Capítulo 7: Robo

34 6 3
                                    

Llevábamos una hora en el centro comercial, habíamos comprado ropa y habíamos llevado a Peter a todas las tiendas que nos gustaban y luego le decíamos que juzgara como nos quedaba la ropa. Es todo un experto. Tengo que admitir que Peter es uno de los chicos más divertidos que nunca he conocido, es el contrario de su hermano, su hermano solo sonríe, y dice cosas que solo él entiende. Sin embargo, Peter es todo lo contrario, tiene la misma sonrisa que su hermano, pero él no la utiliza a todas horas, solo cuando hace falta.

-¿Está bien, o sea que si tuvieras un pato lo llamarías Cuack Cuack?-Le pregunta Peter a Jess riéndose. Llevamos 5 minutos debatiendo que nombre le pondríamos a un pato si lo tuviéramos, y todo porque hemos visto a un tío disfrazado de pato.

-Si...Bueno...¡No lo sé! ¡Pero es un gran nombre!-Peter y yo reímos, y Jess solo se dedica apegarnos golpecitos en el hombro toda indignada.

-Al menos es mejor que llamarlo Yellow.-Le responde Jess a Peter.

-¡¿Por qué?!.-Se ríe.-Yellow es genial. Ahora somos Jess y yo quienes reímos.

-No me puedo creer que estéis hablando de que nombre le vais a poner a un pato que ni siquiera vais a tener.

-Yo tuve un pato.-Me contesta rápidamente Petey. Ambas lo miramos.-Se llamaba Yellow.-Jess me mira e intenta evitar sonreír.-Reíros si queréis, pero era un pato muy fiel, te seguía por toda la casa.

-¿Y cómo subía las escaleras?-Intento no reír, pero no puedo, la imagen de un pato subiendo y bajando escaleras me da gracia, y aún más la idea de u pato persiguiendo a Dylan y a Peter por la casa.

-Mi hermano lo subía por las escaleras, es que a mí se me caía, así que solo lo podía coger si estaba sentado.-Esta vez los tres reíamos. Pero la verdad es que yo no podía parar de imaginar a Dylan, el chico misterioso y que estaba cogiéndole miedo llevando un patito arriba y debajo de la casa.

-Me imagino a ti llorando porque el pato se te ha caído. Y el pato allí todo feliz correteando por la casa como si nada.-Volvemos a reír.

-Pues algo parecido la verdad.-No paramos de reír y de seguir contando anécdotas sobre nuestra infancia, creo que las de Peter son las más raras de todas, pero son también las más divertidas.

Peter nos lleva a cada una a nuestra casa. Estamos los 3 muy cansados de tanto reír y caminar, así que lo primero que hago al llegar a casa es encender la tele e ir a preparar la cena. Mi madre aún no ha llegado, así que eso significa que su turno no ha sido cancelado. Cojo la nota que le he dejado y la tiro.

Ceno mirando la tele. Al acabar me voy a dormir el sueño puede conmigo.

Debían de ser las 2 de la madrugada ya que escucho la puerta abrirse, debe de ser mi madre, me he dejado el móvil a bajo y no tengo la hora. Mis ojos se empiezan a cerrar. Pero algo los detiene. Algo se a caído a bajo, en el salón. Me levanto corriendo y bajo para ver si mi madre está bien. No veo nada, no es porque no haya luz, ya que la luz de la luna ya me sirve para ver algún cuerpo, simplemente que no hay nadie, lo único que oigo son chirridos de la madera del suelo que cruje, y me da miedo acercarme a ellos.

-Mama...-Pregunto al aire para ver si alguien contesta. Pero nada, solo recibo una oleada de aire frío que proviene de una ventana que yo recuerdo haber cerrado. 

Estoy asustada y me da miedo moverme, es estúpido, pero pienso que si no me muevo no me pueden hacer nada, aunque en el fondo sé que eso no es verdad. Estoy unos cuantos segundos paralizada, pero al fin decido moverme e ir a por mi teléfono móvil para llamar a mi madre o a la policía del pueblo (tenía el número guardado en contactos. Mi madre dice que siempre va bien tenerlo). No esta. Mi teléfono, no está donde lo deje. Escucho algo moverse detrás de mí, me da un golpe muy fuerte en la frente y caigo al suelo. Entonces oigo como la puerta de mi casa se abre y se cierra con un portazo. Permanezco en el suelo bastante rato, tengo miedo y estoy sin ningún número de teléfono, mi madre y yo no somos las que suelen tener una lista llena de números apuntados, pero después de este día voy a hacer una. En casa solo queda el teléfono fijo. Me dirijo a él y marco él número de mi madre que me lo sé de memoria, nada, no contesta. Me pongo a pensar algún número más, no me sé el de Jess de memoria así que a ella no la puedo llamar. Dylan. Recuerdo haber guardado el número de teléfono de Dylan en la chaqueta tejana. Enciendo todas las luces de la casa y voy a por el papelito. No me hace mucha gracia tener que llamar a Dylan por esto, pero no hay otra. Marco su número en el fijo, y en el tercer pitido se oye la voz de Dylan dormida.

With love, your vampireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora