Día 48: ¿Plan e intento Nº3?

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Capítulo 17

Plan Nº 3

Christa

Ayer, en definitiva, fue un día de mierda.

Estaba bastante entusiasmada, pese a la actitud del idiota, pués ayer sería el día en que viera a mi tía, por parte de mi madre.

Llevaba años sin verla, dado que se mudó a un estado muy lejano hace un par de años...

En fin, hace poco contactó conmigo a través de Facebook, y dijo que estaría en L.A pronto, y que deseaba verse conmigo; me entusiasmé demasiado.

Por alguna razón muy creepy Erika pensaba que sólo era un asesino violador escondido tras el perfil de mi tía, le dije que se había fumado algo, pero luego me contagió su temor.

En fin, quedé verme con mi tía, adivinen lo que pasó...

No, no era ningún pederasta.

Simplemente ella quería hablar de la herencia, deseaba 'guardar', hasta que cumpliera los veintiuno, mi parte... la mandé a la mierda.

Habló de mi madre como si fuera un objeto, de mi padre como un estafador, y de Susy y yo como víctimas.

Obviamente me fui de allí sin despedirme siquiera; me sentí absolutamente impactada y decepcionada al mismo tiempo.

Es una hija de pu... vale, mi abuela no es puta, pero vosotros entiendeís.

-¿Christa? -dijo el profesor de la clase, trayéndome a tierra- ¡Christa!

-¿Eh? -pregunté distraída.

-¿Podrías responder a la pregunta que hice?

-¿Podría repetirla?

-¿Podría adivinarla?

-¿Fotosíntesis?

El salón entero rió sin poder más.

-Estamos en clase de física, señorita White. -dijo el profesor acomodándose los anteojos.

Oh.

Bueno, no es mi culpa que los profesores de física y biología sean el mismo.

-Si no va a prestar atención, retírese del aula. -sentenció.

-Okey.

-¿No capta las indirectas? -preguntó de forma retórica.

Tomé mis cosas poco a poco, y, finalmente, me dirigí a la salida, atrayendo la mirada de todos los del aula.

No es muy común que me saquen a mí, Christa White, de clase.

En fin, fui hasta el patio, para no echarme al hombro otro regaño más por parte la directora -y otra semana más sin auto.

Allí, sentado tras la sombra de un árbol, se encontraba Dan.

-¡Hey! -le saludé- Gracias por prestarme la sudadera ayer.

Le lanzé el suéter, él lo atajó en el aire.

-No le dijiste a nadie que te lo di, ¿cierto?

Negué con la cabeza.

-De todas formas, ¿por qué no? -cuestioné.

-Porque empezarán a llamarme marica, y cosas como esa -explicó-. Tonterías, sólo que es más sencillo fingir que nada pasó... ¿no estás molesta?

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