prefieres ponerte una armadura antes de entrar a buscarla.

-Está de mal humor, eh. –Afirmé directamente.

-Para variar. –Se quejó.

Abby fue a avisar a Zoey de que estaba esperándola y en diez minutos salimos por la puerta de su casa.

-¿Qué te ha pasado hoy? –Pregunté.

-Nada, ¿por qué?

-Porque tu hermana se creía que iba a la guerra cuando he ido a buscarte, ¿a qué viene ese mal humor?

-Es el de siempre.

-No, ahí te equivocas. Es verdad que desde hace un par de años estás de mal humor casi a diario, pero nos conocemos desde pequeños y los dos sabemos que ese no es tu humor habitual.

-Desde hace tres años, camino de cuatro, no desde hace dos, y lo sabes perfectamente. –Puntillo.

-Vale, sí, lo sé, ¡pero es que no puedes tirarte así para siempre, Zoey! No sé en qué idioma decírtelo ya.

-Lo que menos necesito ahora es una charla, Mark. –Saqué un cigarrillo y empecé a fumar.

-¿Y qué quieres que haga? ¿Ver cómo tiras tu vida a la mierda por él y quedarme de brazos cruzados, sin hacer nada? No puedo hacer eso.

-Nada de lo que hagas puede hacer que esto cambie. –Dio una calada.

-Pues si no soy yo, hazlo tú. Haz lo que sea pero cambia de actitud, Zoey. Estás insoportable, ¡estás destrozando la buena relación que tienes con tu hermana! Estás echando a la gente que te quiere de tu lado, conseguirás que se vaya todo el mundo.

(Narra Zoey)

-... conseguirás que se vaya todo el mundo. –Ha tocado nervio.

Giré el cuello como si fuese el resorte de una puerta y miré a Mark.

-Por ahí no vayas, Mark, por ahí no. A mi hermana no la metas en esto porque no tiene nada que ver. Y si la gente se va de mi lado, es porque nunca debió estar conmigo, es porque a la mínima huyen.

-Es porque tú les echas. –Sentenció.

-¡Para! ¡Deja de decir eso! ¡Sabes lo que me duele que me digas eso!

-¡Pero es que es la verdad! ¡Soy tu amigo y te voy a decir la verdad aunque duela! Siempre estás borde y la gente se cansa de intentar ayudarte.

-¿Tú también te cansas? –Sequé una lágrima antes de que se diese cuenta de que empezaba a llorar.

-Me lo pones muy difícil, Zoey. Yo también te necesito a veces y me duele verte así, ya no eres la misma, y no quiero que te quedes sola.

-¿Piensas que a él también le eché de mi lado? –Otra lágrima cayó.

-Zoey..

-Contéstame.

-No lo sé, pero por algo se fue, por algo no llamó, por algo no te ve cuando vuelve, ¿no crees?

-Osea, que para ti, yo soy la culpable de todo lo que me ha pasado, ¿no? ¿¡Por qué no te vas tú también!? Si echo a todo el mundo de mi lado, ¿qué haces aquí todavía? –Grité llorando.

-Porque un día te prometí que no te dejaría hundirte y es lo que intento hacer.

-Si no llega a ser por esa promesa, hace tiempo que te hubieses ido, ¿verdad?

-¡No! ¡Eres mi amiga, joder! Si te digo todo esto es para que espabiles, para que te des cuenta de que no puedes seguir así eternamente, ¡qué igual que él pasó página, tú también puedes hacerlo!

-¡Pero es que yo necesito un libro nuevo! –Grité. -¡Necesito irme de aquí! ¡No puedo olvidarle si le veo a todas horas en la televisión! –Me quité las lágrimas de la cara. –No puedo olvidarle si todo el pueblo se revoluciona cuando vuelve y yo me encierro en casa esperando a que venga a buscarme, si a cada rincón que miro me viene a la mente un recuerdo con él. ¡No puedo! –Ya no controlaba las lágrimas.

Antes de que Mark me contestase, salí corriendo de allí para volver a mi casa y encerrarme, para no ver a nadie. Entré en casa y fui directa a mis padres.

-Me quiero ir. –Anuncié.

-Vale cariño, pero no vuelvas tarde. –Sonrió mi madre.

-No mamá, que me quiero ir de aquí, de Holmes Chapel, necesito un cambio de aires.

-¿Pero así, de repente? –Preguntó incrédulo mi padre.

-Llevo mucho tiempo pensándolo, papá y de verdad que es lo que quiero, además, será bueno para mí, para ver si puedo valerme por mí misma, no siempre voy a depender de vosotros.

-Bueno, mañana lo hablamos todo con tiempo, ¿vale? –Asentí y subí a mi habitación.

Pasé por delante del cuarto de Abby y no pude evitar entrar a hablar con ella.

-Hey, lo siento. –Me disculpé.

-¿Cómo has dicho?

-Me has oído perfectamente... Esta mañana me he pasado un montón, pero es que no me dejas otra elección.

-Claro, ahora es culpa mía cuando eres tú la que está insufrible.

-Abby, sabes cómo estoy y sabes por qué estoy así, ¿no? –Asintió. -¿Entonces por qué vienes a despertarme diciéndome que sale ese en la tele?

-Joder, lo siento, es que a veces se me olvida y no me doy cuenta. –Se levantó y me abrazó. –Lo siento, de verdad.

-No te preocupes pero, por favor, intenta que no se te olvide. –Asintió sonriendo.

-Me voy a dormir, enana.

-Buenas noches. –Sonrió.

-Buenas noches. –Le devolví la sonrisa.

Llegué a mi habitación y me tiré en la cama casi en plancha, solo espero que hoy mi subconsciente me dé tregua y él no aparezca en mis sueños. Solo pido eso.


Past always comes backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora