Día 64: El Trato.

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Capítulo 1

El Trato

Christa

Luego de un agotador día de clases decidí tomar una siestecilla para recuperar energías y estar a toda máquina en el partido de hoy, coloqué la alarma un poco más temprano de lo que me hubiese gustado para poderme alistar como debería, me sumergí en un sueño profundo y un largo rato después el ringtone que le reservé a nadie más que a mi mejor amiga empezó a sonar, sacándome por completo de mi ensueño.

Im a Barbie Girl, in as Barbie's world...

-¿Pero qué...? -dije aún adormilada mientras atendía la llamada.

-¡¿DÓNDE MIÉRDA ESTÁS?! ¡EL PARTIDO VA A EMPEZAR Y ESTOY RODEADA DE RUBIAS HUECAS EN MINIFALDA!

En otra ocasión, le hubiera recordado que ella también es rubia y que también está en minifalda, pero esta vez estaba muy ocupada con otro asunto.

-Espera... ¡¿Qué?! ¡Pero si son las...!

Oh. Hace dos horas que debió sonar mi alarma.

-Ya James te fue a buscar. -me informó.

-Voy para allá -culminé sin esperar a que ella se despidiera.

Al ver mis cosas algo desordenadas entendí todo, les explicaré, aparentemente, hoy mi hermanita Susy ha decidido jugarme una 《pequeña》 broma, ella tomó mi celular mientras dormía -creo- y desajustó la hora que tenía en modo 《predeterminado》 entonces la alarma que debió sonar hace un poco más de dos horas... jamás sonó.

De no ser por Erika hubiera seguido todo el maldito día durmiendo con el horario de Venezuela, y ¡enhorabuena Susy! Hoy The Matters, el equipo de fútbol de mi secundaria juega uno de sus más importantes partidos y yo no soy nada más y nada menos que la líder de las animadoras...

Me vestí a velocidad del rayo con el uniforme de las porristas y me coloqué mi bolso ya arreglado que contenían unos jeans, una blusa blanca sencilla, -no pasaría todo el día vestida con una faldita y un top- y los pompones, tomé una coleta y bajé por las escaleras corriendo mientras le lanzaba una mirada acusadora a Susy, quién merendaba en el comedor...

-Tú -ladré con odio.

-¡Holi! -Se atrevió a responder.

-Tú desconfiguraste esto ¡¿verdad?! -exclamé con teléfono en mano.

-Sólo quería que descansaras un poco... -dijo en un registro bajo, haciendo un puchero que me pareció lo más adorable del mundo...

Terminé perdonándola, ¡bravo! ¡Viva yo! Pero en verdad, ¿cómo enojarme con ella?

-Oye... ¿y papá? -pregunté antes de salir.

-Está en el partido, él pensó que tu también lo estarías.

-Oh...

-¿Puedo ir? -Preguntó con otro puchero.

Suspiré.

-Vale...

Mi fuerza de voluntad no estaba precisamente al tope.

Al abrir la puerta me topé con mi novio esperándome en su auto, un Ferrari negro, cerré la casa con llave y me senté en el asiento delantero, él me dió un espléndido beso y le sonreí a manera de saludo.

-¿Qué haces aquí? -pregunté algo molesta.

-¿Así es cómo me saludas ahora, nena?

-¿Ya empezaron el partido? -dije ya hiperactiva.

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