Capítulo 34.

78 3 0
                                    

(Narra Zoey)

Necesitaba despejarme la cabeza, así que decidí salir a dar una vuelta. Tuve que soportar a algún periodista pesado que, para mi suerte, se acabó dando por vencido de perseguirme para no obtener respuesta.

Me dirigí a una zona poco transitada de Londres cerca de mi casa, que hacía días que no me pasaba por ella.

Comencé a andar y una fina lluvia, que empezó a caer, me transportó a recuerdos no muy lejanos…

-Harry, nos estamos calando. –Reí en sus brazos.

-¿No te gustaba el agua? –Rió corriendo.

-Ahí me has pillado.

Llegamos corriendo al soportal de casa y me bajo al suelo.

-Estamos empapados. –Reí.

-Me da igual, estamos juntos y es lo que me importa.

-Cuando te pones romántico, me enamoras un poco más. –Le besé.

-¿Sabes que te quiero, no? –Asentí. -¿Y que soy muy feliz contigo? –Volví a asentir. -¿Eres feliz?

-Soy muy feliz. –Contesté con una sonrisa. –Tengo conmigo al amor de mi vida y estoy trabajando de lo que siempre he querido. Es verdad que hay un loco por ahí que pretende hacernos daño, pero cuando estoy contigo no tengo miedo, Harry. Me haces fuerte.

-No nos va a pasar nada, tenlo claro. No voy a permitir que nada malo nos pase, sobre todo a ti.

-¿Me lo prometes?

-Te lo prometo.

Sonreí al instante. Era feliz, muy feliz. Por fin tenía todo lo que siempre había querido y podía compartirlo con gente que me quería muchísimo y que se alegraba de mi felicidad.

Giré la esquina y me topé de frente con él.

-Mark. –Susurré dando un paso atrás.

-Hola, Zoey. –Sonrió. –Cuánto tiempo.

Me di la vuelta para irme, no quería estar a solas con él.

-No, no, no te vas de aquí. –Me cogió de la muñeca, se abrió el abrigo y me enseñó el arma que llevaba con él. Se me congeló la sangre.

-¿Qué quieres, Mark? –Tartamudeé.

-Tú y yo nos vamos a ir a echar un vistazo a tu casa, que me parece que hace mucho tiempo que no vas, ¿no?

No le contesté. Tiró de mi brazo y comenzó a andar, arrastrándome. ¿Por qué he salido a dar esta vuelta? ¿¡Por qué no me he quedado en casa!?

Llegamos a mi portal y me alegré porque no tenía las llaves.

-No tengo llaves. –Le dije.

-No importa, yo sí. –Sonrió mientras abría la puerta.

-¿Cómo se había hecho con las llaves de mi portal? Supuse que también tendría las de mi casa…

Y así fue.

Entramos y me llevó directamente a la habitación de invitados.

-Zoey, pensé que eras diferente. –Me miró fijamente mientras me obligaba a sentarme en la silla. –Pensé que te darías cuenta del cabrón que tienes a tu lado y que le dejarías. He estado esperando años a que te dieses cuenta de que yo era el hombre de tu vida y de que teníamos que estar juntos, pero sigues sin querer entenderlo. Yo te quiero Zoey y tú desperdicias tu tiempo con Harry. Él no te merece.

No sabía qué contestar, tenía miedo de decir las palabras equivocadas. Mark se paseaba de un lado a otro de la habitación con el arma en la mano y yo solo temblaba de miedo.

-¿Qué vas a hacerme Mark? –Susurré.

-Es muy fácil, Zoey. Sé que te sonará drástico pero si yo no puedo tenerte, nadie te tendrá. –Sentenció mirándome fijamente.

-¿V-vas a matarme? –Acerté a pronunciar.

-Siempre has sido una chica muy lista. –Mi cara palideció. –Pero no soy tan malo, voy a dejarte que te despidas de tu gente. Coge papel y boli y ponte a escribir. Tienes 30 minutos.

Tardé en reaccionar pero me levanté e hice lo que me dije. Me resigné, no tenía nada que hacer que me ayudase. Cogí el boli y comencé a escribir.

Trece minutos después había acabado y había llenado el papel de lágrimas, apenas podía ver claramente la cara de Mark.

Mark ando hacia mí y se colocó detrás de la silla. Sentí el cañón de la pistola en mi nuca.

-Si vas a matarme, hazlo mirándome a los ojos. –Hablé.

Se rió pero dio la vuelta hasta colocarse delante de mí.

-Siempre has sido una chica con mucho carácter. –Sonrió. –Esto va a dolerme más a mí que a ti.

Colocó la pistola en mi frente, me miró a los ojos y yo solo podía pensar en Harry, pero no dejé de mirarle ni un solo momento. Mi respiración estaba agitada, sabía que ahí acababa todo, que ese era el fin. Agarré el collar que Harry me regalo con mi mano derecho y me aferré a él.

Lo último que oí fue el ruido del arma.

Past always comes backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora