El general Merino abre la puerta de un solo golpe, provocando que todos demos un pequeño salto debido a la interrupción que provocó en mitad del largo silencio.
-¡Toledo! Quedas libre, pero no olvide de dirigirte a mi oficina antes de marcharte. Recuerda nuestro trato...-
Se me viene a la mente instantáneamente lo que Laura me habia contado. Es en este momento cuando ella delatará a alguno de nosotros. No me sorprende... siempre he sabido que Laura haría lo que fuera para salvarse el pellejo, incluso culpar a un inocente. Ya no se ni que imaginarme, no sé qué irá a decir, pero lo que sea no cabe duda que el general le creerá. Puedo notar en su mirada de que él está embobado con ella.
Laura se pone de pie. Se siente triunfante. Logró lo que quería y ella lo sabe. Camina sensualmente hacía la puerta acercándose bastante al rostro del general. Le sonríe. Y antes de cruzar el umbral mira hacia atrás para darnos unas últimas palabras.
-Espero vernos pronto chicos. Fue un gusto.-
Se cierra la puerta. Y es ahora cuando el silencia comienza torturarnos poco a poco. Miro a mis dos compañeros. Ahora solo somos tres, Andrea, Javier y yo. La presión sube cada vez más... después de todo, ahora el culpable solo se reduce a uno de nosotros.
Javier rompe el silencia lanzando un fuerte puñetazo hacia la pared, lo que provoca que sus nudillos comiencen a sangrar. Comienza disparar maldiciones hacia todos lados. Veo como Andrea se incomoda y asusta cada vez más con la reacción de nuestro compañero
-¿Puedes tranquilizarte? Tu actitud no arregla las cosas- digo hacia Javier para calmar el ambiente.
Envuelto en su furia no tarda en lanzarme una mirada desafiante, y responder con toda su ira.
-¡¿Cómo quieres que me calme?! Ahora que Laura se ha marchado no me queda nada en este puto lugar. ¡De seguro ya se olvidó de mi existencia! Y tú ahí como siempre tan buenito. No soporto esa actitud de mosquita muerta ¡carajo!-
Noto que la pobre Andrea tan tímida como siempre comienza a ponerse cada vez más tensa, por lo que trato de mantener la cordura.
-Entiendo que estés asustado. Todo lo estamos, no empeores las cosas creando un drama. Por favor.-
Esta vez no tardó ni siquiera un segundo en dar su respuesta.
-¡Que te jodas imbécil! ¡Yo reacciono como quiero y cuando quiero! Siempre dicen que los más tranquilos son los peores ¡A que eres tú el culpable, bastardo!-
Sin ni siquiera darme tiempo para captar lo que estaba sucediendo Javier se abalanza sobre mí y me da un puñetazo en el ojo.
Lo lamento por Andrea, pero ya no aguanto más este tipo de acusaciones hacia mi persona.
Lo empujo fuertemente contra el piso y me arrimo a él para darle un fuerte golpe en la cara. No estoy orgulloso de mí actuar, pero en este momento la sangre me hierve. Él no es el unico que no soporta más este lugar.
En cosa de segundos siento las manos de alguien tomándome por los hombros para apartarme de Javier, quién se encuentra con la nariz sangrando producto de mis golpes. Es Merino quien me sostiene para que me tranquilice y deje al pobre hombre que se encuentra abatido en el suelo.
Ni siquiera recuerdo haber escuchado cuando la puerta se abrió y entró el general, dado a la furia que sentía en aquel momento.
-¡Déjense de niñeces! Lo unico que falta es que ocurra otro asesinato.-
Avergonzado me suelto de las manos del general y me siento en una esquina. Hace mucho tiempo que no perdía los estribos como lo he hecho ahora.
Javier adolorido se pone de pie. Me mira con odio, pero sé que al mismo tiempo tiene un poco de miedo. Hoy en día no soy un hombre de peleas, pero cuando era pequeño solía amocharme con los niños de mi barrio. No vivía en un lugar muy acogedor, por lo que tuve que aprender a defenderme. En aquellas calles fue donde aprendí a dar buenos golpes.
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Cinco sospechosos y un asesino
Mystery / ThrillerHistoria de un asesinato, creada por 5 estudiantes de periodismo. Creación en proceso.