➫forty-one

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Diez años después...

―Responde lo que puedas Shawn ―dijo James sonriente.

El castaño asintió y al mismo tiempo una pequeña sonrisa se había escapado de sus labios.

Se encontraba muy nervioso, porque sabía que las preguntas que le harían serían sobre su vida amorosa a lo largo de los años. Su desastrosa vida amorosa.

También tenía miedo. No quería decir algo hiriente frente a una cámara, ya que era muy diferente que confesar lo que sientes a alguien en privado que decirlo a la mitad del planeta.

―¡Tres! ―gritó el joven detrás de la cámara.

James acomodó su corbata.

―¡Dos!.

Shawn jugaba con sus manos y buscaba respuestas a las posibles preguntas que le harían.

―¡Al aire!.

En ese momento contuvo por al menos cinco segundos la respiración.

Escucho como de forma animada James saludaba al público para luego presentarlo a él como el invitado de la noche en el programa. Hasta ahora, las cosas marchaban bien. James preguntaba cosas acerca de su carrera musical, algunas cosas familiares y de su relación de casi cuatro años con la bella Jennifer que lamentable había acabado hace al menos tres meses por temas de su trabajo como enfermera.

―Shawn ―dijo James soltando un suspiro―, ha llegado la hora que tanto temíamos los dos.

El público río, tomándose a la broma las últimas palabras del rubio, ellos también rieron, aunque por dentro sabían que eso no les había sonado como una broma.

―Bien Mendes, espero no incomodar ―hizo una pequeña mueca, la cual paso desapercibida frente al público―. Hace unos días salió a la luz un romance que tuviste hace algunos años con una chica ―él quería parar, porque sabía la pregunta que lanzaría no sería muy buena para el estado sentimental de Shawn― ¿Podrías contarnos sobre eso?.

Soltó un largo suspiro y mientras trataba de formular una respuesta agachó la cabeza para empezar a jugar con sus dedos.

―En mi juventud ―pausó― conocí a una chica ―miró a James―, creo que por obvias razones no diré su nombre para protegerla de este medio ―le sonrió y volvió a la misma posición de antes―. Ella era una chica de sentimientos tan puro y dulce en todos los aspectos, sabía cómo alegrarte el día con sus chistes malos o sus frases sarcásticas y soy capaz de catalogarlo como la mujer perfecta hasta el día de hoy. Debo admitir que los recuerdos que tengo con ella son la inspiración de mi música...

―Tu musa ―completó James mirándole.

―Exacto ―sonrió sin mostrar los dientes.

Shawn sabía que el rubio necesitaba saber más, no sólo por su trabajo, sino también porque él era bastante curioso.

―¿Qué pasó con ella? ―cuestionó apoyando su mentón en la palma de su mano.

Esta vez, el castaño empezó a admirar las maravillas del bello suelo y a la vez recordaba las dolorosas imágenes de aquella camilla vacía.

―Hasta donde sé, ella se encuentra en París junto a su tía ―respondió cerrando los ojos un par de segundos para calmarse.

El rubio sentía la tristeza de su amigo, ya no quería decir ni una palabra, aunque Shawn quería seguir hablando.

―Antes de eso ella sufrió un accidente, el cual la dejo con severas lesiones en la cabeza y creo que te imaginas lo que paso después. El día en el que se fue mi madre me obligó a ir a la escuela porque estaba a nada de perder el año, pasaba días enteros únicamente admirando cada facción de su rostro cuando dormía ―una pequeña risa salio de sus labios―. Pasé toda la mañana y parte de la tarde inquieto por alguna razón. Recuerdo que me dio un poco de flojera ir en cuanto salí de la escuela ―el coro de risas provenientes del público retumbó en su cabeza―. Cuando llegué ella ya no estaba en donde solía estar ―miró sus manos un momento antes de mirar nuevamente al frente, conteniendo las lágrimas al recordar lo doloroso que fue eso―. Lo que más me dolió, fue que no logré que me recordara al menos un poco y creo que fue por eso que no se despidió.

Un profundo e incómodo silencio siguió después de aquella confesión.

―Pero lo que más me duele es decir "en mi juventud" y sentirme un el viejo de veintiocho años que soy ―bromeó antes de soltar una melodiosa carcajada, la cual el público siguió.

A simple vista no se podía apreciar lo devastado que estaba Shawn con el simple recuerdo de Ginger sonriéndole cuando lo veía llegar con la bandeja del desayuno en sus manos. Eran cosas que no podía olvidar, aunque el rostro de la morena ya era distorsionado.

La persona que conocía de toda la vida al gran Shawn Mendes era capaz de reconocer cuando él se encontraba mal emocionalmente. Este era uno de los momentos en el que sus tristes ojos eran opacado por su inigualable sonrisa que iluminaba hasta la vida del chico más triste que existía.

Agradecía internamente que el programa ya casi llegara a su fin.

En cuanto este llegó a su fin, ignorando los llamados de James, se dirigió directamente al camerino.

Necesitaba desahogarse.

Necesitaba a esa persona que le dijera que todo andaría bien la mañana siguiente.

Necesitaba a Ginger.

Quería llorar.

"Creo que es más fácil soñar que te tengo junto a mí que caer en la realidad de solo tenerte como uno de mis bellos recuerdos. Te extraño y te amo."

Fin.

❝𝘁𝗼𝗺𝗯𝗲𝗿 𝘀𝘂𝗿 𝘃𝗼𝘂𝘀❞ ˢʰᵃʷⁿ ᵐᵉⁿᵈᵉˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora