Capítulo 2

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Capítulo dos


El parque a las siete se encuentra solitario, algo que no debería ser normal ya que es el tiempo en el que mejor se hace presente lo hermosa que es la naturaleza. Los últimos rayos que el sol brinda se reflejan perfectamente en el lago el cual tiene unos cuantos arboles a su alrededor quienes no impiden que los rayos hagan de las suyas.

La chica de ojos verdes y su gran vestido de quince, sus padres y hermanos esperan el disparo de la cámara, uno el cual llega en el momento en el que una fuerte oleada de aire hace mover los árboles, ocasionando que su vestido se mueva y algunas hojas, que caen, le den un toque peculiar a la foto. Escucho los murmullos de sus acompañantes detrás de mi mientras ajusto el lente de la cámara.

-Tratare de conseguir una toma del lago mientras los rayos del sol hacen su aparición – le digo a los padres de la chica al hacer mi primer disparo.

Me alejo con la cámara en mano tratando de buscar una distancia hiperfocal, hacer la fotografía más hermosa y que a simple vista se vea que si es realista, que no es montaje ni efectos especiales. Encontrando una buena posición otro disparo se hace presente y los padres se retiran de la escena.

-Tomen esas dos ramas y hagan mover el pequeño lago – les oriento a dos de las chicas – Tamara, no estés nerviosa, relájate. Estas hermosa.

La sonrisa de Tamara se hace presente y por acto reflejo saco una toma de su sonrisa la cual está acompañada del resplandor del sol en su mejor posición.
Las chicas a las que ante había ordenado tomar las ramas y mover el agua están en su posición, por lo cual procedo a explicarle:

-Traten de hacer que el agua suba lo más alto posible sin que mojen a Tamara – digo, escucho las risas de los padres de Tamara.

-No quiero acabar mojada – dice Tamara en dirección a las chicas, la sonrisa en su cara delatándola de lo divertida que esta.

-Deben tener en cuenta que ustedes dos van a salir en la toma – digo en dirección a las chicas – Traten de hacerlo lo más rápido posible ya que sacare la foto 1/125, será una toma rápida y necesito que vallan juntas.

Ambas asienten y hacen lo que les pido. Luego de más de 30 tomas con sus acompañantes, tanto chicas como chicos, en las cuales Tamara no dejaba de sonreír, iba de camino a casa con una cámara en un bolso tratando de disimularla para que nadie se diese cuenta y me la quiera quitar. La delincuencia esta por todos lados.

Tengo que retocar las fotos y contactar a Max para que me diga que día tengo cita con Tamara y sus padres para elegir las fotos que irán enmarcadas. El trabajo de hoy estuvo perfecto, me atreví hasta a hacer un retrato de Tamara, sus ojos color verde con su vestido azul rey. Las tomas se basaron en siluetas, el efecto de congelamiento, tomas altas y de distancia hiperfocal.

Al llegar a casa, aun con la cámara en el bolso, abro el portón principal dejando a la vista el jardín principal y a una distancia un poco más al fondo la entrada principal. Cerrando nuevamente el portón e introduciéndome al camino que lleva a la entrada principal, saco la cámara del bolso y la cuelgo de mi cuello para luego abrir la puerta principal. La casa está sola como mamá me había avisado antes. Marco a la pizzería del centro de la ciudad y ordeno una pizza familiar, doy la dirección y cuelgo.

Luego de recibir la pizza, comer tres trozos y medio, chequear las fotografías del día de hoy, hacer los deberes del instituto y darme un largo baño, me acuesto en la cama.

Mi cuerpo me está gritando a los cuatro vientos que necesita un descanso, un año sabático o una vida sin estudiar. Las cosas en el instituto no van como me lo esperaba, los exámenes mensuales se han hecho presente, las secciones de fotos se han hecho abundantes y aun no tengo pareja. La mejor vida.

Luché y luché para no caer en los brazos de Morfeo, pero estos hicieron su trabajo y me sujetaron para llevarme consigo a los más lejos posible, un sueño con fotografías, ideas fotográficas, mi propio estudio, un mundo sin escuela.

*

La mañana estaba fría por lo tanto mi primera opción para vestirme fueron unos jeans, tenis y un tichert rojo el cual cubrí con el abrigo. Las clases no fueron de lo más normal, fueron rápidas, cosa que fue muy raro para todos. Ahora me encuentro en el centro comercial junto a Lehia, Chase y Chad ya que hoy es mi día de descanso del trabajo, bendecido sean los viernes. Que quede claro que no hay influencia con las compras, solo comer helado y unos buenos tacos antes de ir a casa.

Chase y Chad, como los estúpidos que son, se entretienen haciéndole bromas a las personas que nos pasan por el lado, ganándose cada uno un golpe en la nunca por parte de Lehia y ganándose una carcajada de mi parte.

-Chocolate – dijo Chase.

- ¡Qué asco! – su copia hiso una mueca de asco – El caramelo es mejor.

-Eres una copia barata – Chase le reprocha a su hermano – Se supone que deberías tener buenos gustos por haber nacido en la misma bolsa que yo. Eres una deshora.

-Chicos, elijan el sabor – Lehia los apura – Ya están asustando al pobre trabajador con su pelea para elegir el sabor de su estúpido helado.

- ¡Menta! – dijeron los dos a la par.

- ¿Es en serio? – digo, conteniendo la risa – Estaban discutiendo por chocolate y caramelo, pero al final los dos deciden menta. Llevamos quince minutos esperando a que elijan y ya tienen mareado al pobre heladero.

Los gemelos miran hacia el hombre de la heladería y les regalan una amplia sonrisa antes de señalar el helado de menta. La carcajada de Lehia se hiso presente en el momento en que el pobre chico se vio envuelto en la discusión de a quien darle el helado primero. Andar con los gemelos es pasar mucha vergüenza y a la vez pasar la mejor tarde.

- ¡Quiero probar tu helado! – Chad se acerca al helado de su hermano. Acto reflejo este lo aleja.

-Pero si son del mismo sabor, idiota.

-Pero yo quiero del tuyo – se queja – Además, por la simple razón de ser tuyo ya tiene algo diferentes. Déjame probar.

-Te dije que no, idiota – le grita Chase antes de correr hacia una de las salidas del centro.

-Nunca se puede esperar un día normal con ellos de compañía – le digo a Lehia al ver como Chad va detrás de su hermano.

-En eso te doy la razón, Robin.

*

Son las seis y cuarto en el momento en que poso un pie en la entrada de la casa. Anuncio mi llegada en el momento en que cierro la puerta detrás de mí, recibiendo un "Tenemos una conversación pendiente" de papá, el cual parece estar en la pequeña biblioteca de la casa, y un "Te tocan los platos de la cena" de mamá.

Al llegar a mi habitación mi móvil suena con la notificación de nuevos mensajes. Saco mis cuadernos con tareas y los coloco sobre la cama antes de ir al baño a tomar una ducha. Ya con mi pijama puesta, me dedico a hacer la tarea de historia, literatura y química.

-Robin, la cena ya está lista – escucho la voz de mamá desde la planta baja.

-Ya voy.

Antes de salir de la habitación escucho el sonido de mi móvil, el cual se encuentra sobre la cama, anunciando la llegada de un nuevo mensaje. Me acerco a la cama y ya con el móvil en mano me decido por abrir el mensaje de un número que no tengo registrado.

Desconocido:

"Me he robado una foto tuya, hermosa fotógrafa. Espero que no te importe."

Bajo el mismo Cielo⨇ (BEMC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora