Capítulo 10
Intento Nº2
Liam
No puedo sacarme la maldita canción de Taylor Swift de la cabeza desde ayer, sobre todo después de descubrir que la jodida tableta con ojos me había grabado cantándola en la ducha. Se supone que ducharse es algo privado y que ahí puedes hacer cuanta mierda te de la gana porque nadie te molesta, pero al parecer, esos días se acabaron porque ahora estoy conviviendo con la persona menos respetuosa del universo. Esto último no sólo lo digo porque haya entrado sin avisar en mi habitación sino porque ordenó casi todo y ahora no soy capaz de encontrar nada... ¡Cómo la detesto!
En fin, esta mañana bajé un poco más tarde de lo normal a desayunar, ya que el perro -al que había llamado Flopy- se había cagado sobre mi alfombra y, como nadie eficiente sabía del pobre animal, ¿adivinen quién tuvo que limpiarlo? Así es: el puto Liam.
Cuando llegué a la cocina, descubrí que todos estaban sentados en la mesa menos Susy.
-¡Buenos días, cariño!- saludó mi madre con emoción.
-Buenos días, ma.- respondí mientras le daba un besito en la cabeza.- ¿Dónde está Susu?
Christa gruño -por supuesto- pero fue ella quién me contestó:
-Está enferma esta mañana, tendrá que quedarse en casa.- ella me lanzó una mirada significativa que pude descifrar como "En realidad no está enferma" y entonces recordé que anoche después de bañar a Flopy, Christa me había dicho que el perro no se podía quedar todo el día solo en la casa, entonces fue cuando yo le pregunté si tenía algo en mente y asintió. Ahora sé de qué se trataba su plan.
-Creo que es alguna gripe que está dando.- dijo el señor White con voz ahogada y luego sorbió por la nariz.- Supongo que yo también la he pillado. Desde esta mañana no hago más que estornudar.
Me senté en la mesa y le dirigí una mirada significativa a Christa, quien sólo se encogió de hombros y continuó comiendo.
Me aclaré la garganta luego de tomar un bocado de mi tocino.
-Bueno, supongo que subiré antes de irme para ver cómo sigue.
-Own, eso es muy considerado por tu parte, Liam.- dijo mi madre con ternura mientras tomaba mi mano por encima de la mesa.
Le sonreí a mi madre y minutos más tarde, después de terminar mi desayuno, subí a la habitación de Susy y llamé dos veces a la puerta pero nadie contestó así que entré sin permiso, al estilo Christa.
Susu estaba sentada en su cama, muy concentrada escribiendo algo en una pequeña libreta de color rosa. En vista de que aún no había advertido mi presencia, toqué de nuevo, ya dentro, para captar su atención, lo cual funcionó.
-¡Hey, Sue! ¿Qué estás haciendo?- pregunté mientras cerraba la puerta.
-Escribo mi diario. ¡Pero es confidencial!- se apresuró a decir mientras apretaba el objeto contra su pecho.
Puse los ojos en blanco.
-¿Para qué alguien quisiera tener un diario? Es una cosa ridícula.
Ella se vio momentáneamente ofendida pero luego se recuperó y me respondió con su vocecita de tú-no-entiendes-porque-eres-un-bobo.
-A un diario puedes contarle cosas que no serías capaz de contarle a nadie más.
Bufé con burla.
¿De verdad las chicas hacían ese tipo de cosas? Diablos, algún día tendría que robar uno para empaparme de los más jugosos chismes.
-Pero es un jodido trozo de papel.- dije a medio camino de un ataque de risa.
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64 Días
HumorChrista White, una chica que está acostumbrada a tener lo que quiere, es la líder de las porristas y la persona más gruñona y exagerada que Liam Black pudo conocer alguna vez. Liam Black, un rubiales mariscal de campo y la persona más estúpida y arr...