Capítulo 13: ¿Pero a ti que te pasa?

24 5 0
                                    


Me desperté tirada en el sofá, me dolía un poco la espalda ya que estaba acostumbrada a mi cama.

-Buenos días cariño.-Escuche a mi madre desde la encimera de la cocina.- ¿Por qué has dormido en el sofá?

-Me quede frita viendo un programa de estos de cotilleo de la tele, las cosas estaban muy interesantes.-Se mofó de mí y siguió haciéndose el desayuno.

Me fui al baño a hacer pis, y a ducharme, aproveche para depilarme un poco antes y después me vestí, decidí ir un poco veraniega ya que hoy hacia calor.

Mi madre me había preparado una tostada y un café, yo no era de tomar café, pero hoy me iría bien.

Salí de casa con pereza, no quería ver a Dylan después de lo de ayer. Solo esperaba a que realmente ayer estuviera borracho y hubiera sido todo un mal entendido.

-Hola.-Dije yo con poca energía al entrar en su coche. Él no me contesto, me observo un segundo y arrancó el coche.

El trayecto era silencioso como de costumbre. Pero por primera vez ese silencio me resulto incómodo, la mandíbula de Dylan estaba tensa como si tuviera ganas de echarme a patadas o algo por el estilo, y en vez de irme mirando como solía hacer se dedicaba a mirar la carretera y nada más, ni un simple <<hola>> o una sonrisa de esas que no entiendo.

-¿Te puedo contar lo de ayer?-Necesitaba romper el hielo. Otros días me habría encantado este silencio, por muy incómodo que fuera, pero hoy no, hoy necesitaba toda la atención de Dylan. Me observo con cara de desprecio e indiferencia, cosa que me molesto.

-A ver...-Dijo cortante y con tono un poco sarcástico.-Cuéntame ¿Qué te paso?-Parecía indiferente a mí, como si realmente yo no le importara nada ni un mínimo.

-Si vas a estar así...-No quise acabar mi frase, porque vi cómo me estaba mirando Dylan, con cara de estar cansado de mi.-Ayer.-Dije sin darle importancia a su aspecto hacia mí.- En la biblioteca una señora no me dejaba de observar...

-No me digas...-Dijo cortándome y tocándose la frente como si pensara.-¡Era lesbiana!-Soltó una risa y siguió observando la carretera.

-No. Me acerque a ella y entonces ella llevaba un libro y cuando me vio muy cerca lo dejo en el estante y se largó, así que yo decidí coger el libro...

-I iba sobre brujería y Satán.-Me volvió a cortar fingiendo una cara de sorprendido.-No puede ser...

-Tú eres idiota. ¡El libro iba sobre Hombres lobo!-Me miro confundido, pero después de rio. Se mofó en toda mi cara con esa sonrisa irónica y de despreocupación que tanto odiaba.

-Te están gastando una broma. Sea quien sea lo pillaré, pero solo es una broma.-Volvió a reír un poco.

-¿¡Tu estas tonto o que te pasa!?-Le espeté con un grito en toda la cara.-¡Te estoy contando algo que para mi es importante y tú lo primero que haces es reírte!-Me observo con una sonrisa.

-Te has saltado una de mis normas, me has gritado.-Eso sí que me enfureció. Encendió la llama que estaba intentando contener.

-¡Mira...!-Le grite matándolo con la mirada.- ¡No sé por qué estas así, pero yo no te he hecho nada! ¡Así que a mí me tratas bien! ¡Tú no eres nadie como para colocarme unas normas estúpidas mientras estabas ebrio!

-Primero, te has vuelto a saltar mi norma.-Dijo él muy tranquilo.

-¡Y dale con la estúpida norma!

-Segundo.-Paro un momento para mirarme.-Yo ebrio soy igual que sobrio.-Dijo esas palabras muy tranquilo como si yo no estuviera histérica.

-¿Pero tú te escuchas cuando hablas?-Fruncí el ceño alucinada por su manera de comportarse.

-Pues claro, soy un amor.-Tire la cabeza hacia atrás apoyándola en el respaldo de la silla del copiloto y solté una pequeña risa. Dylan me miro como si estuviera loca.

-Un amor...-Repetí con una sonrisa de enfado en la boca.-Tú puedes ser de todo pero no un amor.

-¿Recuerdas quién te está ayudando a buscar a quién te esté haciendo esta jugarreta?-Su tono era despectivo e intentaba humillarme con él.

Mire por la ventana de nuevo y me calle, no quería seguir hablando con él, no quería seguir escuchando sus estupideces y mucho menos quería ver su estúpida sonrisa.

Cuando llegamos al instituto cerré la puerta del coche con un portazo sin ni siquiera decirle adiós, cuando me iba alejando le hice el dedo de la butifarra y me largué.

-¡Hola!-Peter me saludo cuando entré en el instituto, se lo veía contento como siempre, le regalé una de mis sonrisas, me alegraba encontrarme con un Whitemore que no fuera un bipolar de mierda.

-¿Me acompañas a la taquilla?-El asintió con la cabeza. Me di cuenta en un detalle que nunca me había fijado, sus ojos. Eran parecidos a los de su hermano. Dylan y Peter no se parecían mucho, ni en aspecto ni en carácter, pero si te fijabas tenían cosas en común. Peter era pálido pero se le notaba el moreno, su hermano era igual, pero estaba más moreno. Peter tenía el color de cabello castaño y Dylan negro como la ceniza. Los ojos de ambos eran casi exactos, quizás los de Dylan eran un poco más claros, pero casi no se notaba la diferencia y la mirada de ambos era penetrante. La mandíbula de Dylan era fuerte y un poco cuadrada, y la de Petey era más redondita. Eran diferentes a su manera, pero sí que había una cosa clara, los dos hermanos tenían la misma sonrisa.

Llegué a la taquilla, abrí la puerta...

-¡Car!-No podía ser. Escuche la irritante voz de la que una vez fue mi mejor amiga, Brooke. Cuando íbamos a tercero de primaria nos discutimos por una estupidez muy grande, pero Brooke era muy rencorosa así que paso rumores malos de mi a la gente y consiguió que algunas personas desconfiaran de mí, desde ese momento no fue nunca más mi mejor amiga. Pero gracias a lo que ella hizo conocí a la que hoy es mi mejor amiga, Jess, en tercero me apoyo contra mi clase consiguiendo que todos los compañeros me volvieran a respetar. Brooke no nos dejó de molestar ni a mí ni a Jess durante casi toda primaria hasta que se cando y se volvió como nuestra "amiga" aunque a mí no me caiga del todo bien.

-Te he visto salir del coche de ese chico...Y me preguntaba que si... Bueno, ¿le podrás dar mi número de teléfono?-Mire a Peter que de repente se tensó, pero al instante soltó un ruido de risa que por suerte Brooke no notó.

-Pero si no lo conoces.-Le solté con indiferencia.

-Da igual, me ha parecido mono.-Brooke me sonreía con picardía, como odiaba esa sonrisa. Desde que Brooke entro en el instituto lo único que ha hecho ha sido tener novios, creo que hacía tiempo que no la veía soltera, Brooke era una chica guapa, de medida mediana, con un color de cabello castaño-pelirrojo y ojos verdes, y una piel pálida y perfecta. Creo que lo que más me gustaba de ella eran sus pecas de la cara, eran tan monas, no tenía muchas, pero le daban un toque aún más bonito.

-Claro, luego se lo doy.-Realmente no lo iba a hacer.

-¡Genial! Nos vemos luego.-Realmente no nos íbamos a ver. Era una aprovechada, solo iba en busca de la gente por algún tipo de interés propio.

-¡Genial Car!-Repitió Peter con un tono chillón burlándose de Brooke.

-Cállate.-Le dije mientras me reía.

-¿No estaréis riéndoos de mí, verdad?-Dijo Jess abrazando a Peter por detrás.

-No todo gira en torno a ti.-Contestó Peter riendo.

-Eso es lo que tú crees.-Los tres reímos de la estupidez de Jess. 

With love, your vampireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora