❝𝘁𝗼𝗺𝗯𝗲𝗿 𝘀𝘂𝗿 𝘃𝗼𝘂𝘀❞ ˢʰᵃʷⁿ ᵐᵉⁿᵈᵉˢ

➫thirty-three

Maratón 5/?

⇣Le dedicaré el siguiente capítulo a la primera persona que comente, ah ♥⇡
espero no morir iknoradah :'v

Algunos chicos corrían hasta un lugar seco para evitar empaparse más, y otros jugaban y reían debajo de la lluvia, disfrutando ese lindo momento como si fuera el último.

La morena solo atinó a colocar la capucha de su casaca encima de su cabeza para evitar en lo posible de mojarse.

En otras circunstancias, habría estado más que feliz con el clima de ese día.

Había hecho un trato con su tía aquel día. Y quedaban menos de una semana para que pudiera ir a Francia con ella, ya que para esa fecha, las clases habrían concluido en su totalidad y no habría impedimento para eso.

Esquivó a los alumnos tan rápido como sus manos pudieron apartarlos para llegar lo antes posible a su primera clase del día, uno de sus cursos favoritos y los que más le entretenían. La clase de historia empezaba en exactamente diez minutos y no quería llegar tarde a dicha clase.

Soltó un gran suspiro al llegar sana y salva al salón, en donde se podían observar aproximadamente cinco alumnos puntuales, que con entusiasmo y atención se maravillaba no con las historias que contaba su profesor. Claramente ella no sería la excepción. La historia era lo único que podía hacer que sus malos pensamientos dejen su mente.

―¡Buenos días Bell! ―saludó cordial el profesor, muy feliz de su presencia.

Ginger sólo le sonrió. No tenía voz como para responderle y más si tenia que fingir alegría.

―¿Dónde estuviste? ―preguntó la chica de cabellera negra, con la que de vez en cuando cruzaba para la brasa y sonrisas.

―Es una larga historia ―respondió sin ganas.

―¿Tan larga como para faltar casi un mes a clases? ―enarcó una de sus delgadas cejas.

La morena se encogió de hombros, ya no quería seguir hablando del tema, porque su mente se inundaba de recuerdos tan nostálgicos que en cualquier momento explotarían en llanto.

El estruendoso sonido del timbre sonó por cada rincón de la escuela.

Una gran mancha de alumnos se observó en la puerta, temerosos de haber llegado tarde, pero finalmente el profesor accedió y ordenó que pasaran.

Convencido de que ya todos estaban en sus puestos y que ya no quedaba ni un alma fuera del salón, comenzó a pasar lista. Eso tomaría unos largos cinco o siete minutos.

―¿Shawn Mendes? ―cuestionó el profesor, erizando la piel de la morena en cuestión de segundos, hacia mucho que ya no escuchaba de él.

De repente, dos toques en la puerta y una dulce, pero decaída voz se pudo escuchar.

«¿Que le pasó?» era la única pregunta que cruzaba por la mente de Ginger.

Solo podía sentir la profunda mirada de Shawn sobre ella, robándole cada vez más el aliento. Aunque eso no significaba mucho, ya que había perdido todo el afecto que le tenía al muchacho.