El primer encuentro

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Narra Rukia

Despierto con lágrimas en mis ojos. De nuevo había tenido el mismo sueño.

Desde que llegué a este sitio, cada noche he tenido el mismo sueño.

—Rukia, ven a desayunar—llamó mi madre

—si, en un momento—respondí

Me levanté de mi cama y me dirigí al baño para tomar una ducha rápida, cinco minutos después ya estaba lista con mi nuevo uniforme.


Había llegado hace tres semanas con el fin de adaptarme a mi nuevo hogar, si se le podía considerar así: y hoy iniciaban las clases. Para ser exactos comenzaría mi primer año en preparatoria. Me hubiera encantado empezar la preparatoria junto a mis amigas, pero a mi madre se le ocurrió la grandísima idea de casarse, y para colmo mudarnos de las transitadas calles de Tokio a una pequeña ciudad llamada Karakura.

No es que no estuviera alegre de que mi madre sea feliz y que haya conocido el amor pero por qué tomó la decisión de mudarnos cuando en Tokio ya teníamos nuestra vida.

Para mi suerte solo estaría tres años y volvería a Tokio para comenzar la universidad.

—buenos días, mamá, buenos días Byakuya—salude

—buenos días hija—responde mi madre

—buenos días Rukia—respondió mi padrastro

Byakuya Kuchiki, según lo poco que me había dicho mi madre sobre su ahora esposo, era que se conocieron cuando hubo una reunión de trabajo en la cual se reunieron todas las sucursales donde trabajaba mi madre, a pesar de la distancia salieron un par de veces, hasta el invierno donde anunciaron que se casarían a principios de primavera, antes de que saliera de mi shock por la noticia, me anuncian que nos mudaremos a Karakura, y no solo eso también la noticia de que tendría un hermanito o hermanita.

Byakuya no es una mala persona, solo que quiere comportarse como si fuera mi padre, no mejor dicho como mi hermano mayor, pero en fin, si mamá era feliz, yo la entendería, después de todo nunca conocí a mi padre.

—Rukia se te hace tarde—anunció mi madre

—vamos, te llevaré a la escuela—sugirió Byakuya

No quería una convivencia de padrastro a hijastra, pero para mí desgracia aún no ubicaba bien la escuela, así que iría, por fortuna solo asitiria a la ceremonia de inauguración y ver quiénes serían mis compañeros.

Durante el trayecto me quedé impactada al reconocer el camino hasta la escuela.

No entendía cómo era que lograba conocer el camino a la escuela si era la primera vez que iba, ya que el dia de inscripción fue mi madre y el de inscripción lo tomé en línea ya que aun estaba en Tokio y no podía darme el lujo de viajar ocho horas solo por un examen.

Sentía que no era la primera vez que admiraba las calles llenas de estudiantes y trabajadores para ir a sus destinos.

Las mismas calles tenían un leve parecido a las ecenas que mi cerebro produce en mi estado de inconsciencia.

—llegamos—la voz de mi padrastro me sacó de mis pensamientos

—gracias por traerme a la escuela—me descorche el cinturón de seguridad para salir del auto

—Rukia— llamo

—¿Qué?

—olvídalo.

Quería decirme algo pero por alguna razón dudo si era correcto decírmelo

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora