Capítulo 3

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ANGÉLICA

—Nunca pensé que literatura se convertiría en mi nueva materia favorita—bromea Tania.

Las cuatro soltamos una carcajada.

—Creo que se acaba de convertir en la favorita de todo el colegio—le sigue el juego Daniela.

Nuevamente todas reímos.

En los shorts de licra que me puse está mañana debajo de la falda del uniforme y mi sostén —suelo quedarme así después de llegar de clase a menos que vaya a ir a algún lugar—, me siento sobre el colchón para minimizar la ventana de la videollamada con las chicas e ir en búsqueda de nuestro horario de clase en la carpeta del escritorio de mi laptop que ingeniosamente he nombrado «Colegio». Quiero saber qué días fuera de los lunes vemos al señor lindo.

—Los lunes y los martes se han convertido en los mejores días de la semana—comento mirando el horario, nos han asignado dos días seguidos clase de literatura.

—Que buena forma de empezar la semana—agrega Nicole.

—Pero hubiera sido mejor que nos tocara los lunes y los viernes—dice Tania encogiéndose de hombros—. Así hubiéramos tenido un buen inicio y fin de semana.

Eso es cierto.

—En cualquier caso, podemos verlo por ahí durante toda la semana—comenta Ana María—. En los descansos cuando le toque controlar disciplina o cuando le toque la entrada.

—En cualquier caso, la vida nos cumplió el deseo de tener un profesor guapo y tenemos todo un año para mirarlo a la distancia—digo casi como corrigiendo.

Porque, o sea, todas alguna vez hemos fantaseado con tener a un profesor lindo, es más, recuerdo que en algún momento del año pasado con las chicas hablábamos de cómo no teníamos a un solo profesor que nos resultara atractivo, y ¡boom!, este año tenemos a uno más que guapo. Y no es como que alguna vaya a terminar con él, ya lo he dicho, el hombre nos debe ver como unas niñitas. Pero podemos admirarlo a la distancia durante todo un año, y eso es más de lo que muchas chicas pueden decir que hicieron.

***

Hoy durante la reunión diaria con el director de grupo, también conocida como franja especial, hablamos sobre la elección de personero estudiantil. El señor Riascos, profesor de física — aunque él no nos da la clase a nosotros—, nos ha dicho que tenemos que escoger un candidato por nuestro curso y comenzar a trabajar en nuestra campaña. Tenemos que escoger un eslogan, una figura que nos represente, hacer nuestras propuestas y buscar la manera de ganarnos los votos de los estudiantes de décimo hacia abajo. Se lo toman muy en serio, apenas estamos a martes, segundo día de clase, y ya nos hablan de organizar todo eso. Y yo claramente no he dudado en presentarme como candidata.

—Yo apoyo a Angélica como nuestra candidata—dice Tania rápidamente.

—Claro que la apoyas, es tu mejor amiga—responde David con una risa.

—Que sea mi mejor amiga no quita que piense que es una muy buena opción para ser la candidata de once-c—contraataca.

Si algo he aprendido en estos diez años de conocer a Tania es que siempre tiene una buena respuesta.

— ¿Porque es bonita? —ahora la que interviene es Carolina—. Creo que tenemos que buscar más que eso.

—No sólo es bonita—comienza a defenderme Tania—, Angélica es muy inteligente y hay muchos en el colegio que la conocen porque participa en todo lo que puede, ahí ya tenemos votos ganados.

—Además, Angélica tiene una gran facilidad para expresarse en público—agrega Nicole.

—En ese caso, hay otros en el salón que también son bueno oradores—interviene Valeria.

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