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-Ven quiero mostrarte un lugar- habló el castaño, acercándose a su acompañante y vendandole los ojos.

-¿Qué haces?

-Es una sorpresa... ¿confías en mí?

-Claro que confío...- el pelicastaño sonrió y entrelazó su mano con la de su amigo.

Caminaron por largos minutos, pasando por grandes casas y edificios, por personas que los miraban raro, hasta perros ladrando; hasta que los dos jóvenes se adentraron al bosque, pasando por varios árboles, hasta que se detuvieron en un lugar.

El pelicastaño poco a poco fue quitándole la venda de los ojos a su amigo, el otro chico al sentir que le quitaron la venda abrió los ojos y se sorprendió.

-¿Qué significa esto?- preguntó el chico mirando a su amigo castaño.

En el lugar donde se encontraban habían demasiadas flores de casi todos los tipos, algunos tenían forma de corazón, de un cisne, de una luna pero la que más llamó su atención fue una que tenía forma de conejo, era hermoso; también había globos de corazones.

-Tenia planeado decírtelo hace mucho, pero no tenía el valor necesario para hacerlo- dijo el pelicastaño, mirando hacia el suelo -¿Por qué no miras mejor el lugar?

El chico miró confundido a su castaño amigo, para después mirar el lugar donde se encontraban, miró las flores, los globos todo estaba bien ¿por qué tendría que mirar mejor el lugar?... seguía mirando... y no encontró nada.

¿Qué se supone que tengo que mirar?- pensó.

Ya cansado volvió su vista donde se encontraba el castaño, más él no estaba ahí.

¿Acaso es una broma?

Un poco molesto se echó en el pasto, estirando sus brazos y piernas, mirando al cielo que estaba despejado se empezó a tranquilizar ¿Por qué se habrá ido? ¿Acaso solo quería burlarse de mí?... estaba a punto de levantarse hasta que vio algo raro en el cielo no era una paloma ni un pato ¿Qué es?

Miró algo extrañado aquella cosa en el cielo, mientras se acercaba más lo podía ver con claridad, hasta que se paró encima de él y una soga salió de el globo aerostático... porque si es un globo aerostático.

-¿Piensas quedarte ahí parado?- pregunto el castaño quien hace un momento sacó su cabeza de la barquilla.

-Pensé que te habías ido...- dijo algo triste su amigo.

-Te dije que tenia que decirte algo, no pienso irme hasta decírtelo- sonrió -¿vienes?

El chico sonrió y subió la soga, cuando estaba ya en la barquilla abrazó a su amigo castaño, para después separarse de él fuertemente y darle un pequeño golpe en el hombro. Y sonrió después.

-¿Y qué hacemos aquí?

-Pues que- - fue interrumpido por las gotas que caían del cielo, ¿acaso está lloviendo? pero es imposible, se supone que es de día.

De repente todo cambió y desde al fondo se pudo ver que una gran ola venía...

Y se despertó de golpe.

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