Semilla

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Human AU

Redacción: Su esclava Hanatamago ¿Quién más?

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Wang Yao un joven chino se había mudado a esa pequeña casa en la Rusia oriental hace apenas una semana.

Cuando Yao llegó a la ciudad decidió explorar los alrededores encontrando una casita, aparentemente abandonada, hecha de madera, vacía en su totalidad...Pero eso no era lo más impresionante; lo más maravilloso era el campo de repleto de girasoles detrás de la casa. Un paisaje como ningún otro, se veían ordenados, cuidados, pero no eran girasoles como los demás, lucían...Con más vida, con una belleza magistral, como si cada flor fuese poseedora de la elegancia y poder del sol mismo.

Yao miraba con los ojos bien abiertos aquellos girasoles, con algo de temor al no saber quien era el dueño de aquel terreno, se adentró entré los girasoles para observarlos a detalle, perdiéndose en la belleza que poseían, el sol brillaba con fuerza y aún así un aire frío acariciaba los pétalos de aquellas flores con dulzura, también acariciaba la mejilla de Yao, provocándole una risa encantadora, honesta.

El asiático estuvo un buen rato en aquel campo de girasoles destacando por su precioso atuendo de seda rojo. Una gentil pincelada de rojo escarlata sobre la suave y amarillenta pincelada de acuarela que son aquellos pétalos.

En cuanto comenzó a caer la noche Yao decidió volver al pueblo. Corre emocionado por los caminos de tierra del poblado, el frío le acaricia como regalo.

—¡Señora Olga!—le anuncia a la esposa del panadero que está acomodando el pan en la ventana para su exhibición—. ¡Encontré un campo de girasoles y una casa abandonada, aru!

—¿La casa de la bestia abandonada?—Pregunta con extrañeza la señora parando su tarea.

—¿Bestia, aru?—pregunta sorprendido el chino.

—¡Sí!—responde por la señora una muchacha joven de nombre Masha que trae una canasta para su pan—¿No se ha enterado señora Olga? ¡La Bestia se fue hace mes y medio!

—No me diga...Bueno, mejor así, que aquí nadie lo quería—replica Olga.

—¿Pero que "Bestia" aru?—Yao confundido.

—Ay pues el dueño de la casita que te encontraste, esa Bestia—La gran explicación de Masha.

—Pero...es una ¿Bestia de verdad? ¿Con colmillos pelo y todo, aru?— se imagina a una terrible monstruo peludo con enormes bigotes, pelaje negro y duro como cables de cobre así como unos ojos rojos e irritados.

—Bueno, no, no tiene tanto pelo y si lo tiene no lo sabemos, siempre usa abrigos grandes y gruesos, además de una bufanda, siempre, siempre, nunca nadie le ha visto sin ella, oh y a veces sombrero—explica Olga como si fuese una barbaridad.

—Incluso en verano, además que es aaaaalto muy alto, más que todos los hombres del pueblo ¡Muy alto!—el chino mira atentamente a las doncellas cuando estas hablan moviendo la cabeza como en un partido de tenis pensando que en ese país todos son demasiado altos para su gusto.

—Y ancho. Muy ancho.

—¿O sea que es un hombre alto y gordo, aru?—pregunta Yao que se lo está imaginado.

—No, para gordos mi marido—le corrige la señora Olga—. No, se veía alto e imponente pero no estaba gordo, me supongo. Tenía la piel pálida como un muerto y el cabello blanco como la nieve.

—¡Ay y sus pisadas que hacían temblar por donde andaba!— Grita Masha en una voz aguda, ciertamente lastimera. Yao no tiene miedo, al contrario, está fascinado—. Ay, era un horror cuando venía al pueblo—Olga asiente ante esto—, aún no entiendo como es que tamaño Bestia puede cuidar de ese increíblemente precioso campo de girasoles.

Extraño (RoChu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora