Capítulo 5.

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(Narra Zayn)

-¿Ya se ha ido? –Preguntó Niall desde arriba.

-Sí.

-¡¿Pero quién era ese monumento?! –Exclamó mientras bajaba corriendo por las escaleras.

-Zoey, ya te la he presentado. –Contesté como si nada.

-¿Dónde la has conocido? ¿Cuándo la has conocido? ¿Ha habido tema? –Curioseó.

-La conocí anoche de fiesta, y Niall, por favor, cuando entraste en mi habitación estaba a horcajadas encima de mí, ¿cómo puedes preguntar si ha habido tema? –Reímos.

-Es que son las preguntas básicas que nos hacemos cuando una chica pasa la noche en esta casa.

-Lo sé, pero hay veces que no hace falta hacerlas, se saben. –Reí.

-Bueno, ¿y qué?

-¿Qué de qué? –Contesté extraño.

-¿”Luego te llamo”? ¿Por qué mientes a la pobre chica?

-No la he mentido, luego la voy a llamar.

-Perdona, ¿cómo has dicho? –Preguntó incrédulo.

-Ya me has oído.

-¿Pero la vas a llamar en serio? ¿Desde cuándo llamas tú a una tía?

-Niall, no me des el coñazo. La voy a llamar y punto. –Contesté subiendo a mi habitación. –Y ahora déjame dormir, que no he pegado ojo en toda la noche y estoy cansado.

-Como para no estarlo, ¡menos mal que tenemos las habitaciones insonorizadas que si no seríamos dos los que no hubiésemos pegado ojo! –Gritó.

-Tres. –Contesté. –Te olvidas de Zoey. –Dije antes de entrar a mi habitación.

-Sigo sin saber qué hace para ligarse a tantas tías. –Le oí decir para sí mismo antes de cerrar la puerta.

La verdad es que yo tampoco lo sabía.

(Narra Zoey)

Cogí un taxi y en 20 minutos estaba en mi casa, con unas ganas locas de meterme en la cama y dormir durante días pero, inmediatamente, mi timbre comenzó  a sonar como si se tratase de una cuestión de vida o muerte.

-¿Quién cojones será ahora? –Pregunté para mí misma.

Abrí la puerta y, cómo no, ahí estaba Roow.

-Solo podías ser tú.

-Cuéntamelo todo, y espero que al menos tengas su teléfono porque si no me tiro por la ventana.

-Vivo en un octavo, Roow, eso sería suicidarte. –Comenté con voz adormilada mientras me tumbaba en la cama.

-Pues por eso mismo: la información o mi vida. –Exclamó.

-Eso no tiene sentido… -Comenté para mí misma. –He pasado tooooooda la noche con él, ¿contenta?

-¿TE HAS ACOSTADO CON SEMEJANTE HOMBRE Y ME LO CUENTAS COMO SI NADA? –Gritó.

-No te lo cuento como si nada, te lo cuento con sueño, ¡déjame dormir! –Supliqué. –Y no grites, me duele la cabeza.

-Eso se llama resaca. –Asentí. -¿Y qué? ¿Qué tal es en la cama? ¿Y cómo besa? ¿Fuisteis a su casa o vinisteis a la tuya? ¿Cuántos años tiene? ¿Tiene hermanos? ¡Dime que tiene un hermano gemelo para mí!

-¿No me vas a dejar dormir, verdad? –Negó. –Voy a ducharme, me visto, me invitas a comer y te contaré todo lo que quieras.

-¡Hecho! –Contestó entusiasmada.

Past always comes backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora